Nicolás Trotta participó de una conferencia de prensa virtual organizada por estudiantes del Posgrado en Periodismo de Investigación del Grupo Perfil y la Universidad del Salvador (USAL) en la que evaluó la desigualdad en la enseñanza educativa durante la pandemia. “La presencialidad es irremplazable. Nadie aprende en el hogar lo mismo que se aprende en la escuela, se tenga o no conectividad y computadora”, sostuvo.
El ministro de Educación también apuntó contra Horacio Rodríguez Larreta y la gestión de Soledad Acuña. “La Ciudad no asume la responsabilidad de llevar a cabo medidas restrictivas, que le pueden costar el voto de su electorado, pero que todo el mundo ha implementado. Larreta no logra conjugar el derecho a la educación con el cuidado de la salud”, criticó Trotta en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.
—El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires presenta datos que demuestran que no aumentan los casos de contagio en los colegios, pero la discusión sobre las clases presenciales parece haberse vuelto política. ¿Es una estrategia electoral de Horacio Rodríguez Larreta?
—Lo que nosotros hicimos fue poner en suspenso la presencialidad donde hay alerta epidemiológica. Nadie tiene una cartografía para saber cuál es la ruta exacta a seguir. Nuestro desafío es crear consenso. En el 2020 habíamos hecho un acuerdo unánime; era el consenso construido en base a lo que nos decían los epidemiólogos en ese entonces. En un diálogo, en agosto de 2020, con Fernán Quirós, ministro de Salud de la Ciudad, y con el entonces ministro de Salud nacional, Ginés González García, se planteó que en las grandes urbes iba a ser imposible volver a las clases con normalidad. Cuando la Ciudad pretendía volver a la presencialidad, la propia normativa que habían aprobado decía que para retomar hacía falta nulo o muy bajo nivel de contagio. A partir de la segunda ola empieza el conflicto. La Ciudad no asume la responsabilidad de llevar a cabo medidas restrictivas, que le pueden costar el voto de su electorado, pero que todo el mundo ha implementado. Larreta no logra conjugar el derecho a la educación con el cuidado de la salud. ¿Qué cambió entre el 2020 y el 2021 para que Larreta rompa el consenso? El año electoral y su vocación de ser presidente. Sus malas decisiones aceleraron la dispersión del Covid-19 en todo el territorio argentino, e impulsaron a que las distintas cepas tengan una contagiosidad superior. Lo que hay es especulación y falta de coraje.
—¿Cómo calificaría la gestión de la ministra porteña Soledad Acuña durante la pandemia?
—No es un cuestión de calificar la gestión de Soledad Acuña en particular. Lo que sí considero, y estos son datos objetivos, es que la realidad de la Ciudad de Buenos Aires ha implicado una pérdida de protagonismo de la inversión por parte del Estado porteño en el capítulo educativo, ha sido la carta de presentación constante en los 8 años de la gestión de Macri pero también en la gestión de Rodríguez Larreta. Y si analizamos las políticas educativas desde 2015 a 2019 vemos que implicaron la ruptura de consensos educativos muy trascendentes que se habían construido en el marco de la sanción de leyes, como la de educación nacional, de financiamiento educativo, o de educación técnico profesional. La desarticulación de las instancias de infraestructura escolar, para aumentar la oferta educativa y universalizar la escolarización temprana o mejorar el acompañamiento de las trayectorias en nuestra escuela secundaria. La desarticulación del Plan Nacional de Lectura o del Plan Conectar Igualdad. La pérdida de capacidad de compra del salario docente a lo largo de los cuatro años de gestión de Macri. Y lo que uno observa en la Ciudad de Buenos Aires es que tiene el nivel de ingreso por habitante más importante de Argentina y es la única jurisdicción donde la educación de gestión privada es más importante en cantidad de matrículas de estudiantes que las escuelas de gestión estatal pero no dan las respuestas necesarias para enfrentar la profundad desigualdad. Si hay una jurisdicción que debería tener la espalda para garantizar conectividad en todo su territorio y la distribución de computadoras es la Ciudad de Buenos Aires y no lo ha hecho.
—Su gestión también tuvo diferencias con el gobierno de Córdoba, que no es opositor a Juntos por el Cambio. ¿Cuáles son las áreas más sensibles en este momento en el área educativa a nivel nacional?
