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CóRDOBA
TRIPLE FRONTERA

Por el avance narco, solicitan presencia de Gendarmería y reunión con Bullrich

La Jefa Comunal de Josefina, Santa Fe, dice que en esa provincia “no estan decididos a combatir el narcotráfico”. En San Francisco y Frontera debaten la construcción de un divisorio en la zona.

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DESEMBARCO. En Josefina pidieron la presencia de Gendarmería en la zona de la “triple frontera” ante el avance narco. Bullrich accedió. | Manuel Ruiz

Hace 15 días PERFIL CORDOBA reflotaba un tema recurrente en la llamada “triple frontera”, el punto donde confluyen la ciudad de San Francisco y las localidades de Frontera y Josefina (Santa Fe): la construcción de un divisorio para atenuar los alcances del narcotráfico en la zona. Si bien desde la ciudad cordobesa pretenden bajarle el tono a la problemática, desde Santa Fe tienen otra visión. De hecho, en una recorrida que este medio realizó por la zona (cruzando la Interprovincial se accede a territorio santafesino) quedó en claro que el abordaje es diferente.

Un dato es elocuente y explica las diferencias: hace una semana desembarcó Gendarmería en el camino  Interprovincial, luego de un pedido que elevaron las autoridades de Josefina. Ahora, hay cuatro móviles y 20 gendarmes. El pedido se concretó horas después de que circulara un video filmado por vecinos de barrio Acapulco, que pertenece a la comunidad de Josefina, quienes capturaron el momento exacto en el que dos encapuchados se disparaban con escopetas desde una casa a la otra. Sucedió el viernes 7 de abril a la una del mediodía. Mientras ocurría el tiroteo, en la cuadra siguiente los niños del barrio ingresaban a la escuela. En la misma zona, la semana anterior, al evadir un operativo de control, los ocupantes de un vehículo dispararon a dos policías, les robaron la camioneta Volkswagen Amarok, huyeron y prendieron fuego el vehículo.

En el marco de los operativos que realiza Gendarmería, el viernes último detuvieron a un joven con 50 envoltorios
de cocaína en el ingreso al barrio. En Josefina hay cuatro policías, que se dividen en dos turnos. Desde que asumió como presidenta comunal de la localidad de 2800 habitantes, Jorgelina Sicardi le viene pidiendo al gobierno santafesino que aumente la seguridad y, como respuesta, le ofrecieron solo dos policías más. “La inseguridad es una gran falencia en Santa Fe. No están realmente decididos a combatir el narcotráfico. Aquí tenemos dos problemas: la droga y la portación de armas. El narcotráfico evoluciona porque esta zona tiene un gran mercado. Si no hubiera mercado, el negocio se cae. Pero acá evoluciona cada vez más. Es una zona de paso pero es más importante por el nivel de consumo”, le dice Sicardi a PERFIL CORDOBA.

En tanto, Ezequiel Gramoy, abogado defensor de uno de los jóvenes señalados por protagonizar el tiroteo en barrio Acapulco, pinta un crudo panorama de la realidad que los vecinos viven a diario: “La gente usa las armas como medida de protección, busca justicia por mano propia, porque en Santa Fe no hay políticas serias para luchar contra el narcotráfico”. En un juicio abreviado condenaron al joven a un año y medio de prisión condicional, pero Gramoy pedirá la excarcelación. De acuerdo con las investigaciones que llevan a cabo desde la Comuna, por lo menos 120 familias están involucradas en el narcotráfico, la venta de cocaína continúa aumentando y se
mueven cifras millonarias.

Acapulco. No hay palmeras ni es el lugar paradisíaco en el que los vecinos de la zona construirían casas quinta para pasar el verano. Acapulco es el barrio donde desemboca el camino Interprovincial, aunque a esa altura ya abandona los locales comerciales y alternan los lotes de tierra desocupados y se transforma en un barrio de casas precarias, de chapa, a medio construir. Está ubicado del lado Norte de la ruta 19, a nueve kilómetros del pueblo de Josefina. En el medio hay campos de soja. Allí viven 2.500 personas. Abundan los desarmaderos de autos, los descampados y casas abandonadas. Al atardecer, la falta de alumbrado público deja el barrio a oscuras. Solo quedan las luces de la primera cuadra del Interprovincial que cruza la ruta 19 donde ahora se apostan los controles de Gendarmería. Aunque el narcotráfico mueve cifras millonarias, en Josefina predominan las calles de tierra,
las casas a medio terminar y unos pocos negocios en las 30 manzanas que integran el barrio, claramente una zona
de bajos recursos.

Aún con Héctor Gallardo preso en Bouwer -señalado como el principal líder narco de la zona y condenado a 14 años de prisión hace cuatro meses por “organización del transporte y comercialización de estupefacientes”- el narcotráfico en la zona nunca cesó. Para el abogado de Gallardo, Mario Ruiz, la causa fue armada: “Armaron la condena basándose en un arrepentido que hasta el día de hoy no sé quién es. En este momento, la causa está en la Cámara de Casación Penal Federal, esperamos que nos confirmen fecha de audiencia porque está detenido injustamente”. Y agrega un dato inquietante: “Acá no se ataca el mal de raíz: ¿quiénes son los proveedores reales? Para comprar un cargamento de 500 kilos, que no sale menos de 5 millones de pesos, hay que poner el dinero antes y sin garantía de que te den la mercadería. Hay que buscar a la gente que pone el dinero”.

Disputas territoriales. Tanto la jefa comunal como las fuerzas de seguridad aseguran que la intensificación del narcotráfico está relacionada con una disputa territorial. En la Calle 3 -paralela a la avenida en la cual Gendarmería improvisó un puesto de control, al lado de un cartel que dice Santa Fe Presente- hay una casa que funciona como aguantadero. Está abandonada y en vez de puertas o ventanas tiene chapas. La señalan como una de las propiedades de Gallardo. Sicardi pidió que la demolieran para evitar que siga funcionando como centro de operaciones en Acapulco.

En el barrio no tienen números de emergencia para comunicarse con la Policía, solo pueden llamar al teléfono fijo de la comisaría, aunque la mayoría llama al 101: atienden en San Francisco y dan aviso a Santa Fe. Ni Josefina ni Frontera tienen Unidad Judicial propia, dependen de Rafaela que se encuentra a 90 kilómetros. Tampoco tienen hospitales. La fragilidad de los límites entre Córdoba y Santa Fe hace que las autoridades de San Francisco, Frontera y Josefina actúen en conjunto constantemente. Todavía no definen cómo será el divisorio sobre el camino Interprovincial, que aunque pueda embellecer a la zona con flores no podrá tapar el narcotráfico, cada vez más creciente. Mientras tanto, Sicardi ya solicitó una reunión cara a cara con la ministra de Seguridad Patricia Bullrich para evaluar medidas para la zona. Según trascendió, tras los primeros contactos, la funcionaria mostró “una gran preocupación por lo que está sucediendo en la zona”.