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Los diarios del Malón de la Paz

Uno de los más conocidos documentales de Jorge Prelorán lleva su nombre y Guillermo Magrassi le dedicó una “historia de vida” en la que lo presentó como uno de los hombres más sabios de la Argentina. Además de eso, Hermógenes Cayo fue uno de los líderes del Malón de la Paz, el peregrinaje a pie que, en 1946, decenas de kollas del norte del país cumplieron por unos 2.000 kilómetros para reclamar la restitución de sus tierras ancestrales en Salta y Jujuy. El gobierno, ambiguo, los dejó venir. La prensa, curiosa, les dedicó notas y reportajes, desde Sucesos Argentinos a Radiolandia y Antena. Cuando llegaron a Buenos Aires, Juan Domingo Perón los saludó desde el balcón de la Casa Rosada y fueron agasajados en el Congreso, para después ser despachados al Hotel de Inmigrantes y, días después, prácticamente expulsados a “puntillones” (en palabras de Cayo) sin obtener nunca una entrevista con el flamante presidente ni una respuesta a sus reclamos. La editorial de la Biblioteca Nacional acaba de lanzar los diarios de la peregrinación, tanto de Hermógenes como de Mario Augusto Bertonasco, un teniente retirado que organizó la caravana, junto a un prólogo de Marcelo Valko, quien, antes de publicar Los diarios del malón de la paz, recorrió escenarios de la marcha. En la Puna, escribió Valko, “enfrentaba los mismos rostros curtidos por la intemperie y la misma ropa raída que se observa en las fotos del Malón. Algunas cosas no habían cambiado”.

Malón de la Paz 20230527
Los diarios del Malón de la Paz | CEDOC

Hermógenes Cayo | Estas entradas incluyen numerosos errores de ortografía, que se reproducen del original y que los compiladores prefirieron mantener así (Nota del editor).

Desde Miraflores de la Candelaria emprendí mi camino el día 17 de mayo de 1946 a las hora doce del día, triste y pesaroso con dolor en mi corazón juntamente con la preciosa Virgencita en mis brazos, en compañía del Teniente de Ingenieros don Mario Augusto Bertonazco, jefe del Malón de la Paz por las rutas de la Patria, salimos formando una caravana de a pies por tierra y también acompañando a los otros cuatro hermanos que después del teniente Bertonazco eran los señores Francisco Kemer, Horacio Vallejo, Carlos Ruiz Allen, Galindo Tamer Maquiero. 
Esta comisión visitó mi triste casa en el Santuario de la Milagrosa Virgen de Copacabana, a la cual acompañaron los niños de la Escuela No 124 de mi directora, Doña Dominga Mercedes Catalán, después salimos tristes, melancólicos, miedosos; dejando a mi familia en tanta aflicción sin provisiones de la despensa para sus alimentos, (.) y sin dinero yo salí sin abrigo necesarios al camino en medio de un ventarrón fuerte que corría y que batía la carita morena de mi querida Madre, la milagrosa Virgen de Copacabana.

En medio de los médanos el viento pecha fuerte a la imagen de la Virgen

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Ya empezamos a la caminata fiero y fuerte ya con la enseña que visitó el camarín de mis colores azul y blanco ya por el campo seco y triste de mi tierra natal de Miraflores de la Candelaria, ya por el Río de Doncellas caminando algunos a pie y algunos a caballo (.) y en medio de esos médanos el viento pecha fuerte a la imagen Santa de la Virgen Santísima que va descubierta en viaje a tan largo viaje cansador por lomas, estrechuras ya por Tambillos agitado el viento de enfrente (.) con mi alforja fatigado llego a la escuela en donde oyemos el canto de los niños canciones del brutal carnaval y allí mi soberana descansa sobre un banco en compañía de San Gerónimo y de la enseña patria (.) ya mi sikuri sonoro de caña virgen de los vientos me acen oír, y una tacita de café gracias a sus atenciones que ya estuve con hambre y sin comer, y no tener algo en mi alforja sólo tres panes y mi bolsita de coca que masticaba sin sesar. Por mi aflicción que tuve dentro de mi corazón solo la Virgen sabe.
(...)

Y después el día 15 sería que no recuerdo salimos de Frías (.) también nos llevaron en tren con rumbo a Deán Funes pero no llegamos allá apenas la máquina llegó a Recreo o Mansilla que no recuerdo (.) allí paramos varias horas asta que vino otra locomotora a llevarnos entonces a Deán Funes (.) sería el 17.

