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Darío Lopérfido: "Cristina representa la agenda populista y Macri la agenda democrática"

El ex funcionario de la Alianza participó del Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes de Periodismo de Perfil. La creación de su nuevo partido. Y la comparación entre Máximo Kirchner y Antonio de la Rúa.

Entrevista a Darío Lopérfido 20200921
Entrevista a Darío Lopérfido | Captura de pantalla

Darío Lopérfido visitó de forma virtual la Escuela de Comunicación para participar de una conferencia de prensa organizada por estudiantes de Periodismo del Grupo Perfil. "Argentina se encamina hacia una lucha entre la democracia y populismo", sentenció. También aseguró que formó el partido Mejorar para "tratar de ir por un Frente Antipopulista" y reveló que está trabajando junto a Ricardo López Murphy.

Por otra parte, el ex secretario de Cultura y Medios durante la Alianza reivindicó al ex presidente Fernando de la Rúa porque "tenía muy buenas intenciones en la política" y porque "gobernó en un contexto complicado". A la vez que comparó a Antonio de la Rúa y el Grupo Sushi con Máximo Kirchner y La Cámpora. "La diferencia es que Máximo armó una organización política a partir de ser el hijo de los Kirchner. Antonio de la Rúa no tuvo esa intención durante el gobierno del padre", aseguró Lopérfido en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.

¿Macri tendría que volver a ser presidente para acabar con lo que usted denomina "populismo"?

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—Yo no lo pondría en esos términos, de ninguna manera. Creo que lo que uno intenta plantear en contra del populismo es no reivindicar personalismos. Tiene que haber una pelea cultural muy fuerte y un proceso político que haga que los partidos y los frentes sean democráticos para poder acabar con el populismo. El problema de Juntos por el Cambio es que hay un montón de sectores a los que no llega. Con todos los fallos que tuvo, me encuentro más cercano al Gobierno anterior, pero reconociéndole muchos problemas. Lo que hace falta para pelearle al populismo es una competencia en la que participe Macri y todos y muchos dirigentes que están fuera de Juntos por el Cambio.

¿Qué representó para usted la figura de Fernando de La Rúa?

—Tengo mucho afecto personal con él. Tenía muy buenas intenciones en la política y creo que le tocó una circunstancia tremenda de gobierno donde después se pagó mucho tiempo la interrupción constitucional. Aun terminando mal, él no quería reelección. Para la democracia argentina y para las instituciones hubiese sido bueno que no haya pasado lo de los cinco presidentes. Fue una crisis muy potente, muy poderosa. El país no tiene mecanismos de resolución de crisis. Un hombre con muy buenas intenciones y que había tenido una carrera política fantástica y brillante. Una crisis que lo devoró y un frente político que era la Alianza que no respondió bien a lo que era una arremetida muy fuerte de sectores que querían desestabilizar al gobierno. Yo tengo la idea de que a Argentina le vendría mejor tener un sistema parlamentario que presidencial. Habría crisis de gobierno que se resolverían de manera parlamentaria y no se interrumpiría el orden constitucional, como en España o en Alemania.

—La Alianza terminó con la peor crisis política, económica y social de la Argentina. ¿Tiene alguna autocrítica sobre ese gobierno?

—Una no, muchas. Yo no justifico nunca una crisis económica, no es motivo para que caiga un Gobierno. Como siempre opino en torno a estos temas, fue un Gobierno que tuvo un problema que en el momento de una crisis muy profunda, tanto nacional como en el contexto internacional, no supo aguantar lo que tenía que aguantar para que no se lo lleven por delante. Yo hablo mucho de la batalla cultural y ese era un gobierno muy permeable a cuando sabía que tenía un solo camino cuando lo apretaban tratar de cambiar el mismo. Cuando (Ricardo) López Murphy asume como ministro de Economía del gobierno de De La Rúa, Ricardo tenía claro que la crisis fiscal era tremenda y que el país no iba a tener. Sí, por supuesto hago autocrítica, pero creo que fue una situación increíblemente dura la de ese momento. Si vos ves los números fiscales era inviable la situación económica en Argentina, un sistema que en Argentina cada peso costaba un dólar, no podían venderle nada a nadie. Otro problema que creo que también tuvo el gobierno de De la Rúa, como el de Macri, es pensar que vos llegaste al gobierno y las cosas se van a solucionar porque sos bueno y republicano. La situación económica se había puesto muy dura y se había instalada la esperanza que habían ganado los buenos: De la Rúa, Graciela Fernández Meijide, Chacho Álvarez. El primer gabinete de De la Rúa tenía gente honorable: Ricardo Gil Laavedra, Juan Llach, Graciela, Dante Caputo. Se creyó que eso sólo iba a provocar que el mundo nos quisiera. Esa candidez es imperdonable.

