Después de un año de incertidumbre, el Gobierno porteño firmó una tregua con las cooperativas de cartoneros y prorrogó su financiamiento por cuatro años y por uno las actuales condiciones del servicio de recolección de residuos reciclables, luego de denuncias de privatización meses atrás.
La Ciudad extendió así hasta 2020 los subsidios a las doce cooperativas con los que paga desde incentivos por trabajador –que van desde los 4 mil hasta los 8 mil pesos– hasta apoyo económico para infraestructura, vehículos y capacitación. Y el compromiso de asegurar mejoras en los fondos.
La firma se plasmó el 14 de diciembre ante el vencimiento de los contratos a fin de año y después de idas y vueltas, marcadas por una movilización en julio. El anterior Director de Reciclado, Lucas Peverelli, renunció ese mes en rechazo a la posibilidad que ingresara el sector privado.
Según trascendió, existía la intención de entregar el servicio a empresas que a su vez subcontrataran a las cooperativas. Se garantizó entonces exclusividad a los cartoneros, aunque las quejas por falta de fondos de un lado y deficiencias en el servicio del otro, se mantuvieron.
En la actualidad son 5.500 los recicladores que, bajo convenio con el Ministerio de Ambiente y Espacio Público, llevan adelante la recolección en contenedores, Puntos Verdes, mediante el sistema puerta a puerta, y el vínculo con grandes generadores. Su labor está protegida en varias leyes. “Es una lucha continua. Nosotros queremos pliegos que se cumplan”, dijo a Perfil el titular de la Federación Argentina de Cartoneros y Recicladores, Sergio Sánchez.
Ante la consulta de este medio, desde la cartera ambiental se limitaron a señalar que en los próximos 90 días se presentará un plan de inversión y se adecuarán las zonas de trabajo a los límites de las comunas, a la vez que se iniciará la discusión para un nuevo convenio.
Reclamos. Según datos oficiales, las cooperativas recuperan 400 toneladas por día, aunque escapa al registro quienes trabajan por fuera del sistema estatal. “Se viene llevando adelante un servicio con una capacidad técnica del 10%, por falta de infraestructura”, planteó a este medio Nicolás Caropresi, coordinador de Logística de la cooperativa El Amanecer de los Cartoneros.
“Las cooperativas se caen a pedazos. Y con falta de recursos para mantenimiento no se puede planificar ni progresar”, afirmó a Perfil Cristina Lescano, referente de la cooperativa El Ceibo, que en noviembre comunicó a vecinos de Palermo que entraba en plan de emergencia.
El financiamiento del sistema de reciclado también está cuestionado. En 2015, Ciudad destinó 8.300 millones a la gestión de residuos, de los que el 80% se destinó a la recolección de desechos húmedos a cargo de las grandes empresas. El programa de reciclado representó poco más del 7% con 600 millones.
María Ramis, tesorera de la Cooperativa del Oeste, que cubre Liniers, Mataderos y Parque Avellaneda criticó la falta de “coordinación”. “Suelen llamar edificios que se suman a la separación para recoger sus residuos pero, pese a la voluntad, hoy no tenemos la logística para hacerlo”, consideró.
Por su lado, Roberto Pontarollo, secretario de la cooperativa El Trébol, que se desempeña en La Boca y Barracas, consideró que al gobierno “pareciera no interesarle” el sistema. En su caso, tuvieron que alquilar un galpón en Lanús Oeste porque la Ciudad no les facilitó un centro clasificador. Sus camiones deben recorrer 17 kilómetros a diario.
