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Just exist: breve experimento tardío donde se ensayan algunas ideas sobre “Inside Llewyn Davis”

Por haber recaudado apenas unos treinta millones de dólares en los cines cuando se estrenó, a fines del 2013, “Inside Llewyn Davis”, dirigida y producida por Joel y Ethan Coen, es una película de esas que quedan dando vuelta en la memoria por años. ¿Entendí bien el mensaje de los hermanos Coen? ¿Tenía mensaje la película de los hermanos Coen o era simplemente un filme de los hermanos Coen sobre el fracaso y la escena folk de Nueva York de los ‘60? Para los autores de este ensayo, la película es “un laberinto lleno de salidas falsas y puertas cerradas” pero también “terriblemente circular”. Representa, además, “la efímera vida de las canciones que no se oyeron, o de los músicos que jamás entraron en un estudio de grabación”, porque “no todos triunfaron como Bob Dylan, y Llewyn es la sombra de todos ellos”.

Inside Llewyn Davis 20230604
Inside Llewyn Davis (2013) | CEDOC

“With my hands in my pockets

and my coat-collar high

I will travel unnoticed and unknown”.

[Bob Dylan]

Nueva York, 1961

Woody Guthrie estaba internado en el Greystone Park de Nueva York y recibía visitas de Ramblin’ Jack Elliot y de un tal Robert Zimmerman que llegaba al hospital desde Minnesota para conocer a su ídolo. Elliot, responsable por la mejor versión de “The soul of a man”, el tema de Blind Willie Jonhson que quedó fuera de la clasificación para montarse en las sondas Voyager, tampoco clasificó como el mejor discípulo de Guthrie, aun cuando la competencia era solo de dos; Zimmerman había estado leyendo a Dylan Thomas y prefería que le llamaran Bob.

Antigua Grecia, en algún momento del siglo VIII a.C.

Odiseo ha perdido a sus compañeros. Completamente solo, naufraga en la isla de Calipso. En su viaje ha perdido su flota y canta sus desgracias a los feacios. ¿Cómo recreamos esta escena en nuestra retina? Homero (en caso de que haya un Homero) no era muy descriptivo, sin embargo, deja claro que las musas acompañan a Odiseo en su relato.

Llewyn perdió a su compañero y naufraga en Nueva York

The Gaslight Café, 1961

Llewyn Davis ha perdido a su compañero. Completamente solo naufraga en New York con su guitarra; algunos lo escuchan, pocos lo entienden. Llewyn canta todo, solo que, a diferencia de Odiseo, él esconde su verdadero relato en el folk que interpreta: “Hang me oh hang me, I’ll be dead and gone”. ¿Es arte? ¿Es solo la letra de una vieja canción o cargan estos versos con una profunda verdad? Lo que narró Odiseo iba por un canal directo hacia sus oyentes quienes terminan conmoviéndose para luego acercarlo a Ítaca, pero Llewyn oculta sus mensajes en su arte. Nadie va a ayudarlo a regresar a casa (en caso de que exista una casa). Sin embargo, sabemos otras cosas sobre este trovador: sabemos que la penumbra y el humo del cigarrillo lo rodean, y que una breve luz cae sobre su cabeza como más adelante caerá la nieve sobre sus zapatos. Sabemos todo esto porque su historia pertenece al luminoso territorio del arte cinematográfico. 

Inside Llewyn Davis (2013) es una película dirigida por los hermanos Coen sobre el compromiso más profundo de un artista con su obra. Su relato nos transporta a la escena musical del Nueva York de los años 60, donde en cada bar o esquina se podían oír los acordes de un viejo blues. Leonard Cohen lo describió así en Famous Blue Raincoat: “New York is cold but I like where I’m living / There’s music on Clinton Street all through the evening”. Llewyn Davis también transita esas calles frías, mientras lleva a cabo su odisea.

Y sí, debemos el comienzo de este ensayo a una analogía que no es para nada un ejercicio de libre asociación. La Odisea es un texto que ha acompañado el peculiar cine de los Hermanos Coen durante algunas de sus obras. Oh Brother, Where Are Thou? (2000), por ejemplo, es una reescritura homérica trasladada al deep south de los Estados Unidos durante la Gran Depresión. Mientras que en I. L. D. regresa a este clásico para rescatar ciertos arquetipos y temáticas que funcionan en un nivel referencial y simbólico. Por ejemplo, el gran tema del regreso a casa se nos revela importante en el filme. Llewyn no tiene hogar, va con su guitarra de sofá en sofá buscando un amigo que “se gane la lotería”, sin embargo, sobre las tranquilas aguas de lo literal flota una referencia a Odiseo. Si Llewyn no puede regresar a casa por alguna kafkiana razón, sí lo hace un gato llamado Ulises.

