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Alejandra Maida: "Todavía sigo esperando los llamados de los lunes para saber de mi fin de semana"

Docente titular de 3º grado en la Escuela Nº 3 del Instituto Félix Bernasconi, de Parque Patricios, abuela y todoterreno. "Estaba siempre atenta de las necesidades del otro", dice su hija Leila.

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. | CEDOC

“Todavía sigo esperando el llamado de los lunes para preguntarme cómo había pasado el fin de semana mis tres hijos, para invitarnos a pasear, tomar mates o cenar”, recordó con mucha nostalgia Leila Martínez, hija de Alejandra Maida, docente titular de 3º grado en la Escuela Nº 3 Ángel Golfarini del Instituto Félix Bernasconi, de Parque Patricios. Falleció el pasado 11 de junio.

“Siempre estaba pendiente de todos nosotros y nunca nos hizo faltar nada, a pesar de los golpes que le dio la vida”, completó, la única hija mujer que tuvo Alejandra, o Ale, como todos la conocían.  El grupo familiar de Alejandra se completa con Sebastián, el hijo mayor, Elio, el menor, y dos nietos más. Vivía en el barrio de Villa Soldati, en el sur de la ciudad de Buenos Aires.

De acuerdo con el relato de su hija, la misma dedicación que le prodigó a su familia se la brindó a sus alumnos del 3er grado de la Escuela Nro. 3 del Instituto Félix Bernasconi, de Parque Patricios. “Estaba al tanto de todo lo que les pasaba a sus alumnos, sobre todo si comían bien. Muchas veces llegó a comprarles algo en el buffet de la escuela. Tenía mucha llegada con las familias, también. Estaba muy atenta en las necesidades del otro”, rememora Leila.

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La mejor evidencia de esta relación con la comunidad educativa del Bernasconi quedó en evidencia el pasado 14 de junio cuando se le realizó un homenaje en la puerta de la escuela de Parque Patricios. “Los chicos le dejaron cientos de cartas y ramos de flores. Quedaron muy golpeados con lo que ocurrió. Las madres también se hicieron presentes en el homenaje, que también se repetirá el próximo Día del Maestro”, explica la hija, que siguió los pasos de su madre y también es docente.   

Alejandra dio positivo los primeros días de junio. No llegó a internarse ya que al no tener síntomas graves, se aisló en su casa, en la que finalmente falleció el 11 de junio. “Durante los días que estuvo aislada no quería que me acercara. Temía que me contagiara o llevara el virus a mi casa”, señala Leila. “Tenía miedo que mis tres hijos, Román, Agustina y Esmeralda, que fueron sus primeros nietos, se contagiaran. Ella siempre era así. No dejaba nada librado al azar”, completa, sin ocultar su tristeza.