Darío Lopérfido quiere ser candidato a diputado: "La oposición dejó un espacio vacío"

Durante los años de la Alianza Antonio de la Rúa, hijo del presidente, tenía mucho peso en el gobierno de entonces. ¿Puede encontrar alguna relación entre Antonio de La Rúa y Máximo Kirchner?

—No hay relación. La diferencia es que Máximo armó una organización política a partir de ser el hijo de los Kirchner. Antonio de la Rúa no tuvo esa intención durante el gobierno del padre, no hubo una organización política. Los "sushis" fueron creados por el periodista Gonzalo Álvarez Guerrero, de la revista Noticias, que inventó el término para definir a un grupo, entre los que estábamos Andrés de Lillo, Lautaro García, Cecilia Filguera y Hernán Lombardi. Éramos muy jóvenes en ese momento, pero nunca fuimos una organización como La Cámpora. Máximo formó La Cámpora, hoy es diputado y hay un montón de gente que estaba en La Cámpora que ocupa lugares importantes en el Gobierno. Antonio nunca tuvo esa pretensión, él quería ayudar al padre y que al gobierno de la Alianza le vaya bien.

—Usted dice que el Grupo Sushi no quiso ser una organización política, pero lo cierto es que influía en aquel gobierno. ¿Cuáles son las diferencias que puede marcar entre el Grupo Sushi y La Cámpora?

—Nosotros no hacíamos acumulación política. Lo que se llama influencia era porque nosotros queríamos influir en las políticas gubernamentales lo más posible. Fernando de La Rúa se apoyaba mucho en nosotros, en medio de toda la interna. Especialmente, en el momento que Chacho Álvarez renunció. Entonces había una pata ahí que se había construido como de gobernabilidad. Teníamos una mirada muy técnica. Lo que hizo La Cámpora, no lo digo como una crítica más allá de mis diferencias con el kirchnerismo, fue una organización política. En la elección de medio término que hubo cuando estaba De La Rúa, no buscamos poner candidatos, aunque podríamos haberlo hecho, gracias al peso que teníamos. Nosotros queríamos tener una agenda importante en el gobierno y, a partir de la crisis de la renuncia de Álvarez, queríamos salvar al gobierno. Veíamos que eso se empezaba a derrumbar la situación, ya que económicamente estaba muy mal y la convertibilidad estaba estallada, Argentina no tenía ningún nivel de competitividad para nada, tenía un nivel de endeudamiento muy grande. Nosotros jugábamos un poco ese rol, pero La Cámpora es una organización política que tiene su conducción y cuando aparece un lugar libre en el Estado mandan a un candidato. Nosotros éramos un grupo entre 10 y 14 personas muy jóvenes. Si hay algún ejemplo de coexistencia de una organización política en un gobierno fue la Junta Coordinadora de Raúl Alfonsín, ya que fue una organización política en torno a Alfonsín.

Darío Lopérfido en el Ccilo de Entrevista

—En relación a la política actual, ¿usted cree que Alberto tiene margen para marcar una agenda diferente a la que pretende Cristina Kirchner?

—Tiene una complejidad muy grande el Frente de Todos, hay mucha interna del justicialismo jugándose y hay una puja muy fuerte para imponer agenda. También hay muchos sectores decepcionados. Muchos se ilusionaron con que Alberto Fernández iba a poder formar una coalición dentro de su propia coalición. Ya sea con los gobernadores o con gente que tenía una agenda más republicana y que con eso iba a poder tener una capacidad a nivel de decisión más alto. No está pasando que el Presidente tenga mayoría en la coalición gobernante. Es una situación densa porque tiene que pensar como resuelve el poder y la gobernabilidad sin dinero, sin caja. Estos problemas en la época del gobierno de Cristina o más para atrás se resuelven con la caja. Si vos tenes dinero en el Estado, a una provincia le decís te doy esto. El peronismo siempre uso los fondos públicos para tener gobernabilidad y consenso interno. Si estás enojado te daban más, muchos se hacían los enfadados para obtener más dinero o más coparticipación. En este momento la situación fiscal en Argentina es muy dura y el coronavirus la agravó notoriamente. Es un experimento delicado para mí el cómo se dirime la cuestión de poder dentro del peronismo con una situación fiscal tan grave como está donde casi no hay nada para repartir.