En una mano un gato, en la otra  una guitarra, Llewyn llama a los Gorfein para advertirles que él tiene a su mascota:

—Could you just tell him don’t worry, Llewyn has the cat

—(al otro lado de la línea no lo entienden) Llewyn is the cat?

—No, Llewyn HAS the cat

Rara situación la anterior pero común en el arte de los Coen. Parece un chiste, pero preferimos entenderlo como un mensaje: ¿Llewyn es Ulises o Llewyn tiene a Ulises? ¿Es una metáfora o una metonimia? La respuesta es que funciona en los dos niveles. Metonimia porque Llewyn lleva el gato a su lado, lo que es decir que lleva el texto homérico como referente y juega con él en un sentido referencial directo de igual campo semántico, mientras solo se requiere la contigüidad de sus conceptos. En cambio, sigue siendo metafórico por la susceptibilidad de este protagonista a ser constantemente descifrado. A través de Odiseo como arquetipo Llewyn representa el no retorno y la desesperación, la lucha por la supervivencia mientras se aferra a una idea. Solo que en su caso la posibilidad de un regreso es la más oscura de las metáforas, pues se trata de un regreso espiritual, y un intento perpetuo por encontrar el sentido de su arte.

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Inside Llewyn Davis (2013)

Falla I

Inside Llewyn Davis es un musical sobre cantantes de música folk en los sesenta. “¡Oh! Pensaba que los musicales eran territorio del country y los bailes impromptu en medio de la calle en los que desde el vendedor de maní hasta el perro de la dama de sociedad dominan el fouetté”.

“Pensabas bien”

A partir del Oscar a Chicago (2002), la industria, que no funciona si no se repite, intentó el renacer del musical con películas como Crazy Heart (2009), Across the Universe (2007), Country Song (2010), The Last Five Years (2014), I’m not there (2007), Walk the line (2005) (estas dos últimas, buenas contendientes). Ningún musical ha tocado oro hasta ahora, aunque el que más cerca ha llegado, La La Land (2016), falló en vendernos el escapismo de la época dorada hollywoodense. Hace más de una década que no estamos para canciones, desafortunadamente. Eso, en cuanto a que sea un musical. En inglés hay una expresión muy común, usada para indicar el grado de rareza —y de espanto— de algo, o alguien: queer as folk. Eso, en cuanto a los cantantes de folk.

Acercamiento hermenéutico I

En esencia, la Hermenéutica se encargaría de cualquier ejercicio de interpretación, o reflexión profunda sobre el mero acto de interpretar. A veces considerada una ciencia, a veces un arte. Su génesis se encuentra en el proceso decodificador de las sagradas escrituras bíblicas, lo que nos podría dejar afirmar que su origen es teológico, pues interpretar dichos textos supondría entender la palabra de Dios. Por otro lado, su etimología nos refiere al dios griego Hermes y sus virtudes como portador del mensaje de los dioses; mientras que el arte de llevar el mensaje del dios griego nos hace suponer que Hermes no es solo el portador, sino el mensaje mismo. Los griegos atribuían a Hermes las capacidades sensoriales o cognitivas de entender los mensajes más codificados y complejos de los dioses, por lo que su uso, ya sea en un ámbito filosófico o ensayístico literario siempre va a estar ligado al ¿qué se dice? y ¿por qué se dice?

