La Suprema Corte de Justicia bonaerense deberá decidir si libera o mantiene preso a Carlos Eduardo Robledo Puch, el mayor asesino serial de la historia argentina. El Tribunal de Casación Penal de la provincia hizo lugar a un pedido de la defensa para que se considere "extinguida" la pena de reclusión por tiempo indeterminado.
La resolución de Casación fue adoptada en las últimas horas por los jueces de la Sala III, Ricardo Borinsky y Víctor Violini, quienes consideraron "admisible" el planteo para que el máximo tribunal se expida sobre el rechazo al pedido de libertad denegado por esos magistrados en mayo de este año, según consignó la agencia Dyn.
En su dictamen anterior Borinsky y Violini manifestaron que Robledo Puch no reunía "las condiciones para el reingreso al medio libre" porque carecía de "mentalidad reflexiva del accionar trasgresor, reconociendo tan solo ser autor de los robos cometidos con el fin de ayudar a los más necesitados".
Sin embargo, la defensa presentó un recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley contra esa resolución, que fue aceptado por los mismos jueces, por lo que ahora será la Suprema Corte la que deberá definir si hace lugar al reclamo de libertad.
Los abogados de Robledo Puch insisten desde hace varios años con que el condenado cumplió la pena a reclusión perpetua impuesta en el juicio de 1980 y que la accesoria de reclusión por tiempo indeterminado que se le impuso es "inconstitucional".
Si ahora la Corte provincial falla a favor del detenido, quien permanece en la cárcel de Sierra Chica desde hace 43 años y 7 meses, el múltiple homicida podría recuperar la libertad, aunque sería bajo la modalidad de "condicional". En caso de obtener ese beneficio, deberá conseguir un lugar de residencia.
Robledo Puch, apodado "El ángel de la muerte", fue detenido en 1972 y condenado en 1980 a reclusión perpetua, más la accesoria por tiempo indeterminado, por 10 homicidios agravados, un homicidio simple, 17 robos y dos casos de abuso deshonesto, todos cometidos entre mayo de 1971 y febrero de 1972. Entre las víctimas figura un cómplice del criminal, al que mató de un balazo y quemó con un soplete después de un robo.
