COLUMNISTAS
Defensora de Género

Fútbol, política y sindicalismo

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Igualdad. El fútbol femenino genera temor a compartir reglas de un deporte hecho insignia de la masculinidad. | prensa san lorenzo

Fútbol. En la sección Ideas del domingo, el periodista Néstor Barreiro escribe en tono irónico sobre la igualdad de género (en una reducción binaria de género a las mujeres en su diferencia con los varones) defendiendo con mordacidad el gran refugio identitario de la sociabilidad masculina: el fútbol. “¿Por qué tiene que haber fútbol masculino y fútbol femenino?”, se pregunta retóricamente, para sugerir a continuación que si se ha logrado una fórmula de paridad en política, podría lograrse también una en el deporte.

Recomiendo leer su columna si no lo han hecho, porque despliega humor e imaginación. Pero también porque en la ridiculización de las demandas de paridad se advierte el temor a compartir las reglas de un deporte hecho insignia de la masculinidad. Para que las mujeres ingresemos, hay que cambiar de modo disparatado las reglas prestando atención a la igualdad estricta. Porque las reglas no lo decían, pero eran para ellos. Entonces, con nosotras allí, estaremos jugando algo absurdo pero paritario. ¿Querían fútbol? Les damos esto.

Política. ¿Pasará lo mismo con la política? En el clima preelectoral que vivimos, alguien debería estar hablando sobre las mujeres (la gran agencia política del momento) que por primera vez conformarán la mitad de las listas. Pero nada de esto ocurre, porque serán los dirigentes quienes digitarán por ellas sus destinos representativos, en un tutelaje que encarna viejas formas cerradas de la política de cúpulas. Y en las cúpulas no estamos las mujeres. ¿Querían democracia? Les damos esto.

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Sindicalismo. ¿Y en el sindicalismo cómo andamos? Sábado y domingo, la sección Política Económica ilustró con fotos, siglas y voces masculinas cómo se discutían el protagonismo, las adhesiones y los liderazgos en pugna preparando el sexto paro al gobierno de Macri el 30 de abril. Quién marcha y por qué avenida, quién sube al palco, quién habla, las idas y vueltas de los gremios de transporte que son el reaseguro de la adhesión, y que propusieron para el 1º de mayo un cese que pidieron no llamar “paro” para no confundir.

El Frente Sindical, la CTA, la CGT, el Triunvirato de San Cayetano, la CTEP, Barrios de Pie, la CCC... ¿sabrán que desde 2002 hay una Ley de Cupo Sindical? Una liturgia violenta y patotera disuade a las mujeres de reclamar sus lugares, y encubre con aspavientos sobreactuados las alianzas y negocios compartidos. Solo cuatro sindicatos cumplen la Ley de Cupo, uno de ellos es Sanidad, al que pertenece Susana Rueda. Es aquella dirigente que entre 2004 y 2005 fue secretaria general de la CGT en un asomo de triunvirato donde Moyano (entonces respaldado por Barrionuevo) compartió la conducción con ella y Lingeri (de Obras Sanitarias). Con ese gesto transformaban el enfrentamiento en unidad. Rueda era la primera mujer allí desde 1930, y la única hasta ahora. Duró un año, pronto regresó el unicato.

En Política Económica del domingo se informa la visita a Roma de más de cien obispos, que informarán al Papa sus preocupaciones por la crisis social y laboral. Los lazos del sindicalismo con la Iglesia son diversos. Monseñor Lugones fue a la sede Azopardo de la CGT y busca adhesión a la Pastoral Social. El titular de la Confederación Episcopal Argentina, monseñor Ojea, acompañó un acto en Smata. Ricardo Pignanelli, del Frente Sindical, planea una visita a la Virgen del Rosario de San Nicolás y ya tiene el merchandising: una imagen de Francisco y una cruz con la leyenda “Tierra, Techo, Trabajo”.

Con dirigentes sindicales viejos y mañosos, la liturgia parece el baile del cortejo de las cacatúas pero solo entre machos. ¡Ah! El 1º de mayo hubo ollas populares, y allí sí las mujeres tuvimos un lugar.