Que las mujeres pudieran votar y, más aún que la sociedad comprendiera que tenían derechos, fue una lucha de varias décadas en Argentina.
Justo es decir que a instancias del entonces gobernador Domingo Faustino Sarmiento, en 1864 fue San Juan la primera provincia argentina que promovió el voto femenino para las elecciones municipales.
Pero fue un hecho aislado. Hubo que esperar algunos años más para que, entre las filas de los nuevos partidos políticos que latían en el país, el tema comenzara a discutirse.
Y comenzaron a hacerse oír varios nombres que hoy ya son famosos: Elvira Rawson, Alicia Moreau de Justo, Julieta Lantieri y tiempo después, Eva Perón. Ellas no fueron las únicas que se dieron cuenta e impulsaron, cada una en su propio ámbito, la necesidad de una lucha común.
Las primeras agrupaciones de mujeres en pos del reclamo de sus derechos nos remontan hasta los albores del siglo XX.
La Asociación de Universitarias Argentinas, el Centro Juana Manuela Gorriti, el Centro Socialista Femenino, el Centro Femenino Anarquista, el Centro Feminista de Buenos Aires, el Comité Feminista radical y la Liga de Mujeres Librepensadoras asomaron entre 1902 y 1905.
El Voto Femenino
La sanción de la Ley Sáenz Peña que consagró el voto secreto y obligatorio no pensó en las mujeres, faltaba el 50%, que llegó cuando el socialismo y el radicalismo llegaron al Congreso de la Nación y con presencia mayoritaria en la Cámara de Diputados, no tardaron en aparecer los proyecto de ley que otorgaban el derecho al voto para las mujeres.
Fue Alicia Moreau de Justo, en 1907, cuando reclamó enfáticamente el derecho femenino al voto. Y no fueron sólo palabras: fundó el Comité Pro Sufragio Femenino, fuertemente resistido por los conservadores y la Unión Cívica Radical. El tema sin embargo no murió.
Los radicales tuvieron oportunidad de retractarse y lavar sus pecados en 1919, cuando el diputado Rogelio Araya presentó en su Cámara el primer proyecto al respecto. Fue aprobado en la Cámara de Diputados, pero encontró un muro en las bancas conservadoras de la Cámara de Senadores.
Apenas tres años más tarde, Santa Fe dio un gran empujón al tema, al aprobar, en 1921, el derecho a voto a las mujeres para las elecciones locales.
En 1927, la pionera Santa Fe amplió el derecho a voto femenino de la esfera municipal al ámbito de la gobernación.
En 1930, la década infame y la dictadura borraron de un plumazo todas las conquistas.
Voto Femenino convertido en Ley 13.010
El fin de la Segunda Guerra Mundial reavivó el tema. Con Eva Duarte, la primera presidencia de Perón impulso políticamente el tema. El 26 de junio de 1946, el entonces mandatario habló de los derechos políticos de la mujer en el discurso de inauguración de sesiones en el Congreso.
El 19 de julio de 1946, el Senador por Mendoza Lorenzo Soler presentó un proyecto de Ley de Derechos Políticos para la Mujer.
Se aprobó el 21 de agosto de ese mismo año y, pasó en revisión a la Cámara de Diputados. Trece meses más tarde, el 9 de Septiembre de 1947 ese proyecto fue sancionado por el Poder Ejecutivo Nacional y convertido en Ley N° 13.010 el 23 septiembre de ese año.
La sanción de la Ley fue coronada por un gran acto público en el que el Ministro del Interior Ángel Borlenghi –socialista y sindicalista- le entregó una copia de la Ley a Eva Perón en su carácter de “abanderada de la mujer argentina”.
Ley Evita
Cierto es decir que tanto Eva Duarte como el diputado Alcides Montiel fogonearon mucho el proyecto, razón por la cual la ley 13-010 se conoce también como Ley Evita, aunque fueron muchas las mujeres que remaban en esa dirección.
El día de la promulgación de la Ley 13010, el 23 de septiembre, fue a partir de entonces el Día Nacional de los Derechos Políticos de la Mujer. Significó un reconocimiento de la igualdad de derechos políticos de las mujeres: el derecho a votar en elecciones, a ser candidatas y a ejercer cargos políticos en todos los niveles del aparato estatal.
Ese día, Eva Perón declamó en el balcón que daba a la Plaza de Mayo:
"Mujeres de mi patria: recibo en este instante de manos del gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo entre vosotras con la certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas, sintiendo jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria. Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de pocos artículos, una historia larga de luchas, tropiezos y esperanzas. Por eso hay en ella crispación de indignación, sombra de ataques amenazadores pero también alegre despertar de auroras triunfales. Y eso último se traduce en la victoria de la mujer sobre las incomprensiones, las negaciones y los intereses creados de las castas repudiadas por nuestro despertar nacional".
El 11 de noviembre de 1951, las argentinas votaron por primera vez en una elección en la que Eva Duarte, ya desahuciada, no pudo cumplir su gran sueño de acompañar a Juan Domingo Perón en la fórmula presidencial que la hubiera consagrado como la primera mujer que llegaba a la Casa Rosada.
Pero votó -desde la cama- y eso ya era un hito en sí. En Argentina, el sufragio comenzaba a ser universal.