La flexibilidad y la libertad que ofrece ser chofer de taxis son las razones que más destacan las aspirantes. Si bien la ventaja de una salida laboral inmediata resulta un atractivo, la jornada habitual de 12 horas y el temor a pasar por situaciones de inseguridad, como robos o acoso, genera que muchas lo vean como una salida a corto plazo.
En general, las interesadas que eligen este rubro son soporte de familia, con dos o tres hijos a cargo. “Tenemos compañeras que estuvieron mucho tiempo casadas sin trabajar y ahora necesitan un ingreso. Con el taxi te sacas un registro y empezás”, dice Natalia Gaitán Presidenta de la Cámara de Mujeres Taxistas de Rosario.
Para Omar Viviani, al frente del Sindicato de Peones de Taxis de la Ciudad, la ventaja del empleo es que se puede combinar con otras actividades. Hay madres choferes que tienen el auto a cargo entonces llevan a sus hijos a la escuela, al médico o van al supermercado y luego salen a trabajar, señala.
Si bien este oficio, comparado con otros empleos formales, brinda una mayor libertad para manejar los tiempos en forma personal, lo cierto es que para poder llevar el dinero necesario para sostener un hogar, hay que cumplir un horario extenso porque, de lo contrario, no reditúa económicamente.
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La calle está difícil
El sector perdió un 40% de los viajes en los últimos años, de trasladar alrededor de 1.800.000 pasajeros diarios, hoy esa cifra se redujo a 1.200.000 los primeros días del mes y desciende en las segundas quincenas. El poco dinero circulante y la competencia con otros sistemas alternativos como Uber, Cabify o SARA LT, se adjudican, por parte de los entrevistados, como una baja en la actividad. En la ciudad de Buenos Aires de los 39.417 conductores de taxi, sólo 746 son mujeres. Las interesadas que se anotaron en la convocatoria lanzada por el Gobierno de la Ciudad el pasado febrero, ya finalizaron el curso obligatorio que incluye una prueba de manejo, exámenes psicofísicos y conocimientos sobre seguridad vial. Si bien, hasta el momento egresaron 27, la convocatoria prevé incorporar 2000 trabajadoras al sistema. Todavía queda un largo camino por recorrer.
A pesar de estos programas de promoción, el cupo femenino en la prestación de transporte público sigue siendo bajo. Las trabajadoras apuestan a ocupar lugares claves para revertir esta situación. Experiencias como la creación de la Cámara de Mujeres Taxistas de Rosario, que intenta abrirse paso en Córdoba, o la apertura de una secretaría de la mujer a cargo de Viviana Fernández en el Sindicato de Peones de Taxis, que incorporó por primera vez revisoras de cuentas, congresales y vocales, son algunos ejemplos.
“Por primera vez tenemos un espacio propio y queremos adaptarlo a nuestra inclusión en el mundo del taxi con proyectos como guarderías, baños para ellas o la edad jubilatoria”, manifiesta Fernández. Hay casos de mujeres que eligen esta tarea como una salida laboral pero, además, como terapia. A muchas que pasaron por situaciones de violencia de género les cambió la vida, además de brindarle una posibilidad económica.
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Las preocupaciones de la mujer taxista
La exposición al riesgo de tener un accidente de tránsito o la posibilidad de ser robadas o agredidas también es mencionada por muchas aspirantes. El maltrato, la discriminación, la condescendencia por parte de sus pares o el miedo a ser acosadas, son los principales temores que expresan las conductoras que están en ejercicio.
Hay un sistema de agresión que va en contra nuestra porque hay compañeros que nunca aceptaron que haya mujeres dentro del transporte público, no nos visibilizan, ni acompañan para trabajar todos juntos, denuncia Gaitán. Quien además señala casos de compañeras violentadas en Rosario, donde hay 400 conductoras inscriptas.
Por su parte, Viviani manifiesta que no es tan así. “Los compañeros cuidan y protegen a las taxistas. Puede pasar pero no creo que sea una tendencia”, dice. “Seguramente estén aquellas que abandonen la actividad porque produce un gran estrés pero no por miedo al acoso porque este existe en la calle, arriba de los colectivos, en el tren, en la vía pública o en el taxi”, concluye.
Las pasajeras que eligen viajar con mujeres al volante destacan que se sienten más tranquilas, lo mismo les sucede a las choferes cuando las transportan. Aunque afirman que hay hombres que generan tranquilidad porque elogian la destreza en el manejo del auto y son educados.
El 90% de las taxistas trabajan de día. Hay viajes a ciertas zonas peligrosas de la ciudad o el gran Buenos Aires que por miedo al asalto, las evitan. Si perciben apariencias sospechosas deciden no subir a un pasajero, como medida de precaución. Las choferes resisten a masculinizarse para que se las respete y continúan abriéndose camino en el negocio.
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A considerar
- Para ser taxista se requiere ser mayor de 21 años, tener como mínimo un año de antigüedad en el registro particular. Rendir una prueba de manejo y una vez aprobada esta, expedir un certificado de reincidencia criminal. Anualmente se debe rendir un curso de profesionalización obligatorio.
- Actualmente existen aplicaciones específicas como She Taxi, y otras apps, que ofrecen como opción el servicio de choferes mujeres.