Grandes cambios y crisis sucedieron en la vida de los humanos durante el confinamiento y la pandemia de Covid-19. Desde divorcios, problemas económicos y empresas que colapsaron a muchas historias de aquellos que se transformaron para iniciar un nuevo camino que terminó por mejorar sus vidas. El segundo recorrido fue el que tomó el ahora tiktoker más famoso del mundo, Khaby Lame.
En marzo del 2020, con 20 años, el joven que vive en Italia pero que es de origen senegalés perdió su empleo en la fábrica de Chivasso donde trabajaba y tuvo que mudarse a la casa de sus padres. Desocupado, comenzó a subir videos a TikTok con una premisa muy sencilla. Khaby tomaba grabaciones ya virales donde se mostraban trucos insólitos o situaciones disparatadas y las respondía con soluciones concretas y sencillas. A sus creaciones le fue sumando su talento gestual y una pequeña producción relacionada con sus vestuarios.
La fórmula, donde Khaby juega mucho con la mímica ya que no pronuncia una sola frase, lo llevó a la fama mundial. En varias entrevistas él mismo ha reconocido que la clave de su éxito se basa en la sencillez y en la posibilidad que brindan sus videos de ser entendidos sin importar el idioma que se hable.
Para sus primeras producciones usó su viejo teléfono que apoyaba sobre una botella de plástico. Pero cuando vio que sus números crecían sin parar, empezó a sofisticar más su sistema. Con el objetivo de hacer “feliz a la gente”, Lame logró sumar 142 millones de seguidores en TikTok. Sus impresionantes estadísticas no se detienen solo en esta red social. En Instagram el joven, que ahora tiene 22 años, cuenta con 78 millones de seguidores y en Twitter con 177 mil seguidores.
Más seguido que Mark Zuckerberg
Para poder dimensionar estos números basta con decir que a este tiktoker lo mira la misma cantidad de personas que vive en Brasil. Hoy es uno de los perfiles más seguidos del mundo y supera a personalidades como Mark Zuckerberg. ¿Lo esperaba? Khaby ha dicho en reiteradas oportunidades que no.
“Desafortunadamente, yo perdí el trabajo, pero eso le pasó a mucha gente. Cuando me despidieron y tuve que quedarme en casa, finalmente pude hacer lo que quería y concentrarme en lo que me gusta, hacer vídeos, hacer reír a la gente”, detalló tiempo atrás al diario El País.
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Su equipo, que antes estaba conformado sólo por el mismo, se agrandó. Para trabajar a semejante escala tiene a su representante, cámaras y productores. Sin embargo su línea es muy clara y se basa en el respeto.
A pesar de ser el tiktoker más famoso del planeta aún no tiene el pasaporte o la ciudadanía italiana. Las duras leyes migratorias del país europeo lo han limitado a la hora de viajar y de obtener visas. Un problema que él quiere visibilizar y para el cual no busca recovecos. Que su camino sea como el de todos los senegaleses que están en su situación: “Si me dan la nacionalidad a mí, aún quedarán millones de personas que están luchando por conseguirlo”, remarcó en la misma entrevista con el medio español.
MCP
