La pandemia del coronavirus y las distintas cuarentenas que se establecieron en los países para evitar su expansión masiva provocaron varios cambios en la relación de las personas con la tecnología. Si bien estos procesos ya existían antes del Covid-19, se aceleraron durante los últimos meses. Y entre ellos se encuentra el llamado “Internet de las cosas” (IoT o Internet of Things).
El teletrabajo, los “espacios inteligentes” dentro de las casas y la adaptación de procesos productivos incrementan la demanda de objetos cotidianos a los que se incorpora la opción de conectarlos a un red. Electrodomésticos, automóviles, aplicaciones del servicio de salud y decenas de otros artículos conforman una red que cada vez es más grande. Según estudios de la Universidad de Stanford, para el 2030 habrá 500 mil millones de cosas conectadas a Internet y los expertos ya analizan sus impactos.
“Sin ninguna duda la pandemia aceleró los procesos de incorporación de IoT. La masividad de la demanda de compra online y delivery pone en evidencia, por ejemplo, a aplicaciones que brindan el seguimiento online de nuestros pedidos basados en soluciones de IoT como la geolocalización y estimación del tiempo de llegada del envío”, explica Rodrigo Mainieri, director del Programa Ejecutivo Internet of Things del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) a PERFIL.
Otros ejemplos sobre este proceso que se ven a diario durante la pandemia incluyen el desarrollo de aplicaciones basadas en IoT para asegurar el distanciamiento social, plataformas para monitorear el uso de tapabocas y hasta sistemas que miden la temperatura corporal de las personas. “Este tipo de soluciones llegaron para quedarse”, asegura Mainieri.
De todas formas, la masividad de objetos conectados a redes también tiene sus peligros. Uno de los más destacados es el ciberataque y varias compañías especializadas como BTR Consulting han demostrado que estos delitos aumentaron considerablemente durante la pandemia.
“En la medida en que hay más aplicaciones de IoT, más dispositivos conectados, más conexiones, habrá mayor probabilidad de ciberataques. Desde el dispositivo, pasando por la comunicación, hasta la plataforma en la nube, todos los componentes de una solución de IoT pueden ser objetivos de ataques. Por eso la seguridad debe estar presente desde el diseño de la aplicación o del dispositivo”, señala sobre el asunto Nicolás Castagnino, quien también trabaja como director en el programa del ITBA.
Para concluir ambos expertos también predicen lo que puede ocurrir con las IoT una vez finalizada la pandemia y en los años siguientes. “Creemos que el desarrollo va a continuar, que lo que se avance en esta etapa en desarrollo y adopción de tecnología va a generar una nueva base sobre la que se seguirá construyendo en la etapa post pandemia”, finalizan en su explicación.
AJ / DS