En los últimos veinte años,la ciencia política en la Argentina ha experimentado un desarrollo inusitado. Tanto los indicadores institucionales en términos de enseñanza e investigación como los indicadores sociales en términos de la relevancia política y social de la disciplina y sus miembros, muestran avances veloces y sostenidos. En efecto, los politólogos cada vez son más, están más especializados, y constituyen una voz cada vez más demandada para intervenir en el debate público.
Este desarrollo excepcional comienza a partir de 1983. La estabilidad del régimen democrático y sus libertades, la autonomía universitaria, la apertura de la carrera de Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires y la posterior creación de nuevas universidades públicas y privadas dieron la posibilidad de un desarrollo disciplinar nunca antes experimentado. Este proceso marcó un cambio desde una actividad antes caracterizada por talentosos intelectuales aislados, hacia una empresa colectiva, una comunidad con límites más claros, y reconocimientos y carreras mejor demarcados.
En todos estos años, los temas de investigación tuvieron fuerte relación con la agenda de los tomadores de decisión y con las agendas de las comunidades de expertos a nivel global: el funcionamiento de las instituciones de gobierno, los problemas de la transición y consolidación de la democracia, los déficits del régimen democrático y del Estado, la política exterior, el diseño y la evaluación de las políticas públicas, los problemas de la representación y el análisis electoral, entre otros, han convivido con temas de más larga trayectoria como la historia de las ideas políticas o las bases sociológicas que influyen en las preferencias electorales. Más recientemente se logró acumular mucho conocimiento científico, por ejemplo, sobre el funcionamiento de los sistemas de partidos, sobre todo a partir de la incidencia del diseño federal sobre el comportamiento político y algunas de sus consecuencias, como los movimientos y organizaciones sociales.
Especialización. Dada la continuidad de las condiciones estructurales para hacer ciencia política, se reafirmó la especialización en esas líneas de investigación, hubo diversificación de la enseñanza, formalización creciente de gran parte de la vida académica, y se organizó la disciplina con eje en una asociación profesional que defiende los intereses de sus miembros, promueve la inserción social de la disciplina y está cada vez más interconectada con asociaciones análogas de otros países. En efecto, la Sociedad Argentina de Análisis Político (SAAP) viene cumpliendo un rol relevante en el proceso descripto, primordialmente a partir de la organización de los Congresos nacionales de ciencia política de manera ininterrumpida desde 1993. En 2017 se celebrará el ya 13º Congreso, con título “La política en entredicho. Volatilidad global, desigualdades persistentes y gobernabilidad democrática”, que tendrá lugar en la Ciudad de Buenos Aires, en la sede de la Universidad Torcuato Di Tella, entre los días 2 y 5 de agosto.
El encuentro será importante no sólo porque contará con la presencia de profesores e investigadores de las casi cuarenta universidades argentinas que ofrecen formación en ciencia política y más de cincuenta invitados internacionales del más alto nivel, sino porque trazará en gran medida los problemas
políticos que serán estudiados científicamente en los próximos años, y consecuentemente, influirá sobre la información y el análisis que tengan sobre ellos también funcionarios, políticos, analistas de opinión pública y periodistas.
Entender los cambios. Varios hechos políticos novedosos sucedieron en la Argentina y en el mundo en el último año. A escala global dieron sorpresas las elecciones de Estados Unidos, Gran Bretaña y España. En el nivel regional, el plebiscito en Colombia, el traumático cambio presidencial en Brasil y los severos problemas institucionales en Venezuela y otros países añaden un marco de incertidumbre aún mayor al quiebre de la competencia política tradicional en
Argentina, que ha tenido un resultado inédito en cien años: un presidente que, además de minoritario, no es peronista ni radical ni militar. El populismo que caracterizó a varios países de América Latina amenaza con trasladarse al Hemisferio Norte, mientras que los cambios en el Sur tienen todavía resultados inciertos. Varios de los nuevos gobiernos enfrentan dificultades impensadas, e incluso se ha comenzado a hablar de una regresión de la globalización. Los primeros diagnósticos que se han escuchado sobre estos cambios han sido impresiones fugaces, pero ante estas incertidumbres es imperioso contar con bases científicas de análisis. Así, al lado de las líneas de investigación más tradicionales, como las mencionadas y otras como los problemas de eficacia y eficiencia en el funcionamiento de las burocracias estatales, la relación entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, las políticas sociales o los mecanismos de selección de candidatos a cargos públicos, en este Congreso de ciencia política también crecerán en importancia otras temáticas igualmente importantes como los estudios de género, el multiculturalismo, los mecanismos de reproducción de la corrupción y las intersecciones teóricas y prácticas entre la política y el Poder Judicial.
Los temas de especialización de la ciencia política y las relaciones internacionales en tanto disciplina científica y académica son relevantes para la organización del poder en cualquier sociedad. Pero para países como la Argentina son urgentes, ya que en varios de esos temas están las claves de muchas de sus frustraciones. Tanto en el plano doméstico como en el internacional, la Argentina experimenta una creciente necesidad de comprender, interpretar y explicar sus problemas políticos.
Orígenes y perfil profesional
Tal como hoy se la conoce, la ciencia política es una disciplina científica que desde su mismo nacimiento a principios del siglo XX ha girado alrededor de la democracia: ha indagado, por ejemplo, sobre cómo nace, si tiene prerrequisitos, cómo puede ser más estable en el tiempo, qué amenazas internas y/o externas debe sobrellevar, o más recientemente, cómo mejorar su calidad. Por supuesto, no todos los politólogos trabajan bajo los mismos parámetros teóricos o metodológicos, ni se preocupan por los mismos problemas, ni tienen las mismas opiniones políticas. Pero en la Argentina estos ricos debates académicos, así como un extendido consenso sobre su enseñanza, encontraron su condición de posibilidad sólo cuando la democracia misma comenzó a ser socialmente valorada.
*Politólogo, presidente de la Sociedad Argentina de Análisis Político (SAAP).