Sin embargo, la figura misma de Hermes arroja otras señas que podrían marcar un camino hacia una de las principales polémicas alrededor de la hermenéutica. En el ensayo El aire y los sueños de Gastón Bachelard aparece una nota sobre otras connotaciones alegóricas del mensajero alado. Bachelard observa la peculiaridad simbólica de sus sandalias: “En el pie es donde residen, para el hombre que sueña, las fuerzas voladoras […] Nosotros nos permitiremos pues, en nuestras investigaciones de meta poética, designar estas alas en el talón con el nombre de alas oníricas”. La conclusión de este comentario es marcar que para la hermenéutica, que tiene como problema esencial la interpretación, el campo de los sueños, el inconsciente y el psicoanálisis suponen una zona oscura y compleja. La propuesta de usar la Hermenéutica como herramienta analítica parte de un interés por  sacar a la luz algunas verdades que han omitido los críticos cuando sólo exploran los motivos cinematográficos del filme y dejan en el tranquilo olvido lo que podríamos considerar esencial. Además el hecho de “interpretar una canción” hace, de alguna manera, que Llewyn Davis sea un hermeneuta. Según M. Ferraris, un modo de reconocimiento de la interpretación aparece cuando un intérprete hace suya una pieza musical de otra autoría. En este caso le otorga un nuevo sentido; la complementa con su propia experiencia y crea un nuevo cuerpo de significado. Cuando Llewyn termina de cantar “Fare Thee Well (Dink’s Song)” le oímos decir: “If it was never new, and it never gets old, then it’s a folk song”. A partir de aquí su arte comienza a transitar en el territorio ambiguo de los temas anónimos, tradicionales o de autores olvidados. Llewyn precisamente los encarna a su manera, los convierte en algo que nunca fueron, incluso podemos decir que los traduce. Es curioso que Gadamer, otro hermeneuta, haya tratado también al traductor como un intérprete: “El intérprete debe superar el elemento extraño que impide la inteligibilidad de un texto”. Un texto traducido cae en la misma discusión que un texto interpretado. Gadamer nos recuerda, además, que existe un momento donde el intérprete grabará el texto en su alma. Entonces, ¿qué elemento extraño debe superar Llewyn Davis? 

Dave Van Ronk supo transformar a Guthrie, Llewyn Davis  también

Respondamos con este ejemplo: “The House of the Rising Sun” fue popularizada por la banda inglesa The Animals, sin embargo, la progresión de acordes de su versión está inspirado en los arreglos de Bob Dylan, que a su vez fueron tomados de un olvidado músico que no tuvo la fama de Dylan, pero sí su talento. Este artista convirtió lo tradicional, que sonaba lejano y extraño, en una pieza de rock and roll. Su nombre era Dave Van Ronk y su repertorio era el mismo que el de Llewyn Davis. 

No solo canciones como “Hang Me, Oh Hang Me” o “Green Green Rocky Road” conectan a Llewyn con Van Ronk (dentro del filme), sino también una breve aparición de su nombre en la portada del álbum ficticio “If We Had Wings”. Entonces Llewyn arrastra un gran peso sobre sus espaldas, lleva la carga de un músico real que se escapa de su universo de ficción. No obstante, el resultado del filme es un cuerpo único e individual por lo que todas las respuestas a cualquier pregunta deben ser buscadas ahí. Si Van Ronk supo transformar el particular sello de Woody Guthrie, quien también cantó “The House of the Risin’ Sun”, en una pieza escrita en su alma, pues Llewyn también lo hará.

Queda algo más que decir sobre la cuestión del folk y el complejo papel de su intérprete. No porque la canción haya sido ejecutada perfectamente se ha superado el “elemento extraño”. Digamos que solo entender la estructura melódica de cierto tema y memorizar sus versos no apunta a una aprehensión real y completa de la obra. No porque la canción haya sido ejecutada, está terminada o plasmada eternamente en el espíritu, faltaría el último nivel y más complejo de su verdadera interpretación: la comprensión. Llewyn se niega a “sólo existir”, una frase que usa para referirse a su vida si abandonase su arte. Remite este diálogo (por la idea del abandono a la mera existencia), a otro verso de una canción que también hizo eco en las paredes de los bares de esta escena musical: Townes Van Zandt nos recuerda: “But I guess I keep a-gamblin’, lots of booze, and lots of ramblin’ / Well, it’s easier than just a-waitin’ around to die”. La narrativa de la película le cierra todas las puertas a Llewyn, como si una extraña fuerza lo obligara a sólo esperar a morir. Incluso en las más simples salidas se convierte en un personaje creado para permanecer esclavo de su decisión, mientras que su realidad, es la realidad de cada uno de los protagonistas de sus canciones:

“Been all ‘round cape Gigardeau,

Parts of Arkansas.

All around Cape Giradeau,

Parts of Arkansas.

Got so god damn hungry,

I could hide behind a straw, poor boy,

I´ve been all around this world”.

