La contaminación sonora y los inconvenientes que provoca en materia de salud mental, descanso y calidad de vida viene subiendo entre las inquietudes ciudadanas. Hoy, según una flamante encuesta publicada esta semana, ya ocupa el cuarto lugar en el ranking de “problemas” que más preocupan a los porteños. Este es el llamativo resultado del estudio Los ruidos y sus impactos en la sociedad, realizado por encargo de la Fundación Ciudad, donde se indagó a más de ochocientos porteños de las 15 comunas.
La investigación, técnicamente concretada por la consultora Voices, descubrió nuevos datos sobre un problema que parece ser de bajo perfil, pero que rankea cada vez más alto en la consideración pública. De hecho, el 84% de los consultados categorizó a Buenos Aires como “una ciudad ruidosa”.
Y los expertos en salud sumaron contexto: según Marcelo Cetkovich, director del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Fundación Ineco. “Entre los datos recopilados veo algunos muy importantes para la salud mental. Por ejemplo, la cantidad de personas que afirma que el ruido afecta sus funciones ‘ejecutivas’ a la hora de tomar decisiones. En otras palabras, cuando pasa bajo la ventana una moto con escape abierto a máxima velocidad, el ruido termina interfiriendo con nuestra atención y haciendo que cometamos errores laborales”.
El experto –que es profesor en la Universidad Favaloro– también apuntó otro detalle significativo: como “el ruido genera trastornos del sueño que son el puntapié inicial para una serie de padecimientos psíquicos. Con el ruido estamos generando un marco de malas condiciones para la salud mental”. Por otra parte, Cetkovich destacó otro tema que está creciendo en la consideración pública: cómo el ruido afecta especialmente a quienes integran los grupos de personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA).
María Fernanda Tieso, otorrinolaringóloga del Hospital Eva Perón de San Martín, explicó que el ruido –en niveles elevados de decibeles– causa diferentes tipos de daños en nuestro sistema auditivo. “La hipoacusia inducida por ruido es la segunda causa más común de esta condición. Y se hace notar especialmente en espacios contaminados. Por ejemplo, según Tieso, “un habitante promedio de Buenos Aires, de 50 años de edad puede tener su sistema auditivo afectado por el ruido constante y terminar con una capacidad auditiva equivalente al de una persona de 65 años que resida en una geografía más silenciosa”.
Ruido desde edades tempranas
Otro hecho negativo que destacó la profesional es que actualmente se encuentra con mayor frecuencia una alta exposición al ruido desde edades tempranas, especialmente con la alta frecuencia y cantidad de horas de uso de auriculares. “Eso también genera daño auditivo y facilita en el mediano plazo las hipoacusias inducidas por ruidos”. Según Tieso, hay otros dos fenómenos a considerar en este tema: la pérdida auditiva oculta, en la cual la persona no percibe la disminución en el corto plazo sino cuando está ya avanzada. Y el hecho de que no solamente los lógicos ruidos de altísima cantidad de decibeles (martillos neumáticos, trenes, aviones) afectan la audición, sino que de intensidad media, pero constante, también perjudica la audición en el largo plazo.
“Sin duda, uno de los resultados llamativos es que la contaminación sonora integra el top five del ranking de problemas más mencionados por los vecinos, donde la primera preocupación es la inseguridad, seguida por la gente en situación de calle, el mantenimiento de las vías de tránsito y la congestión. Ahí, en cuarto lugar entre los problemas que más preocupan, asoma el ruido ciudadano y sus consecuencias”, explicó Constanza Cilley, directora de Voices, a PERFIL. “El 24% de la gente lo mencionó como un problema importante” destacó. Y mencionó que quienes mayor foco pusieron sobre este problema fueron los vecinos de Caballito, Almagro y Boedo. “Buenos Aires se ha convertido en una ciudad que aturde”, dijeron los vecinos.
Según los vecinos, "Buenos Aires se ha convertido en una ciudad que aturde"
Cilley dijo que la encuesta reveló que nueve de cada diez habitantes coinciden en que el ruido impacta en el estado de ánimo y en la salud física de las personas y el 80% de los encuestados refirió haber padecido efectos adversos por esta contaminación. Entre las consecuencias usuales destacaron el “nerviosismo”, la”irritabilidad”, “dolores de cabeza”, “disminución de la concentración”, “trastornos del sueño” y “aumento de la agresividad”, todos estos con algo en común: fueron más mencionados por mujeres y por jóvenes.
Horarios más molestos
¿Cuáles son los momentos más ruidosos del día? Según la percepción ciudadana es la tarde (de 13 a 18), especialmente para quienes viven sobre las avenidas. Luego los momentos más “molestos” son la mañana y finalmente la noche. Los tiempos más silenciosos son el amanecer y las horas de trasnoche.
Nada menos que el 53% afirmó que ésta interrumpió su sueño; el 42% dijo “su descanso” y el 38% debió interrumpir el “estudio y la lectura” por el ruido. Finalmente, no hay dudas de que el alto nivel de ruido en Buenos Aires impacta en la vida cotidiana: 60% afirmó haber tenido alguna reacción significativa ante el ruido, desde analizar la posibilidad de mudarse hasta denunciar o cambiar los horarios de sus actividades.
Durante la pandemia, un alivio auditivo
Algo que destacaron los expertos durante la presentación del estudio de cuya presentación participó PERFIL es que el aislamiento, impuesto como una de las medidas antipandémicas, generó un efecto positivo inesperado en esta materia específica: “Durante esos meses de pocas salidas y movimiento urbano, los ruidos ciudadanos disminuyeron. Eso, en muchas personas, hizo disminuir la sensación de alerta y moderó un poco la ansiedad común”, dijo Cilley.
Y agregó que “casi podría decirse que esa “tranquilidad” sonora que provocó la pandemia, hizo que mucha gente valore más el silencio. Y eso influye en que hoy se lo considere como un tema cada vez más importante en la opinión pública.
De hecho, ocho de cada diez entrevistados coincidieron con la siguiente afirmación: “A partir del ambiente menos ruidoso que vivimos como consecuencia del aislamiento por el covid-19, valoro más vivir en un ambiente libre de ruidos”, dice una parte del estudio solicitado por la Fundación Ciudad y realizado por la consultora Voices.