TEXTUM
SALIDA DE EMERGENCIA

Javier, de Valencia

Valencia 20230715
Valencia | CEDOC

Llueve, las gotas salpican murales construidos para evacuar golpes arrítmicos. Mi respiración es cacofónica, entrecortada. Exhalo humo de mi cigarrillo intentando mantener desplegada la más terrible de las dudas. Las paredes parecen acercarse, se estrechan; no hay claustrofobia, solo la serenidad del nerviosismo. Ese palpitar constante de anhelados errores que condicionan el monótono caer del crepúsculo. Hay lagos de agua helada, éstos me indican -frágiles como el cristal- direcciones de sentido subterráneo. 

Las pupilas no captan el difuminado movimiento de esta máquina, y la muerte más sencilla atraviesa el deseo. Últimamente mi despertador es el camino de un golpe, plegado de sentimientos inacabados, de desorden en ascuas, de mil sonidos sucios y enterrados. Llueve, el agua turbia humedece restos de día, y mañana, el barro quizás resbale por mal cosidas suelas asesinas. No me conozco. Los espejos reflejan deformados numerosas imágenes que no corresponden, los segundos en cambio se agitan, martilleando los días, arrancando numerosas hojas de rutina. Confesar sería absurdo, expoliar las ráfagas de humo ennegrecido y cobarde, no lograrían aplacar las cremas creadas para las picaduras y el escozor. En cambio tu veneno, el veneno agrio y malsano de una piel enquistada por las mismas cicatrices que me aturden, podría ser el hilo sedoso y anudado que cosiera heridas -siempre abiertas- en esta carne exiliada. 

Valencia 20230715

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Desabrochar escotes en alcohol no es lo pretendido en esta triste y absurda cuchara de caldo. Iniciar escaladas hacia escaleras de picos en el corazón. Mujer, mis 24 años no pueden ofrecerte lo que puedas buscar, solo seré testigo ausente de miles de noches nerviosas a través de las ventanas de tus letras. Mi felicidad es la ruina aparcada en un doble carril de autopista dopada. La claridad; tu recuerdo; y es curioso, mi grúa; el acento del deseo de poder, matar esta lluvia, escaldando con ácido los pétalos de esas rosas doloridas como botas silenciosas aranñando crujidos de acera. Martillea con tu xilofón melodías llenas de realidades sucias, escarba con tus uñas, en el bosque de tus días, muéstrame el valle de tu muerte y que tu carretera bacheada y con grietas marque la dirección de tu final y el mío. Nos volveremos a encontrar en tus hojas manchadas. Tus sábanas amarillentas de sudor te dictarán las tijeras que deberás utilizar para recortarme. Un agrio beso. 

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De una carta en las “páginas amarillas” de la edición  33 de la revista española Ajoblanco, de mayo de 1991. El autor es “Javier, de Valencia”. En el anuncio, uno entre varios de búsqueda de contactos románticos, aparece un número de referencia para escribir a la redacción y que le hagan llegar el mensaje a Javier.

Pero ya es tarde. La revista -en aquella, su segunda etapa- dejó de publicarse en 1999.