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Dos argentinos son los protagonistas de "El marginal" mexicano

David Chocarro e Ignacio Serricchio trabajan hace años como galanes en la televisión azteca. Por azar los eligieron para la serie que en breve se estrena allá.

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David Chocarro encarnará a Santito, la versión mexicana de Diosito, personaje de Nicolás Furtado. | telemundo / ferrari

Mientras en la Argentina se emite la segunda temporada de El marginal, la que promedia 10 puntos de rating en la TV Pública (y es lo más visto de toda la programación de esa pantalla), en México se preparan para estrenar su adaptación. Bajo el nombre El recluso contará la historia de un ex marine que se infiltra en una cárcel ubicada en la frontera del país con Estados Unidos. Una vez dentro deberá rescatar a la hija de un juez que fue secuestrada por un grupo de presos.

La trama será bastante similar a la argentina pero contará con algunos cambios tanto en la historia como en la producción. Además, se formó un elenco de actores con larga trayectoria en Hollywood y en el cine mexicano. Pero son dos argentinos quienes se quedaron con los roles protagónicos. Ignacio Serricchio será Lázaro Mendoza (en la Argentina, Miguel Palacios, interpretado por Juan Minujín), y David Chocarro encarnará a Santito (papel que hace Nicolás Furtado con el nombre Diosito). En charla con PERFIL Chocarro y Serricchio dieron detalles de la versión mexicana que busca replicar el mismo éxito de la Argentina.

—¿Cómo llegaste al protagónico de “El recluso”?

SERRICCHIO: Estando en la Argentina me llama mi representante para decirme que iban a hacer la versión norteamericana de El marginal. Me interesó mucho y me junté con los productores para conocer el proyecto. Querían honrar la original pero hacer algo único. Me encantó la oportunidad, y resultaba irónico que un argentino hiciera en la versión norteamericana el papel protagónico.

Chocarro: Mi primer acercamiento se dio hace año y medio. Estaba en un evento en México donde vienen personas de todo el mundo a mostrar sus proyectos. Ahí me encontré con Marcos Santana, un productor muy reconocido en la industria, y me preguntó si había visto El marginal. Le dije que no pero que me habían dado muy buenas referencias. El estaba abriendo una nueva productora, y esa sería la primera serie que realizaría. Yo quería estar pero al principio me pidió que la viera entera para darle ideas. Cuando terminé me hizo muchas preguntas sobre cómo la adaptaría y le comenté que el personaje que más empatía me había generado era Diosito. Y en ese momento él me dice que quería que lo interpretara yo. Fue una locura.

—¿Cómo fue la grabación?

S: Fue lo más desafiante que hice en mi carrera. Tanto en lo físico como en lo mental tuve que entrenar por varios meses. Empecé una dieta estricta para asegurarme que cuando llegara el momento iba a estar bien físicamente para poder representar a mi personaje.

CH: En general los personajes que venía haciendo siempre eran tipos atléticos y yo me la paso en el gimnasio. Cuando aparece esto quería estar superflaco, con apariencia de cocainómano... destruido. Lo más difícil fue bajar de peso: perdí casi 20 kilos, masa muscular y grasa. Estaba muy flaco.

—Por las imágenes se nota que es una superproducción.

CH: La verdad que sí. Primero se estaba barajando la posibilidad de hacerla directamente en una cárcel pero al final trajeron a una diseñadora de producción muy reconocida, y ella construyó una cárcel en dos locaciones diferentes. Cuando la vimos nos morimos porque era muy real y te daban escalofríos. También contrataron cientos de extras que eran “Cholos” y “Maras Salvatrucha” de verdad (ver recuadro). Eso fue genial aunque al principio del rodaje hubo que hacer unos ajustes. Por ejemplo, sacar a alguno y poner seguridad. Pero como en México está pegando mucho todo este tema de cárceles y narcos, ellos están teniendo mucho trabajo en ficciones. Por eso, dentro de todo, cuidan su comportamiento porque saben que van a ser recomendados para otras cosas.

La historia de la serie. La primera temporada de El marginal se estrenó en la Argentina en 2016 con Sebastián Ortega como productor. La historia comienza con un ex policía que ingresa a la cárcel con una identidad falsa para infiltrarse dentro de una banda de presos y carceleros que secuestró a la hija de un importante juez de la Nación y así salvarla y salir del lugar antes de ser descubierto. La serie ganó el Martín Fierro de Oro en 2017 y tuvo muy buenas críticas en Amércia Latina.

—¿Hablaron con los actores de la serie argentina?

S: No consulté con Juan Minujín. Vi el primer capítulo antes de hacer nuestra versión y nada más. No quería condicionarme o que se me pegaran aspectos de ese personaje; quería hacer nuestra versión. Una vez que terminamos el trabajo sí vi El marginal entero y me pareció fantástico.

CH: Con Nicolás (Furtado) tenemos muchos amigos en común y lo que me pasó en un momento fue que tenía muchas ganas de hablar con él. Conseguí su teléfono y le mandé un mensaje. Le dije que sabía que era un gran actor y que su papel había sido un suceso. Quería agradecerle porque él sin darse cuenta me estaba abriendo una puerta gigante. Fue muy lindo porque me respondió de manera espectacular, me ofreció su ayuda y se portó muy bien. La verdad que fue mucho trabajo deconstruir a Diosito. Se comentaba que había tenido una atracción con el público muy grande y no lo querían tocar. Finalmente le pudimos dar una entidad propia a Santito.

—¿Creen que habrá más temporadas como en la Argentina?

CH: Lo hablamos mucho con Marcos (Santana) y Sebastián (Ortega), que estuvo involucrado también en el proyecto mexicano. La puesta es muy grande así que primero quieren esperar a ver las repercusiones pero están empezando a bocetar hacia delante. En la adaptación se hicieron algunos ajustes donde sí se podría seguir hacia delante a diferencia de la Argentina, donde se hizo una precuela (N. de la R: que es la que emite la TV Pública). Todavía no hay mucha claridad sobre cómo seguirá pero las ganas de todos están.

 

De Maras y Cholos

Dentro de la cárcel donde se desarrolla El recluso hay dos grandes pandillas. Por un lado están Los Cholos, a los cuales pertenece Santito (Diosito en la versión argentina), y por el otro los Maras Salvatrucha. A los primeros se los asocia con mafias presentes en el norte de Centroamérica, México y Estados Unidos mientras que los segundos también son grupos criminales que se originaron en El Salvador y Guatemala, y que hoy en día han llegado incluso a Europa y Sudamérica.

Ambos grupos operan en la venta de drogas, secuestros y asesinatos que  rivalizan en violencia con las bandas apadrinadas u organizadas por los carteles de la droga. Dentro de esas características que los distiguen se destacan en ambos el uso de grandes y llamativos tatuajes en todo el cuerpo, desde mucho antes que eso fuera asimilado a una actitud fashion entre famosos. Dichos dibujos ubican a qué pandilla pertenecen. Además, poseen códigos de conducta que los obligan a cometer crímenes para defender a sus compañeros. “Vives para la Mara o mueres por la Mara” es una lema. En el caso de Los Cholos, buscan con su estética y modismos marcar una diferencia visible de la estética yanqui, ya que muchos de ellos son hijos de inmigrantes en suelo norteamericano.