Nicanor Quinteros tiene apenas 12 años y es un ejemplo en la provincia de San Juan. Ocurre que a su corta edad decidió "fundar" una escuela en el patio de la casa de su abuela donde dicta clases particulares a los chicos del barrio que tienen dificultades para estudiar.
El establecimiento es una habitación de caña, techo de nylon y con cortinas que separan las aulas, a donde asisten 34 chicos de entre 4 y 14 años.
Nicanor es criado por su abuela desde los 7 años, y ella ayuda a su nieto en la iniciativa. Todas las tardes prepara una copa de leche para ofrecerle a los alumnos. "Sin saberlo sigue los pasos de Sarmiento", manifestó la mujer en alusión al proyecto del nene, según publicó la periodista Lisa Navas del medio Diario de Cuyo.
Quinteros, a su corta edad, se puso al hombro una iniciativa que cumple con responsabilidad: respeta a rajatablas los horarios y brinda tres turnos de dos horas cada uno en su "escuela" (de 14 a 16; de 16 a 18 y de 18 a 20).
El chico contó que hace 3 años comenzó con la escuela que se llama "Patria Unida" (aunque al cartel de la escuela lo escribieron mal y dice Patria Unidad). En ese marco, y según publica el mismo medio, dijo que este "gran establecimiento educativo" comenzó como un juego y reconoció que nunca pensó que ese ranchito que sus tíos habían levantado con nailon y cañas para guardar las motos y las bicicletas, hoy serían tres diminutas aulas para enseñar a sus vecinos.
Cada aula no supera 2 metros cuadrados y están destinada para chicos de diferentes edades. Cuentan con pequeños pizarrones y algunos pupitres viejos. En la salitas donde funciona el jardín de infantes tienen blocks de hormigón con maderas para que los más chicos se sienten a dibujar y jugar.
"No me canso de enseñar. Me gusta que sean buenos alumnos", cuenta el adolescente. Antes de comenzar las clases, los alumnos y los docentes, que son todos niños, entonan el Himno Nacional argentino o alguna otra oración a la bandera.
En la entrada de la escuela hay un escritorio con una computadora que no funciona, una lata de arvejas que es usada como micrófono para que el sonido sea más fuerte y una bandera que Nicanor adhirió a una sábana vieja para que se vea más grande. Además, tiene carpetas de asistencia y otra con las evaluaciones que le toma a sus alumnos.
"Tomamos pruebas varias veces al mes y la mayoría de las clases trabajamos muchos ejercicios de matemática, que es lo que a todos les hace falta repasar", sostuvo el menor que no sólo hace de maestro y director, sino que también se encarga de lavar los guardapolvos que los chicos usan en su escuela.
"Todo los años, para el día de la madre le regala a cada mamá algún trabajo que hace con los chicos con una flor, en clase. Cuando hay elecciones nos hace votar en la escuela, para que los demás alumnos puedan ver de qué se trata una elección", manifestó Mercedes Quinteros, una de las tías del nene, quien además detalló que muchos chicos que van a estudiar a la escuelita de su casa, en ocasiones no tienen qué merendar.