—Tuve definiciones muy duras a partir de la decisión del gobernador de transitar la presencialidad, porque Córdoba se encontraba en situación de emergencia epidemiológica. La situación se agravó, y el gobernador Schiaretti anunció medidas restrictivas que incluyen, entre otros aspectos, la suspensión de la presencialidad. No puede haber 24 políticas sanitarias distintas para enfrentar la pandemia; es un desafío de los países federales. Los eslogan vinculados a que tenemos la cuarentena más larga del mundo, que somos el único país que no tuvo las escuelas abiertas en el 2020, no reflejan la realidad, es desinformación. Porque nuestras escuelas estuvieron siempre abiertas, tuvimos clases en el 2020, así como estamos teniendo clases en toda la Argentina en este momento. Muchas veces creemos que Argentina es un país único, pero las herramientas que tiene la Argentina son las mismas que han utilizado las distintas naciones del mundo.
—¿Cuándo estiman en el Ministerio de Educación que se va a recuperar lo perdido en el ámbito educativo?
—Nuestras decisiones apuntan a reorganizar esos aprendizajes, porque la escuela es irremplazable. Nadie aprende en el hogar lo mismo que se aprende en la escuela, se tenga o no conectividad. No podemos hablar de virtualización educativa porque no sólo se vincula con tener una computadora, sino que implica la formación con el uso de la tecnología, del docente y del estudiante. No existió promoción automática durante el 2020, tampoco dimos por aprendido lo que nuestros estudiantes no aprendieron. Cada niño tiene un ritmo de aprendizaje distinto, condicionado por su propia realidad. La desigualdad de la brecha digital se agravó a partir de la interrupción de programas como Conectar Igualdad, desarticulado por el gobierno de Mauricio Macri. La pandemia implica una tragedia en América Latina, que es la desigualdad. El desafío que tenemos nosotros es la desigualdad en su dimensión educativa. Estamos trabajando en el concepto de “unidad pedagógica” que incluya el 2022, reforzado en los niños y adolescentes que están terminando sus niveles.
—Algunos analistas sostienen que Cristina Kirchner es la que marca la agenda del Gobierno. ¿Usted qué piensa?
—Nuestro frente es diverso. Nuestra vicepresidenta es central en nuestra coalición y fue central para la victoria electoral. Tenemos una ventaja y es que contamos con dos referentes enormes como son el Presidente Fernández y nuestra Vicepresidenta. Hay sectores que pretenden debilitar nuestra fuerza con algunas definiciones de esas características. La Argentina de la pre pandemia enfrentaba desafíos titánicos. Nuestra victoria se vio reflejada por un pésimo gobierno, como fue el de Mauricio Macri: la oposición nunca gana las elecciones, la pierden los oficialismos. La sociedad confía en nosotros, porque somos el reflejo de Néstor y Cristina Kirchner, que fueron gobiernos con sus claros y oscuros de procesos políticos de recuperación económica y social. En 2010 Cristina Kirchner implementó el Plan Conectar Igualdad con una inversión de mil millones de dólares para la adquisición de más de 3 millones de computadoras; un programa emblema para América Latina. El gobierno de Mauricio Macri lo abandonó. La Argentina en 2010 era una de ampliación de derechos. El primer programa que presenta nuestro gobierno es el de la lucha contra el hambre, con una inversión de 70 mil millones de pesos. Asumimos con respuestas para los problemas a transitar, pero cambiaron los problemas y tuvimos que formularnos nuevas preguntas. Aún nos queda el desafío de responder otras. Eso es lo que la sociedad eligió: tener la capacidad de transformación, porque sostenemos el debate interno constante.
—Agradecemos su participación en el Ciclo de Entrevistas de Perfil Educación y la invitamos a realizar un comentario final para cerrar el reportaje.
—El periodismo ha sido mi vocación y por momentos lo extraño. Nuestro presidente ha tratado de construir el diálogo con todos y todas. Las tensiones son identitarias de la democracia. No hay que tenerle miedo al debate, ni a defender lo que uno cree, que es lo que yo intento hacer en esta responsabilidad transitoria que me tiene como ministro de Educación. Defendiendo nuestra agenda, y trazando los objetivos de la escuela, también, de la post pandemia. En el año más complejo que ha tenido nuestra democracia hemos logrado el crecimiento de la inversión educativa interanual más importante de nuestra historia. Hoy nos toca conducir la herramienta más importante para el desarrollo y tenemos que responder con compromiso y nuestro gobierno está al servicio social de manera constante. Muchos dicen que el futuro después de la pandemia va a ser mejor. Estoy seguro que va a ser diferente, pero que sea mejor depende de nosotros. Nosotros no solo como gobierno, sino como sociedad.
Por Sabrina Lopardo Chemen, Santiago Rojas y Nicolás Montenegro.
Estudiantes de Periodismo de Perfil Educación
Posgrado en Periodismo de Investigación Perfil-USAL