Más de veinte años atrás caía el mayor símbolo que representa la división política del mundo entre capitalismo y comunismo. La noche del 9 de noviembre de 1989, los alemanes ‘del este’, armados con martillos, picos, y lo que tuvieran a su alcance, derribaron el Muro de Berlín que los había separado de Occidente por 28 años.
La mayoría de las piezas del Muro se repartió a lo largo del planeta, y según una reciente investigación, hay bloques en más de 40 naciones. En Argentina se emplaza uno de los tramos más extensos y mejor conservados del mundo, y se encuentra en el edificio de Editorial Perfil, ubicado en el barrio de Barracas.
“En noviembre de 1989, un jueves previo a la salida de la Revista Noticias, cae el Muro de Berlín, y me pareció muy simbólico que que justo estábamos en el nacimiento de la publicación, y, que sucediera un hecho de tanta relevancia para la libertad de expresión, porque no hay que olvidar que el Muro se construyó inicialmente para los que de un lado no pudieran ver lo que pasaba del otro”, explicó el CEO de Editorial Perfil, Jorge Fontevecchia.
“Se me ocurrió que sería muy importante para Argentina tener una parte del Muro de Berlín, y por eso llamo al embajador de Alemania oriental en ese momento, y le cuento y me dice que iba a consultar con su Cancillería. A la semana me llama y me dice que ellos no estaban entregando partes del Muro de Berlín, pero que podían hacer una excepción si nosotros, a cambio, construíamos una escuela”, detalla.
“La loca economía de los países de la cortina de hierro, donde la moneda no valía nada, en ese momento, una escuela costaba 10 mil dólares, y el flete de los bloques del Muro desde Berlín hasta Hamburgo y desde allí en barco hasta Buenos Aires, costó más”, recuerda Fontevecchia.