Llegamos como a la 3 de tarde (.) aquí nos alojan en un galpón grande y allí nos dan alimentos y hospedaje (.) al otro día paramos allí y después nos cambian a otra parte en el mismo pueblo (.) aquí boy a misa (.) que hermosa iglesia es allí. Sólo los burritos quedaron atrás como sufrirían con todos los caballos y las mulas porque allí estaba la trabesía de las Salinas Grandes de Córdoba que se atraviesan en tres días a pie (.)  luego la última noche llegaron y al día siguiente partieron a Jesús María (.) y yo como milagro de la Virgen de Copacabana algunos nos llevaron en tren hasta Jesús María (.) allí nos alojaron en los cuarteles y de allí al otro día muy de madrugada partimos en dirección a Córdoba (.) era el día 19 ó 20, que no recuerdo (.) en General Paz le dieron una alcansía a la Virgen de Copacabana donación de Graciela Necier cuya alcansía se conserva aquí en este oratorio juntamente con la Virgen que viajó a Buenos Aires.

La policía federal y marítima nos sacó a puntillones de Buenos Aires

En Córdoba nos esperaron muchísima gente (.) llegamos a Guiñazú (.) desde allí nos acompañaron (.) varios autos al entrar ala ciudad cordobesa nos atropellaron terriblemente y allí acemos una procesión por el centro de la ciudad con la enseña patria visitando los monumentos nacionales (.) eran como las 8 de la noche y después nos llevaron a los cuarteles del 4 de Comunicaciones (.) allí paramos 8 días que no recuerdo (.) aquí visitamos varias casas de importancia (.) aquí oí misa y la Catedral es una hermosura (.) aquí legué cansadísimo qué dolor pero como nos hicieron parar una semana recobré fuerzas gracias a Dios (.) aquí nos alcanzaron otros cinco hermanos del Departamento de Rinconada (.) con algunos de aquí estuvimos contentos (.) los alimentos nos daban en los cuarteles todo corriente, almuerzo y cena y qué lujosa es esta ciudad con todos sus panoramas y sus sierras al oeste de la ciudad todo bien gracias a Dios.

En la fecha 29 o 30 de junio que no recuerdo dejamos a Córdoba y partimos a dirección a Rosario, ciudad muy rica de Santa Fe. Salimos en estos días, ya descansos (.) el primer día que salimos de Córdoba fui yo a dar a Pilar en un pueblito (.) allí me alojé con algunos de mis compañeros, en la policía donde más tarde fui retado por un tal Vallejos como si lo importara de mi, (.) yo con mi Soberana bien (.) gracias a ella en este lugar como a 1 kilómetro antes de pasar el río y llegar al pueblo de Pilar conseguí una palma la cual está aquí junto con la Virgen y que es la palma que representa los martirios de toda la caravana y de mí con la Virgen y ultrajes hechos en todo el camino (.) esta palma testifica lo que se a sufrido en esta cruzada.
(...)

Y el 3 de agosto de 1946 muy de madrugada como a las 4 de la mañana ya partimos con la virgen de Luján en hombros de las mujeres, cuya imagen se conserva en Casabindo y otras varias mas que teníamos ya (.) yo con la Virgen de Copacabana y Luján también (.), salimos por una calle tan larga y tanta neblina y frioso y mucha gente (.) y a las 8 de la mañana empesamos a entrar en Liniers, que es ya los principios de la Capital Federal en Buenos Aires, entramos por la calle Rivadavia todo el día caminamos Caravana cerrada marcha y marcha (.) mis sikuris tonaban cantos alegres, y alegraban el corazón (.) en esos momentos una enorme muchedumbre se agrupaba a vernos y unos aplausos y honores que nos hacía el pueblo de Buenos Aires y al fin ya en frente del Congreso Nacional luego frente al Cabildo y al poco momento en plena Plaza de Mayo y yo mismo al frente de la Pirámide anhelada (.) rezamos en acción de gracias y depositamos flores (.) a ello nuestros resos a Dios gracias y a la Virgen por el buen viaje que hemos tenido. Y luego el Himno Nacional y al momento por frente a la Casa Rosada saludamos al General Juan Domingo Perón Presidente de la República Argentina una inmensa muchedumbre que no se puede andar y luego pasamos con dirección de alojamiento al Hotel de Inmigración.

