Los cadáveres de Angel Chame e Hiladia Vallejos fueron hallados en el interior de una casa ubicada a metros de la Ruta 2, a la altura de Icaño, un pueblo catamarqueño de poco más de dos mil habitantes. La mujer, de 70 años, recibió el disparo de una escopeta de perdigones en la cabeza; y una puñalada en el cuello terminó con la vida de su esposo, de 76 años. Los asesinos ingresaron por la puerta trasera, mataron a los ancianos y escaparon con joyas, dinero y celulares.
Encerrado en una de las habitaciones de la casa, el nieto del matrimonio –no vidente y con discapacidad motora– fue testigo del doble homicidio. La policía lo encontró cuando volvieron al domicilio por pericias. También notaron que estaban frente a un cocina de cocaína. En un baño hallaron, sobre un estante precario de madera, diferentes cajas aseguradas con cinta de embalar, que contenían envases de vidrio y plástico con acetona, éter sulfúrico, ácido clorhídrico, ácido sulfúrico, amoníaco, bolsas de manitol y otra con 289,3 gramos de cocaína. En otra habitación, encontraron barriles con otros precursores.
“Remitente Ferromet SA. Con destinatario Barakat Barakat”, la etiqueta adherida en uno de los empaques llevaría, seis años después, al fiscal Santos Edgardo Reynoso y a la Procunar, a cargo de Diego Iglesias, hasta la puerta de dos de los más importantes traficantes de precursores químicos y sustancias de corte del país, según indicaron fuentes judiciales a PERFIL. Creen que integrarían, además, una organización interjurisdiccional.
Se trata de los hermanos sirios Barakat Barakat y Fadel Barakat, dos empresarios millonarios que hicieron pie en Salvador Mazza, muy cerca de la frontera con Bolivia. Los acusan de obtener sustancias adulterantes y desviarlas a cocinas de estiramiento de cocaína en el norte del país, entre ellas, la modesta casa en Icaño, la escena del doble crimen ocurrido el 10 de diciembre de 2010.
A mediados de julio pasado, Gendarmería los detuvo y allanó sus domicilios. Encontraron lujo, autos y armas de distintos tipos. Incautaron cuatro vehículos de alta gama, más de 400 mil pesos, y más de 83.395 kilos de bicarbonato de sodio, una sustancia que se utiliza para estiramiento o corte de cocaína, y que exportaban a Bolivia.
La casa de Barakat Barakat cuenta con jacuzzi, pileta climatizada y gimnasio propio. Los gendarmes secuestraron en esa vivienda un Chevrolet Cruze, un Camaro SS y un Ford Mondeo. Una pistola Glock 9 mm., una escopeta tiro a tiro de dos cañones superpuestos y un fusil de repetición CZ, 3.081 bolsas de bicarbonato, 427.900 pesos y varios celulares. En la casa de Fadel, más modesta, incautaron un Chevrolet Vectra y 6.370 cajas de bicarbonato de sodio.
La semana pasada, el juez subrogante Ricardo Moreno los procesó con prisión preventiva, ante el peligro de fuga, y les impuso un embargo de 500 mil pesos a cada uno.
Si bien cuentan con residencia temporaria –que permite a los extranjeros trabajar y residir en el país por dos años– Barakat Barakat destacó en su indagatoria que “hace 15 o 20 años soy comerciante en la frontera”. Desde su arribo, renovaban el permiso. Los hermanos tendrían un cómplice, quien les aportó la fachada del negocio ilícito: “Venta al por mayor de productos farmacéuticos y veterinarios”.
Durante la audiencia, el menor de los hermanos se defendió: “Es común la venta de bicarbonato en la zona donde vivo y cualquiera le dará el uso que quiera”.
No consta en la causa, pero los investigadores no descartan vínculos de los sirios –inscriptos en la AFIP– con el terrorismo. En una segunda etapa, pondrán la lupa sobre su patrimonio.
Barakat declaró, además, que sus socios argentinos le facilitaron un “poder general” para “gestionar todo” ante la Aduana para ingresar camiones al país con sustancias y granos.