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ENTREVISTA

“En el último tiempo, no tuvimos nada que ver con el kirchnerismo”

Así lo sostiene Oscar González, presidente provisorio de la Unicameral, sobre el mensaje que debería dar el PJ nacional para ser alternativa. "Como dirigente del peronismo no se me ocurriría mostrar una foto del helicóptero yéndose de Casa Rosada".

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EJECUTIVO A CARGO. En ausencia de Schiaretti, González quedó como la primera autoridad hasta el regreso del viaje del Gobernador. | Fino Pizarro

Esta semana la Legislatura cordobesa se volvió a convertir en uno de los escenarios en los que se dará la lucha entre el oficialismo provincial y Cambiemos, rumbo a las elecciones de 2019. Con el rechazo de Unión por Córdoba al pedido de repudio a las declaraciones del exjuez de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni, que habían presentado en labor parlamentaria los socios cordobeses de Mauricio Macri, lo que vino después fueron los cruces entre las espadas legislativas que tiene el PJ cordobés y varios de los alfiles de la coalición en la Unicameral. Con los primeros sosteniendo que, de la manera en que estaba redactado el proyecto, era “añadir más violencia verbal a lo que está pasando en la Argentina”, y este sector de la oposición, criticando a UPC por no permitir el debate en el recinto.

Al respecto, habló con PERFIL CÓRDOBA Oscar González, presidente provisorio de la Unicameral y segundo en la línea sucesoria a partir del pedido de licencia que se tomó el vicegobernador Martín Llaryora el año pasado para asumir su banca en Diputados.

–En un año sin tener que pasar por las urnas, hay un clima casi de elección. ¿Coincide?

–Es probable que sí, todos tenemos la percepción que los plazos electorales en esta etapa se van a adelantar mucho. Pensamos que después del Mundial, que siempre es un stop para este tipo de discusiones, la actividad política con miras al 2019 se ponga en marcha. En este contexto, no hay dudas de que la Legislatura es el escenario de discusiones y es bueno que así sea. Para eso está.

–¿Lo sorprendió la repercusión que generó, sobre el final del año pasado, su confirmación en el cargo?

–No, fue un hecho natural. Ya estaba a cargo de la presidencia provisoria desde hace un tiempo, con mucha anterioridad a la decisión del vicegobernador Martín Llaryora de pedir licencia. La ratificación es una manera de darle continuidad a una decisión que ya se había tomado dentro del oficialismo para que yo ocupara ese cargo.

–¿Y ve a Llaryora cortando esa licencia antes del 2019?

–(Silencio) No creo que Martín interrumpa la licencia. Me parece que su decisión es trabajar a nivel del Congreso de la Nación defender los intereses de Córdoba y cumplir con un objetivo que fue definido en ocasión de su candidatura. No creo que él esté pensando o haya pensado en volver a la Legislatura en el último año.

–¿La relación entre Macri y Schiaretti preocupa más a la interna del PJ o a Cambiemos?

Hay que desdramatizar la relación del Presidente con el Gobernador. Después de muchos años de una relación dramáticamente tensa, donde la Nación prácticamente acorraló al Gobierno de Córdoba y casi que trató de dejarla sin opción de ninguna naturaleza, una relación normal como la actual llama la atención. Cuando, en realidad, el hecho normal es que el Presidente de la Nación con el Gobernador de la Provincia más importante del interior del país tengan una relación constructiva, que aporte al desarrollo de Córdoba y la participación de la provincia como motor del crecimiento de la Argentina. Lo que es normal, ahora aparece como llamativo. Y es lo que corresponde en democracia.

–¿No cree que inquiete a algunos?

–No lo creo porque es la relación que debe existir y la gente de Cambiemos, si cree en el orden republicano, debe sentirse satisfecha. No hay que olvidarse que en algún momento la Nación le negó a Córdoba hasta la posibilidad de tomar financiamiento para la ejecución de obras. Hay que recordar, también, que estamos próximos a que se inicie el juicio por el motín policial del 2013 y en ese momento claramente las autoridades del Gobierno nacional aislaron totalmente a Córdoba impidiendo que fuerzas nacionales como Gendarmería resolvieran el problema.

–¿Vio el intento de desestabilización que dicen algunos?

–Uno puede tomarlo de muchas maneras. Falta de colaboración, pero también hubo algún trasnochado que pensó que la situación, que se logró controlar, podía ser un elemento desestabilizador de las instituciones de Córdoba.

–El gobernador en aquel momento era De la Sota, ¿cómo lo ve a futuro?

–En Argentina ningún observador de la política o dirigente político puede dejar de admitir que De la Sota es uno de los políticos mejor formado que hay en el país. Es difícil pensar que se margine de la política, su capacidad y talento hacen difícil imaginarlo afuera.

–A nivel nacional, queda la sensación que es Mauricio Macri o Cristina Fernández de Kirchner. ¿Hay lugar en el medio para el PJ de Córdoba?

–El peronismo a nivel nacional necesita recrear una alternativa de recambio con un mensaje claro para que sea viable. Y ese mensaje debe consistir en que no tenemos nada que ver con lo que fue el kirchnerismo en la última etapa. La única manera de avanzar hacia una alternativa confiable es dándole a la sociedad la garantía de que votar nuevamente por el peronismo no es una vuelta al pasado.

–Van a aparecer los opositores con las fotos…

–Todos podemos exhibir fotos del pasado. No creo que ésa sea la manera de hacer política o de generar consensos. No se me ocurriría nunca ver a un dirigente peronista mostrando una foto del helicóptero yéndose de Casa Rosada. Son prácticas que deben formar parte de una política que se fue y que la sociedad rechaza. Una nueva política debe ser hecha sobre nuevas bases y lejos de esas prácticas poco republicanas.

–Se dieron pases de otros bloques al oficialismo. Como referente de UPC en la Unicameral, ¿Qué análisis hace del futuro del bloque kirchnerista Córdoba Podemos?

–Con muchos dirigentes de ese sector hay coincidencias importantes y algunas diferencias también. Pero me parece que prevalecen las coincidencias y ojalá que se pueda conformar una oferta electoral y política con una base cada vez más amplia.