Aquí los alimentos no dan corrientes cama, comida, mate, alojamiento en fin todo vien cómodo (.) de aquí se ve el Río de la Plata, los barcos, lanchas, buques, etc., la ciudad en fin (.) paseos en auto, en tranbías en trenes subterráneos y asta nos llevan a la ciudad del Plata y conociendo varias fábricas y haciendas, campos, quintas, etc. Todo bien, pero nada.

Paramos allí 26 días a la intemperie (.) no hay cuando podamos conversar con las autoridades nacionales (.) parece el Jefe que nos llevó nos ha tenido para Carnabal diario en vicitas que casi no nos importan de nada. Nosotros queríamos arreglar cuanto antes nuestro azunto de nuestras tierras y nada más (.) eso nos llevó a esa capital de Buenos Aires, y asta del ultimo cabo con patrañas la policía federal y marítima nos sacó a puntillones y con percecuciones falsas.

 

Mario Augusto Bertonasco

15 de mayo. Hoy es el día más feliz de mi vida. Todas las personas tienen fechas que rememoran con unción, que tienen un significado especial y único para ellos y tal vez desconocido para los demás. Siempre... siempre recordaré el 15 de mayo de 1946 como el de la iniciación activa del sueño de mi vida luchadora: hoy se pone en marcha el Malón de la Paz. 

La actividad que he desplegado se ha visto compensada: la caravana de hermanos indígenas que marchan rumbo a Buenos Aires se ha completado. ¡Ah! ¡Cuántos sinsabores! ¡Cuántas amarguras he debido beber para poder concretar mi propósito!

Pero la gran Ley de Compensación actúa: estoy pletórico de alegría, ante la formación de estos hermanos collas, dejados de la mano de Dios en estas lejanías de Abra Pampa. 

Forman la caravana 174, entre hombres, mujeres y el pequeño Narciso, que ha de ser la mascota nuestra. Todo nuestro bagaje se reduce a la ropa puesta sobre nuestro cuerpo, algunas mantas para afrontar estos fríos penetrantes del invierno que comienza y nuestra ración alimenticia, que ha de ser bien exigua para poder estirar un poco más las provisiones. 

¡Cuántas amarguras he debido beber para poder concretar mi propósito!

Los animales en número de 106 se aprestan también a colaborar en esta gran empresa. La revista que realizo con mi gente me satisface: hay espíritu de disciplina, necesaria siempre para toda empresa; tienen fe absoluta en mí. Dentro de breves momentos, daré la orden de marcha hacia la liberación y la justicia.

16 de mayo. ¡Qué jornada maravillosa! El día de ayer ha sido de satisfacciones. El Malón de la Paz ha comenzado a moverse, lenta pero seguramente por las rutas de la Patria. La mañana estuvo hermosa. Pareciera que el que rige los destinos del Universo se sintiera complacido con esta misión y dispuso la belleza de la mañana apara augurarnos un feliz viaje. Me siento tan compenetrado con lo elevado, que todo lo que ocurre me parece simbólico. Estoy convencido de que Dios está de nuestra parte, porque nuestro intento es justo y el Supremo es todo justicia.

Yo, que soy soldado, estoy admirado de la armonía con que marchan todos, todos sin excepción. Y la pulcritud con que llevan sus escasas ropas y sus atavíos religiosamente conservados. También hay una buena provisión de instrumentos autóctonos: el lenguaje sin palabras que es la música alivia la pena o exalta la alegría. Todos estamos en la plenitud de fuerzas físicas y espirituales. Las sandalias que llevamos nos soliviantan de los dolores que producen los zapatos ciudadanos. El viboreo de la columna es lento, pero sin interrupciones; todos somos de aguante: los kilómetros a los kilómetros se suceden, mientras el sol benigno nos acaricia con sus rayos bienhechores. Los nobles cuadrúpedos que nos acompañan marchan al ritmo acompasado de los humanos; las mantas de varios colores relumbran al contacto de los rayos solares y dan un aspecto pintoresco a la caravana. Nunca, que yo recuerde, tuve menos apetito que ayer: me sentí alimentado con la satisfacción. ¡No he dormido, he soñado!
(...)

