Once hermanos cordobeses, de entre 1 y 19 años, atraviesan una realidad complicada: perdieron a su mamá por un cáncer hace pocos días, y su papá tiene prisión domiciliaria y no puede salir a trabajar. Para subsistir, el hombre amasa pan y facturas y luego sus hijos mayores; su madre y su suegra las venden en el barrio Villa Rivera Indarte en donde viven. Una de las abuelas de los chicos pidió ayuda y su historia llegó a los medios locales.
La familia Vega recibió hace cinco meses la noticia de que Paola de 36 años, madre de los chicos, tenía un cáncer oculto que ya había hecho metástasis en todo su cuerpo. "Mis nietos están quebrados, la mamá murió a causa un cáncer fulminante", explicó Sandra, suegra de la mujer que falleció el lunes 27 de mayo, en diálogo telefónico con PERFIL.
"Sumado a eso, a mi hijo lo suspendieron de la empresa de micros donde trabajaba como chofer. En un operativo en Salvador Mazza lo paran y encuentran droga en el vehículo que no se supo de quien era, y los llevaron presos a él y al compañero. Por este hecho, estuvo cinco meses preso en Tucumán y ahora está con prisión domiciliaria y por eso se encuentra imposibilitado de salir a trabajar", explicó a este medio la abuela de los chicos.
Los chicos son siete varones, de entre 1 y 17 años y las cuatro mujeres de 8 a 19 años.
Los chicos asisten a la escuela y ayudan en su casa como pueden, pero todo se les hace cada vez más difícil. Su papá elabora pan y facturas con unas máquinas que le prestaron y los vende en el barrio, con la ayuda de sus familiares. Sin embargo, no llega a cubrir con lo que gana para los gastos básicos. "Ojalá le dieran un subsidio a los chicos hasta que mi hijo pase esta situación, porque muchos me dicen 'por qué su hijo no sale a trabajar', y la verdad es que no lo hace porque no puede. Le han ofrecido trabajos pero no puede salir. Yo tengo una pensión de $7 mil porque soy viuda y con lo poco que tengo los ayudo", agregó la mujer.
Sandra detalló cómo afectó la reciente pérdida de la madre de familia: "Mi nuera le pudo hablar a cada uno de sus hijos y decirle lo que le deseó a cada uno de ellos, ni se quejó durante la enfermedad, era como una hija para mi y yo le prometí que iba a estar siempre".
Repercusión. A raíz de una entrevista que dieron con el medio local El Doce TV, la abuela contó las repercusiones —buenas y malas— que tuvo luego de que se conociera la situación que atraviesan sus nietos: "Gracias a la difusión que le dieron los medios locales a la noticia, hemos recibido ayuda y estamos totalmente agradecidos".
"He leído mensajes de gente que se preguntaba por qué habían tenido tantos hijos, o por qué no se hizo ligar las trompas mi nuera, y la verdad es que a ellos le gustaban los chicos. Cuando mi hijo trabajaba de chofer los podía mantener, nunca pidió nada salvo a Anses, donde solicitó la pensión que otorgan por tener más de siete hijos y nunca se la dieron. Ningún funcionario local se comunicó conmigo, nadie del municipio respondió nada", lamentó
"Jamás vamos a desprendernos de ellos ni queremos dar en adopción a ninguno", dijo Sandra
"Hubo gente que se acercó a traer alimentos no perecederos; ropa y calzado; algunos colchones. Nosotros restauramos y arreglamos todo porque somos gente humilde. También nos llamó gente para adoptar a los chicos, pero nosotros jamás vamos a desprendernos de ellos ni queremos dar en adopción a ninguno. Si tienen que comer polenta y tomar mate cocido lo harán, pero estarán todos juntos", concluyó la mujer.
*Para poder ponerse en contacto con la familia, Sandra brinda un teléfono de contacto: 0351-153360557.