Uno de cada tres niños menor de cinco años está desnutrido o sufre sobrepeso en el mundo, lo que puede acarrear problemas de salud durante toda la vida, advirtió este martes un informe de UNICEF. Unos 227 millones de niños están afectados por estos problemas alimentarios, de los 676 millones que había en el mundo en 2018, calculó el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), en el mayor informe sobre este asunto publicado en 20 años. Además unos 340 millones, es decir, la mitad, sufren carencias alimentarias.
La globalización de los hábitos alimentarios, la persistencia de la pobreza y el cambio climático están provocando que un número creciente de países acumule esta "triple carga" - desnutrición, sobrepeso y carencias -, según el informe. "Muchos países en América Latina, Asia del Este y el Pacífico creían haber relegado la malnutrición a los problemas del pasado, pero ahora descubren que tienen un problema nuevo muy importante", explicó Victor Aguayo, jefe del programa de nutrición de la agencia.
Aguayo puso como ejemplo México, donde "todavía hay una gran proporción de niños desnutridos y al mismo tiempo hay ahora una gran pandemia de sobrepeso y obesidad infantil, considerada una emergencia nacional por el gobierno". "La manera en que entendemos y respondemos a la malnutrición debe cambiar: no se trata de dar solamente a los niños suficiente comida, ante todo hay que darles la buena alimentación", dijo por su parte Henrietta Fore, directora de UNICEF, en un comunicado que acompaña el informe.
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"Para cada niño y adolescente en cualquier parte, la comida es vida, un derecho fundamental y la base de una nutrición saludable y un desarrollo físico y mental sano", sostiene Fore, en el prólogo del último 'Estado Mundial de la Infancia 2019' que en esta ocasión lleva por título 'Infancia, alimentación y nutrición: creciendo bien en un mundo cambiante'.
Según Fore, "demasiados de nuestros niños y jóvenes no están recibiendo las dietas que necesitan, lo cual está lastrando su capacidad para crecer, desarrollarse y aprender con su pleno potencial".
La desnutrición sigue siendo el principal problema, al afectar a los pequeños cuatro veces más que el sobrepeso. El número de niños que no recibe suficiente comida respecto a sus necesidades nutricionales retrocedió un 40% entre 1990 y 2005, pero prevalece como un problema mayor en muchos países, especialmente en África subsahariana y en Asia del Sur.
"Hambre escondida"
Según Unicef, 149 millones de niños en el mundo son demasiado pequeños para su edad (retraso de crecimiento debido a una malnutrición crónica) y 50 millones demasiado delgados respecto a su estatura (emaciación, relacionada con una malnutrición aguda y/o a un problema de absorción de nutrientes).
La oficina señala además que unos 340 millones de niños sufren un "hambre escondida", puesto que reciben el número de calorías suficientes pero carecen de minerales y vitaminas indispensables para su desarrollo, como hierro, yodo, vitamina A y C, debido sobre todo a una falta de frutas y verduras y de productos de origen animal. Estas carencias pueden tener consecuencias físicas severas (sistema inmunitario deficiente, problemas de vista o de audición) e intelectuales.
La obesidad en los países pobres
Paralelamente, el sobrepeso y la obesidad se desarrollan rápidamente, con 40 millones de niños pequeños afectados, incluido en los países pobres. Mientras que este problema era prácticamente desconocido en países con ingresos bajos en 1990 (únicamente 3% de estos contaban con más de 10% de niños pequeños con sobrepeso), tres cuartas partes de estos Estados se enfrentan ahora a esta situación.
"Antes se creía que (...) el sobrepeso y la obesidad eran la malnutrición de los ricos, pero ya no es el caso"; según Aguayo, médico especialista en salud pública. "Las diferentes formas de malnutrición coexisten cada vez más en un mismo país (...) y a menudo en un mismo hogar", con una madre con sobrepeso y un hijo desnutrido, por ejemplo, agregó este experto.
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También se pueden dar en un "mismo individuo a lo largo de las diferentes edades", puesto que una malnutrición infantil es un factor de riesgo de sobrepeso y obesidad en la edad adulta, una situación estrechamente relacionada con la pobreza: afecta más a los países pobres y a las poblaciones en situación precaria de los países ricos.
Ante esta grave situación, Unicef insta a los gobiernos a promover los alimentos necesarios para una dieta equilibrada y a actuar para que sean accesibles económicamente. También llama a reglamentar la publicidad de la leche infantil en polvo y la de bebidas azucaradas, así como a desarrollar un etiquetado nutricional de alimentos "fácilmente comprensible", para ayudar a los consumidores a elegir mejores productos para la salud de sus hijos y la suya propia.
¿A qué se debe esta situación?
Uno de los principales motivos para esta "triple carga de la malnutrición" es que dos de cada tres niños en el mundo no ingieren la dieta mínima recomendada que garantice su crecimiento y desarrollo saludables.
Así, solo dos de cada cinco niños menores de 6 meses reciben lactancia materna exclusiva, como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), pese a que con ello se podría salvar a 820.000 niños en el mundo cada año. Como resultado de este hecho, la venta de leches de fórmula ha aumentado un 41 por ciento a nivel mundial y un 72 por ciento en países de renta media como Brasil, China o Turquía entre 2008 y 2013.
Según el informe, el 44 por ciento de los niños de entre 6 y 23 meses no ingieren frutas o vegetales y el 59 por ciento no comen huevos, productos lácteos, pescado o carne. En el caso de los hogares más pobres y en las zonas rurales, solo uno de cada cinco niños de esta edad recibe la dieta mínima recomendada.
En el caso de las ciudades, muchos niños pobres viven en lo que se conoce como 'desiertos alimentarios', donde no es fácil acceder a opciones saludables de alimentación, o en 'pantanos alimentarios' en los que tienen ante sí una abundancia de alimentos altamente calóricos, con pocos nutrientes y comidas procesadas.
Por último, el informe advierte que el 42 por ciento de los adolescentes consumen bebidas carbonatadas al menos una vez al día y el 46 por ciento ingieren al menos una vez por semana comida rápida. En el caso de las familia más pobres, se ven abocadas a elegir alimentos de peor calidad pero que cuestan menos.
Los efectos del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y los daños al agua, el aire y el suelo están empeorando las perspectivas nutricionales de millones de niños y adolescentes, especialmente los más pobres, precisa UNICEF, que sostiene que "las dietas pobres son actualmente el principal factor de riesgo" para las enfermedades a nivel mundial.
La noticia en números
— Uno de cada tres niños en el mundo presenta malnutrición en una de sus tres formas: desnutrición, deficiencia de vitaminas y minerales, y sobrepeso.
— Unos 149 millones se enfrentan a desnutrición crónica -baja estatura para su edad- y casi 50 millones padecen desnutrición aguda.
— Hay 340 millones que se enfrentan a la llamada 'hambre oculta' y el número de menores obsesos sigue en constante crecimiento.
— La obesidad entre los niños y adolescentes aumentó de forma acusada entre 2000 y 2016, pasando de representar a uno de cada diez a ser en la actualidad uno de cada cinco los que presentan este problema.
— Los niños obesos pueden terminar desarrollando a edad temprana diabetes de tipo 2, además de sufrir estigmatización y depresión. UNICEF también advierte de que puede desembocar en adultos obesos, con las consecuencias económicas y sanitarias que ello conlleva.
— Dos de cada tres niños en el mundo no ingieren la dieta mínima recomendada que garantice su crecimiento y desarrollo saludables.
— Dos de cada cinco niños menores de 6 meses reciben lactancia materna exclusiva, como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).
D.S.