—Y en relación a la oposición, ¿usted a quién votaría en una interna entre Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri?

—No pertenezco a Juntos por el Cambio. Integro un espacio nuevo porque no me gusta la practica política de los grandes partidos, se llama Mejorar. No tendría que elegir porque no pertenezco a ese sector. Igual creo que hay una interna, es lógico, el problema está en quien tiene el poder en Juntos por el Cambio. Fui director del Teatro Colón y el jefe de Gobierno era Macri y el jefe de Gabinete era Larreta. No veía una diferencia muy grande. Quizás hacia afuera hay cierto discurso más liberal que eso me puede parecer más interesante de Macri. Algunos somos más enfáticos en la defensa de las instituciones. No nos gusta que se gobierne bajo decretos, no me gusta que se discipline con la caja, no me gusta lo que se hizo en la Cámara de Diputados que se consideró ausente a los legisladores que habían ido. No me gusta lo que hace Cristina Kirchner en el Senado.

¿Quién debería ser el candidato del partido Mejorar?

—La verdad es que no sé. Yo no estoy disputando ninguno de los cargos, escribo todos los fines de semana en un medio de comunicación, trato de hacer un aporte con la lucha de ideas. Hay que tener en cuenta que el año que viene las elecciones no son presidenciales, son de medio término. Cuando toque la presidencial, en lo que a mí me toca y me gusta más, que es la política de la Ciudad de Buenos Aires, es la elección de Jefe de Gobierno. En ese sentido, estoy hablando mucho con Ricardo López Murphy para hacer una especie de Frente Republicano, que tenga que ver con defender valores e ideas para dar una batalla cultural y Ricardo es una persona que yo aprecio y valoro mucho. Ojala pudiéramos trabajar si Ricardo llega a ser diputado, yo encantado de apoyar un proceso así. Habría que tratar de ir por un Frente Antipopulista. Sabemos lo que pasa, es muy finita la elección en Argentina, cuando el peronismo se une ante una pequeña fisura no hay manera de ganar, eso es lo que paso el año anterior.

¿Coincide con Emilio Monzó, que pidió superar viejas estructuras, como los personalismos de Cristina y de Macri?

—No, yo creo que él lo está diciendo en función de un tema interno. Yo no tengo nada contra Monzó, no lo conozco. Ha sido un político que buscó consenso en la Cámara de Diputados y eso es bueno. Pero me parece que es un poco ilusorio lo que él plantea y no me parece bien poner en el mismo lugar a Macri que a Cristina. Macri encarnaba un liderazgo más democrático, un liderazgo de no llevarse por delante las instituciones, de respeto al que pensaba distinto, con una agenda internacional que a mí me gustaba. No estoy de acuerdo en decir que hay que sacarlos. La agenda que representa Macri es una agenda de un país institucional. Y la agenda que representa Cristina es una agenda populista que no le importa mucho las instituciones. Lo que se debate en el mundo es si triunfa la agenda democrática o si triunfa la agenda populista, y yo creo que Cristina representa la agenda populista y Macri la agenda democrática.

Agradecemos tu participación en el Ciclo de Entrevistas y lo invitamos a realizar un comentario final para cerrar el reportaje.

—El comentario final tiene que ver con eso que yo planteaba respecto del populismo y de la agenda democrática. Esto para mí es un problema, mucho más en un contexto de crisis gravísima. En Argentina no se discuten las ideas, no se discute el modelo, yo pongo mucho énfasis en la batalla de ideas. Como decía Orwell, el que maneja el pasado maneja el futuro y yo creo que si los sectores democráticos y republicanos no son lo suficientemente consistentes en defender los valores que tienen que ver con la institucionalidad con la libertad y con la democracia. Si no hay una defensa muy encarnizada de eso, triunfan los populismos.

Por Gonzalo Aragón, Jerónimo Fiorani Barbin y Patricio Ceballos
Estudiantes de Periodismo Escuela de Comunicación de Grupo Perfil