POLITICA
nuevo ‘imputado colaborador’

José López, arrepentido: apuntó contra Néstor, CFK y De Vido y salió de prisión

El ex funcionario declaró ayer ante el fiscal Stornelli, quien calificó su testimonio como “sustancial” y “sincero”. Sigue detenido pero lo llevan a un sitio secreto.

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Frente a frente. La semana pasada, López se negó a declarar. Ayer, volvió a Comodoro Py desde la cárcel de Ezeiza y amplió su declaración indagatoria ante el fiscal. | NA

En una insólita jugada que preocupa a empresarios, funcionarios y políticos, José López, el hombre que se hizo famoso por llevar casi 9 millones de dólares al convento de General Rodríguez hace dos años, se convirtió anoche en el nuevo “arrepentido” de la causa de los cuadernos de la corrupción. “Hizo un aporte valiosísimo, uno de los más importantes hasta ahora. Contó cosas que no estaban en la causa”, revelaron anoche fuentes judiciales.

Los detalles de lo que les reveló a los fiscales Carlos Stornelli y Carlos Rívolo aún permanecen bajo llave hasta que el pacto quede sellado con el juez Claudio Bonadio. Pero fue tan jugoso lo que dejó “Lopecito”, que consiguió salir de la cárcel de Ezeiza, donde compartía el pabellón con otros presos de la corrupción K, e ingresar al programa de protección de testigos e imputados del Ministerio de Justicia de la Nación. A partir de ahora, vivirá en un domicilio oficial y secreto con custodia permanente.

Sonriente. A las 20.45, López salió del despacho de Stornelli rodeado de tres agentes penitenciarios y con una carpeta sostenida entre sus manos esposadas, según pudieron reconstruir ante PERFIL los que lo vieron. Se le dibujaba una sonrisa. “Fue una conversación sincera” e “hizo aportes sustanciales a la causa”, dijo luego el fiscal.

Cuadernos: Stornelli dijo que José López hizo "aportes importantes" a la causa

Anoche, trascendió que ya había intendentes y empresarios preocupados. Es que las versiones indicaban que López apuntó a su ex jefe, Julio De Vido, y al matrimonio de ex presidentes, Néstor y Cristina Kirchner, sobre cómo se manejaba y distribuía la obra pública desde su área, que encabezó entre 2003 y 2015. También dio detalles sobre cómo se seleccionaban las empresas, algo que era compatible con la información que se había recolectado.

Bajo esta hipótesis, Stornelli y Rívolo pudieron sumar así otro pilar en la causa del club de la obra pública: el propio organigrama del Ministerio de Planificación muestra que todas las oficinas subordinadas a De Vido parecían funcionar como un engranaje de recaudación y adoctrinamiento, señalaron las fuentes.

Por eso, no es casual que dos de los miembros de esta estructura de Planificación hayan pedido ser arrepentidos esta semana: primero Claudio Uberti, ex titular del Occovi; y ahora López. Ricardo Jaime, el ex secretario de Transporte, que está preso desde abril de 2016, hasta ahora no ha sido llamado a declarar por los cuadernos, mientras que durante todo el día corrieron rumores sobre la situación de su sucesor, Juan Pablo Schiavi.

Uberti contó que Néstor Kirchner, "el Malo", le pateaba los bolsos cuando traía pesos y no dólares

Confesión y beneficio. Desde el 14 de junio de 2016, en la noche que arrestaron a López en el convento de General Rodríguez, la incógnita sobre el origen del dinero sacudió al mundo político y judicial. “La plata vino de la política”, fue lo único que se atrevió a deslizar López ante el juez Daniel Rafecas y mantuvo el silencio durante dos años, mientras en Comodoro Py se lo procesaba por enriquecimiento ilícito junto a su esposa, cuatro presuntos testaferros y una monja.

El 11 de junio comenzó el juicio en su contra. Fue a todas las audiencias con una misteriosa carpeta y el mismo saco marrón. La semana pasada fue el único de los imputados que aceptó declarar ante el Tribunal Oral Federal 1. Eran muchas las versiones que señalaban que se iba a arrepentir. Pero finalmente lo que dijo dejó sorprendidos a todos: López aseguró que los casi 9 millones de dólares se los habían dado esa misma noche tres sujetos que pasaron a buscarlo y a los que nunca había visto. Lo custodiaron en su camino. Su misión era dejar la plata en el convento hasta que otra persona la pasara a buscar. La policía apareció de golpe y los tres desconocidos desaparecieron. Aclaró que no podía revelar mucho más por las represalias que pudieran sufrir él, incluso en el penal, o su familia. Y cuando su defensora oficial le pidió algunos detalles, insistió en no responder.

Esta semana, fue tres veces a los tribunales de Comodoro Py. La primera fue el martes para escuchar a los testigos en el juicio oral y ser llevado ante Bonadio para ser interrogado por los cuadernos. Ahí se negó a declarar. El miércoles, apareció ante el juez Sebastián Casanello, donde se lo imputa por los negocios de coimas de Odebrecht en Aysa, y presentó un escrito rechazando las acusaciones.

Ayer, cuando nadie le había prestado atención, López reapareció para otra audiencia de su juicio pero a las 4 de la tarde se presentó en la fiscalía de Stornelli pidiendo ser arrepentido. Declaró durante cuatro horas y lo que aportó sacudió el tablero del expediente, según fuentes judiciales.

Al mismo tiempo, López sacó provecho para su causa de enriquecimiento ilícito. Si bien allí no puede ser arrepentido, la causa Ciccone demostró, con el monotributista Alejandro Vandebroele, que los aportes de “arrepentidos” en investigaciones de corrupción tienen buen crédito. Si López consigue demostrar que la plata del convento no era suya, su situación en ese juicio se aliviaría.

Ahora, queda para las próximas horas analizar qué consecuencias traerá lo que dijo López y si sus revelaciones pueden detonar en una nueva cadena de arrepentidos y detenciones, que permitan reconstruir los hechos y recuperar parte del dinero que se investiga.