Transforma una breve balada de tres minutos en su absoluta verdad. Cada una de sus canciones es un texto individual. La historia secreta que narran los versos de Llewyn Davis es la verdadera historia del filme. Llewyn tiene hambre y frío, puede esconderse tras una delgada paja, pero se niega tanto a “sólo existir” como a “sólo esperar a morir”. Prefiere sucumbir en la certeza oscura de esa canción, “La obra tiene su propio presente” (otra vez una frase de un hermeneuta: Gadamer). He ahí la profunda comprensión del texto. Viaja de New York a Chicago, tras la mínima esperanza de que el productor de Elvis escuche su álbum en solitario. Grossman no ha oído el disco, pero le pide que toque algo: “Play me something from Inside Llewyn Davis”, hace el ademán de un acorde y luego canta desde lo más adentro de Llewyn Davis. Una mitad es folk inglés del siglo XIX, la otra mitad es un himno de persistencia:

Oh no, cried King Henry, “That’s a thing that I can never do

If I lose the flower of England, I shall lose the branch too

I shall lose the branch too”

There was fiddling, aye, and dancing on the day the babe was born

But poor Queen Jane beloved lay cold as a stone

Lay cold as a stone

Tras un breve silencio se escucha la sentencia del productor:

“I dont see a lot of money here.

Luego le da un consejo: “Get back with your partner”.

Llewyn le responde: “That’s a good advice”.

Solo aquí sabemos que este Simon sin Garfunkel contempla la salida del suicidio. Su compañero, con quien formaba el dúo Timlin and Davis, se quitó la vida al lanzarse desde el George Washington Bridge. Regresar con Timlin significa la posibilidad de un abismo similar. En “Fare Thee Well (Dink’s Song)” se escucha claramente:

If I had wings like Noah’s dove

I’d fly the river to the one that I love

Fare three well, my honey fare three well

Falla II

Inside Llewyn Davis no trata sobre Bobo Dylan, perdón, Bob Dylan.

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Inside Llewyn Davis (2013)

Acercamiento hermenéutico II

Este filme es un laberinto lleno de salidas falsas y puertas cerradas. También es terriblemente circular. Su estructura y los caminos por los que su protagonista no pudo transitar, nos hace pensar en las interminables conjeturas que lanzamos sobre él y tuvimos que abandonar en favor de encontrar una verdad que se justificara en el texto audiovisual. Secretamente Llewyn puede ser la representación de un arcano del tarot, uno que no tiene número y se mueve caóticamente por la baraja. El Loco lleva una bolsa, y un animal lo acompaña. Llewyn lleva una guitarra y Ulises lo acompaña. La bolsa representa su creación y el animal su instinto. Aunque no se haga referencia a otro Tarot que al de Marsella, uno que no lleva firma o ego de un autor y es posible vincular sus arcanos con la idea de los arquetipos en un nivel subconsciente, y aunque su disposición onírica sea compatible con las funciones visuales del cine, desechamos este acercamiento interpretativo de la misma manera que Llewyn abandona la propuesta de tocar en un trío; pues la respuesta está oculta en el filme. Cuando canta “All around this world” aparecen otras referencias: un hombre solitario que carga dos objetos distintos “a rifle on my shoulder / and a dagger in my hand”. La bolsa del loco se convierte en su rifle mientras que el animal deviene daga. Este es el verdadero vaticinio del fin de los días del trovador.

Falla III

Quien haya tomado alguna vez una guitarra y logrado rasgar algunos acordes con fluidez, dándose a sí mismo la impresión de destreza, entenderá lo que siente Llewyn cuando choca con el resentimiento —por suerte, solo el resentimiento— de Roland Turner, adicto a las inyecciones y a la poesía beat. Después de haber sido golpeado por un extraño con sombrero de vaquero en medio de Nueva York, rechazar futuras sesiones de grabación de un hit y las regalías resultantes, desaprobar a todos sus impares, quedarse con el gato de sus mecenas, perder el gato de sus mecenas, recibir un visionario consejo de moda (“deberías andar siempre dentro de un gran condón”), y ser rechazado por la suerte y un botones, Llewyn recibe el agrio desprecio de un fracasado más exitoso que él: un jazzista que tiene por niñera a un poeta. Ni siquiera es el mejor perdedor de su propia historia.