5 de junio. Ya estamos en las llanuras. El Malón de la Paz marcha penosamente, por las rutas de la patria. Estamos completamente desnutridos. Nuestra marcha es realmente forzada. Los veinte días de lucha, han templado nuestro espíritu. Pero estamos extenuados: no sé cómo haremos para cruzar la llanura. Eusebia ya va mucho mejor, bajo la mirada vigilante de la viuda de Morales, la mayor de las mujeres de la caravana. Las cabezas están gachas. Las energías se han agotado. Humanamente, no se puede exigir más de nosotros. A pesar de que repito a cada instante el lema de combate: ARRIBA LOS CORAZONES veo a mi gente marchando a los tumbos. Claro está que ninguno quiere demostrarlo, pero el desaliento no tardará en hacer presa de ellos —ya lo estoy viendo—.

El esfuerzo planeado sobre el mapa es una cosa y otra muy distinta, llevarlo a cabo. La llanura parece hostil: allá lejos está Salta, la indómita. Pero, ¿quién llega?... ¿Quién sabe cuántos kilómetros faltan aún? Porque exactamente no sabemos a qué distancia de la ciudad estamos. 

El sol está declinando lentamente y su despedida hace aún más triste nuestra situación. Todo es calma en el paraje...

Las piernas no accionan como quisiéramos. Nadie protesta, porque el Malón de la Paz se formó por el anhelo de justicia que anhelaban sus miembros.

(...) 

18 de junio. Sigue la marcha... Todos estamos bien de salud... Aceleramos la marcha... Hemos hecho 85 kilómetros. 

19 de junio. Otra jornada realizada... 100 kilómetros... Un verdadero récord... No nos damos tregua, porque queremos llegar a Córdoba en el fausto día de la bandera... Ya se divisan en la lejanía los campanarios que pueblan Córdoba, la culta.

(...)   

9 de julio. Estamos en Rosario de Santa Fe. El segundo puerto de la República nos hace vivir jubilosos e ininterrumpidos instantes de dicha. El recibimiento hecho al Malón de la Paz no tiene precedentes: ha sido apoteósico. La ciudad toda se ha volcado a la calle... Nos vemos envueltos en la marejada humana, que pugna por demostrarnos que está con nosotros... Las flores de los balcones son arrojadas por bellas manos femeninas: madres, hermanas, novias de argentinos sienten el sentimiento colla.

En Rosario de Santa Fe se viven jubilosos instantes de dicha

Estoy anonadado: también la felicidad aplasta... Quien no reconozca la comprensiva fraternidad argentina merece mi más absoluto repudio. 

Hoy es el segundo día de la patria... En aquel lejano y siempre presente 1816, aquellos ilustres criollos gritaron a los vientos del mundo, que aquí se levanta una nueva Nación, respetuosa de los más insignificantes derechos de los demás países y deseosa hasta el sacrificio, de exigir el respeto que, como Nación libre y soberana, le correspondía.

En este día, segundo del drama de la argentinidad, el mundo todo oyó la voz del clarín que anunciaba para estas tierras de promisión una era de felicidad y progreso.

En este bendito y alabado día, sus habitantes juraron derramar su sangre fresca por su soberanía y su santo sudor sobre el campo, por el progreso. 

Nos habían hecho el ofrecimiento de trasladarnos por vía férrea a Buenos Aires para asistir a los festejos brillantes que allí se realizaban... Pero no podemos aceptar: el Malón de la Paz ha hecho voto a la Virgen de Luján de marchar sobre pedruscos, nieve, agua, arena y guijarros a pie, únicamente a pie, pase lo que pase; y si ha de cumplirse... Declinamos el amable ofrecimiento y nos aprestamos a disfrutar de la hospitalidad rosarina.

(...) 

1° de agosto. Los visitantes porteños afluyen sin interrupción: periodistas, cinematografistas, relatores... Todos desean declaraciones, reportajes y aclaraciones. Mi trabajo es múltiple: a todos doy cumplimiento...

2 de agosto. Estamos marchando en demanda de la última parte de la jornada. Hemos pasado Merlo y ya estamos casi en Ramos Mejía.

3 de agosto. En Ramos Mejía, puerta de la gran ciudad americana, nos han hecho otro recibimiento, como saben hacerlo los argentinos. Ya estamos a las puertas mismas de Buenos Aires: a las doce horas de hoy estaremos en la Pirámide de Mayo para recibir la confirmación de nuestra grande esperanza o llorar sin consuelo alguno...

 

*Además del prólogo de Marcelo Valko, de la producción del libro también participaron Carina Carriqueo, Emiliano Ruiz Díaz y Diego Antico, de la Coordinación del Centro de Estudios sobre Pueblos Originarios.