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Entrevista a Natalia Moreno

Cómo Colombia se convirtió en el primer país de la región libre de impuestos a la menstruación

"La política tributaria no es neutral al género", explica la referente de la campaña que logró remover el IVA a tampones y toallas.

Tampones productos femeninos
Tampones productos femeninos | Cedoc

La campaña Menstruación Libre de Impuestos empezó en el año 2015 en Colombia que en 2018 se convirtió en el primer país de la región en lograr la exención de IVA –impuesto al valor agregado– para estos artículos. 

“Llevábamos tres años largos en esta campaña que fue diseñada en varias fases y en un inicio nos reunimos para transformar la desigualdad económica de las mujeres. Descubrimos las múltiples maneras en las que la política tributaria afectaba a las mujeres”, explica Natalia Moreno Salamanca, economista especializada en Estudios de Género, integrante de la Mesa de Economía Feminista de Colombia, que es “el tercer país más desigual de Latinoamérica”. En la Argentina, el colectivo de Economía Feminista lleva adelante la campaña #Menstruacción.

En Colombia, el plan de trabajo incluyó marchas al Ministerio de Hacienda, campañas en el Congreso en el marco de una reforma tributaria. El proyecto oficial, en cambio, subía el IVA para los productos menstruales del 16% al 19%. Por la presión social y los acuerdos con las parlamentarias que incluyeron el tema en la agenda, se logró bajarlo al 5%.    

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Los productos para mujeres cuestan hasta el 50% más

Después llegaron a la Justicia. Allí, en diciembre del 2018, la Corte resolvió que las toallas higiénicas y tampones que las mujeres deben comprar cada mes para su menstruación son productos “insustituibles y no deben ser gravados con algún porcentaje”. A partir de este año, las mujeres no pagan impuestos por los tampones y toallas, “aunque ahora la pelea es por bajar los precios”. 

—El fallo que determinó que el IVA es discriminatorio, ¿podría ser replicado en el resto de la región?  

—Este fallo se vuelve en un faro a nivel mundial y a nivel latinoamericano para que podamos avanzar en la eliminación de los impuestos sexistas. La Corte entendió la gravedad de poner impuestos a productos como toallas y tampones, un impuesto altamente regresivo por el IVA ya lo es y debería ser eliminado en los productos de la Canasta Básica Alimentaria. En Colombia el 60% de la canasta está gravado. Si se gravan las toallas, además de regresivo, es sexista. No las consumimos por gusto o por lujo sino por obligación, por una cuestión biológica que es la menstruación y si no usáramos estos productos, veríamos amenazada nuestra participación en muchas actividades de las esferas sociales. En Africa y en Colombia vemos cómo hay niñas que no pueden asistir a clase por no tener acceso a las toallas. Es una desigualdad muy grande. 

—¿Hay políticas de acceso a los productos para mujeres de bajos recursos?

—No tenemos políticas de acceso a los productos. Creo que el Gobierno tiene que favorecer el acceso a estos bienes y a las nuevas tecnologías como las copas menstruales y que apoye a los colectivos que intentan producir estos bienes de forma natural. No hemos logrado todavía que los supermercados lo tengan y mucho menos en las zonas rurales.

No nos interesa promover el consumo de las toallas higiénicas, pero las mujeres más pobres no tienen ni para las toallas. Las copas en cambio tienen un alto costo de entrada. Los colectivos que trabajan sobre los derechos menstruales le exigieron a la Corte que nuestro fallo se extienda a las copas menstruales. Donde las mujeres no tienen acceso a las toallas higiénicas, el gobierno tiene que subsidiar. 

—Cuánto implica el ahorro para las mujeres de Colombia?

—Una toalla costaba 500 pesos y necesitamos 25 al mes con 5 días y cambios cada 5 horas como indican las recomendaciones. Son 325 toallas al año, lo que da un gasto de 160 mil pesos, alrededor de 55 dólares. Pero el salario mínimo en Colombia son 400 dólares. Somos 13 millones de mujeres en edad reproductiva. Eso da un gasto de $ 2,1 billones. El IVA del 16%, lo que representa $ 500 mil millones colombianos en el impuesto. Ese es el costo por ser mujer.

—Hacienda intentó revertir el fallo bajo el argumento de la recaudación. ¿Qué impacto tiene para el fisco? 

—El mensaje que el gobierno le estaba dando a la población es que la menstruación es un lujo. Es un tema político, tiene que ver con la política económica de los países, en base a quiénes se favorece y a quiénes no. Cualquier país puede tomar este fallo y estudiarlo. La política tributaria y fiscal no es neutral al género.