Acercamiento hermenéutico III

En un apartado anterior se mostraba una pregunta errada, un camino del laberinto que no debía recorrer. Si ya asumimos como certera la hipótesis de que el filme y sus canciones conforman un tejido textual, debemos buscar en ese cuerpo complejo las preguntas que justifiquen un acercamiento hermenéutico. Dicho muestrario de preguntas atormenta a Llewyn en todo momento, mientras que sus respuestas permanecen ocultas para el espectador. Si regresamos a uno de los momentos más sublimes del filme vemos lo siguiente: Llewyn descubre que en Akron podría estar su hijo a quien consideraba muerto. Cuando regresa de Chicago a New York ve deslizarse a su derecha la señal de desvío hacia Akron, pero Llewyn tampoco toma esa salida. Ya dos de sus canciones anunciaban esta escena; en “The Death of Queen Jane” notamos la imagen de un hijo en su lado derecho, justo el camino que pudo haber recorrido: “If you open my right side and find my baby”. También este augurio se repite en The Dink’s Song:

Muddy river runs muddy and wild / You can’t give a bloody for my unborn child / Fare thee well, my honey, fare thee well.

Desde el minuto que suena esta canción ya Llewyn se despedía de su hijo.

Falla IV

Esta es extradiegética, por lo que nos disculpamos ante las almas puristas. Los Coen tardaron un año en terminar el filme y, haya sido por decisión o por vagancia, la “procrastinación” de la gente de verdad, llegaron un mes tarde a los premios de la Academia. Derrota por no presentación.

Akron, febrero de 2001.

“Sí, recuerdo bien a Llewyn, un tipo hipnotizante. Yo había ido al Gaslight porque Mona —en ese momento mi novia, ahora mi grillete— quería saber si aún seguía tocando allí, una de sus amigas le había pedido que lo averiguara. Qué sé yo, cosas de mujeres. Nunca hubiese ido solo a un lugar de esos, todo el mundo cargaba una guitarra. Yo soy de Nueva Orleans, me gustan los artistas a los que no puedo imitar. Cuando él empezó a tocar prendí un cigarrillo, le di una buena cachada, y cuando volví a pensar en el cigarro nada más quedaba una tripa de ceniza. Tal vez el muchacho tenía talento, no sé… eran tantos”. 

“Ya tenía decidido que quería casarme con Walter, y no quería quedarme en Nueva York, cada vez había menos peluquerías. Así que hablé con mi amiga D —nos llamábamos por la inicial, creíamos que nos hacía lucir más… sofisticadas— y le pedí que me buscase un trabajo. Y me lo buscó, ¡también le consiguió uno a Walter en Goodyear! Luego abrimos nuestra primera tienda de bicicletas, Free Wheel, y todo fue viento en popa. Tuvimos mucha suerte. En fin, que antes de mudarnos, Diane —la D es por Diane— quería que fuese a ver a Davis, para saber si al menos estaba vivo, o sea, seguía siendo el padre de su hija. No puedo recordar muy bien lo que tocó, si eso es lo que quieres saber. Sí recuerdo que comenzó a gritarle a uno de los cantantes en el escenario, creo que era pelirrojo”.

Falla V

Existen dos tipos de hombre, el que deja su casa en busca de una vida mejor, y cava un hoyo en la tierra antes de partir para asegurarse un lugar donde ser enterrado, y el que no piensa en la muerte. Llewyn Davis no es ninguno de los dos, pasa demasiado frío como para conocerse. ¿Qué es Llewyn? Un error honesto.
Nueva York, 1967

Woody Guthrie muere, Dylan le hace una canción, lo pone en un altar y con el tiempo, llena ese altar hasta convertirlo en un panteón. Aún no lo sabe, pero a la entrada se lee “This machine kills folks singers”.
Gaslight Café, 1961.

Un puñetazo en la cara de Llewyn, esta obra comienza como termina.

(“Fist,

face,

down”)

Representa la efímera vida de las canciones que no se oyeron, o de los músicos que jamás entraron en un estudio de grabación. No todos triunfaron como Bob Dylan y Llewyn es la sombra de todos ellos. Irónicamente, Dylan canta en el filme mientras Llewyn recibe el más metafórico de los cross a la mandíbula.

Dylan: Fare the well.

Llewyn: That’s what I got

.
FIN

 

Publicado originalmente en La Desvelada