“Es verano en Ucrania y espero sentado en la vereda”, así comenzó la travesía de un argentino que logró reunir a dos familias que fueron separadas por la guerra hace más de 20 años.
Mientras llevaba adelante el proyecto "La Ruta de las Bobes", el fundador del Club de Viajeros, Rulo de Viaje, fue el encargado de poner en marcha una de las más insólitas misiones que se puede encontrar alguien durante un viaje a Europa: hallar a personas ucranianas que habían viajado a Argentina durante la guerra y perdieron contacto con sus parientes.
Es verano en Ucrania y espero en sentado en la vereda. Un tipo me mira desde un balcón. Tiene cara de odia turistas.En unos minutos me va a preguntar de donde soy, q hago ahí.Y ya no va a haber vuelta atrás. En menos de 24hs vamos a recuperar una historia q se perdió hace 80 años pic.twitter.com/pGXtfrkGrI
— Rulo de viaje (@Dan_Lande) March 5, 2022Esto no les gusta a los autoritariosEl ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.Hoy más que nunca Suscribite
“Para mí, hasta hoy las familias se buscan en Europa, no en América”, explicó el creador de contenido al manifestar en Twitter su desconcierto con la situación.
A 80 años del comienzo de la Segunda Guerra Mundial
La investigación de la familia ucraniana y Rulo de Viaje
Rulo de Viaje llegó al edificio de su Airbnb que se encontraba en una callecita empedrada de un barrio de Lviv, algo muy normal durante un viaje a Europa. Sin embargo, la situación dio un drástico giro cuando un propietario del mismo edificio supo que era argentino y aún mejor, de Buenos Aires.
Se me revela una nueva realidad. Que existe gente de este lado del mundo que busca los rastros de aquellos que se fueron ¿cómo se imaginaran estos ucranianos a sus parientes argentinizados? ¿cómo imaginaran la vida en Buenos Aires?
— Rulo de viaje (@Dan_Lande) March 5, 2022
“Mochilas, gritos, el hall oscuro. Una especie de esperando la carroza versión Ucrania. Ivan, así se presenta, me habla. Su hija traduce al inglés. Me cuenta que tienen familia en la Argentina. Se fueron durante la guerra y perdieron el contacto”, relató el viajero.
Automáticamente, el joven se comprometió a colaborar en la búsqueda, pero advirtió que no iba a ser una tarea para nada sencilla dado los años que habían transcurrido. Al día siguiente, la familia ucraniana invitó a merendar al joven y a su hermana y comenzaron su papel de detectives para encontrar algún indicio que haga más fácil la búsqueda.
“Con mi hermana revisamos los dorsos de las fotos, buscamos fechas de llegada. Probamos en el Cemla en un rango de años y ahí están, encontramos el barco, sus nombres, el ingreso”, narró.
Así, la esperanza comenzó a crecer, ya que, en 15 minutos, lograron avanzar “más que ellos en 20 años”. Luego de eso, encontraron una foto con una inscripción en español, estaban cada vez más cerca de sus familiares.
Llegó a la Argentina la primera familia de ucranianos que se escapan de la guerra
“Para mi abuelo y abuela, muchos abrazos y cariños. Firma: Miguel”, decía la frase escrita, a la que Rulo definió como una “revelación” y el “punto de quiebre” de toda la investigación.
El reencuentro familiar después de décadas
A pesar de que esa carta fue la última que llegó desde la Argentina, el viajero y su hermana no se rindieron, comenzaron a buscar por redes sociales y Google todas las variantes posibles de los nombres.
Hasta que, de repente, encuentran en Facebook a una señora llamada Mirta Dilny, el mismo nombre de la persona buscada por Iván. “¿Es ella? no sé, no tiene foto de perfil. Estamos los 4 acelerados, encima de la computadora. Scrolleamos. Nunca 'stalkee' tanto a nadie como a ella”, señaló el creador de contenido.
La historia continuó: “Pasamos ocho mil gatitos, hasta llegar a una imagen, una foto en blanco y negro. Una mujer joven que es igual a una de las fotos de la mesa. Ivan pega un salto, sirve más vodka”.
Rulo no lo dudó y escribió un mensaje en Facebook para Mirta, texto que tardó una semana en responder. A los siete días, el viajero recibió un mensaje de la familia que había ayudado: “¡Mirta respondió! pudimos hablar con Google traslate, quedamos en hacer una videollamada familiar”.
“La familia quedó unida otra vez”, cerró Rulo de Viaje y así otra historia de guerra y reencuentros.
RdC/FL