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Presión financiera

Según Taiana, EE.UU. quiere el BID para alejar a China de Latinoamérica

En un encuentro virtual con el brasileño Amorim y el colombiano Samper, describieron la movida de Trump como un intento de "subversión ideológica y política" en la región. Llamaron a fortalecer la integración en clave de solidaridad.

Jorge Taiana Ernesto Samper Celso Amorim Dialogos Grupo de Puebla 20200729
El ex canciller y actual senador Jorge Taiana participó de un encuentro virtual con Amorim y Samper. | Cedoc Perfil

Los ex cancilleres Jorge Taiana y Celso Amorim acusaron a los Estados Unidos de intentar ganar la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para presionar financieramente a los países latinoamericanos para que se alejen de China. En un encuentro virtual en el marco de los Diálogos de Cambio entre miembros del Grupo de Puebla también expresaron la necesidad de apostar a una mayor integración desde el encadenamiento productivo regional, de cara a un mundo menos interconectado en la post-pandemia.

"¿Por qué EEUU quiere romper ahora con esto, es un capricho? Yo no lo creo. La persona que esta nombrada para esto es una persona del Consejo Nacional de Seguridad, que proviene de los lobbies cubanos de Miami, que  ya se ha notabilizado (sic) por acciones contra Venezuela", se preguntó Amorim al describir, sin nombrarlo a Mauricio Claver Carone, el candidato impulsado por Donald Trump.

Unos minutos antes, Taiana había descripto la nominación de Washington, en abierta ruptura de la tradición latinoamericana al frente del organismo, como parte de su agenda para reducir la autonomía de los gobiernos regionales frente a la relevancia cada vez mayor de China. La nación asiática, dijo el senador del Frente de Todos, ya no es solo un actor comercial clave en la región sino que también adquiere cada vez más peso en la inversión en infraestructura así como en su rol financiero, con los swaps de reservas. Un BID bajo control de un estadounidense funcionaría, acorde al argentino, como un "instrumento financiero para aflojar o cerrar en función de los distanciamientos de los gobiernos con China".

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La nación asiática ya no es solo un actor comercial clave en la región sino que también adquiere cada vez más peso en la inversión y en su rol financiero, con los swaps.

El ex ministro de Lula da Silva y Dilma Rousseff, por su parte, enfatizó en que "la razón por la que quieren (EE.UU.) la presidencia (del BID) es para poder hacer cosas que un presidente latinoamericano, aunque que sea más conservador, no haría. Por ejemplo, la subversión en Venezuela o mantener la subversión en Bolivia. Cosas de ese tipo que obviamente irán disfrazadas de apoyo a organizaciones de libre iniciativa, lo que sea", añadió.

A lo largo de sus sesenta años de vida, el BID siempre estuvo en manos de latinoamericanos: el chileno Felipe Herrera (1960-1970), el mexicano Antonio Ortiz Mena (1970-1988), el uruguayo Enrique Iglesias (1988-2005) y el actual titular, el colombiano Luis Alberto Moreno (2005). La candidatura de Claver-Carone quiebra ese pacto no escrito por el cual se repartían los espacios de poder en los organismos multilaterales de crédito. Del mismo modo que el Fondo Monetario Internacional es conducido por un europeo, el BID le correspondía a Latinoamérica y al Banco Mundial lo gobernaba un estadounidense o un aliado.

Con todo, Washington jamás renunció tampoco a su influencia en el BID. Solo que ahora busca ir un paso más allá, con grandes chances de concretarlo dado el respaldo que 15 países de la región ya manifestaron al hombre de confianza de Trump. Brasil, entre ellos. Amorim recordó que EE.UU. siempre intentó dividir a Brasilia y Buenos Aires y pronosticó que "ahora lo hace Brasil gratuitamente. Están ganando la guerra sin disparar un solo tiro", se lamentó. Describió la situación como un "escándalo" y auguró que "el BID, hasta ahora, tenía un poco de soft power norteamericano" aunque va camino a consagrarse como "hard power". "Va a utilizar el BID como instrumento de subversión ideológica y política en nuestra región", cuestionó el brasileño. El gobierno de Alberto Fernández había postulado a Gustavo Béliz, actual secretario de Asuntos Estratégicos, para el cargo.

A lo largo de sus 60 años de vida, el BID siempre estuvo en manos de latinoamericanos: el chileno Herrera, el mexicano Ortiz Mena, el uruguayo Iglesias y  el colombiano Moreno.

Por su parte, el colombiano Samper resaltó la necesidad de construir una nueva arquitectura financiera en Latinoamérica que permita eludir la dependencia de los "condicionamientos del FMI y las orientaciones del Banco Mundial". Instó a revivir el Fondo Latinoamericano de Reservas como prestamista de emergencia para corregir problemas en la balanza de pagos y recordó que, en el pasado, llegó a jugar un rol clave. Casi al nivel del FMI, citó, "antes del préstamo desastroso" a la Argentina, que desequilibró todo, indicó, en alusión al crédito de más de 50 mil millones de dólares otorgado a la administración de Mauricio Macri.

Los tres miembros de Puebla coincidieron en la importancia de mantener viva la multipolaridad. "Hay una trampa que se está imponiendo, una trampa que es la de la nueva Guerra Fría. A nosotros no nos interesa una Guerra Fría. Tenemos que trabajar para fortalecer la multilateralidad y eso implica China, implica Rusia, implica la Unión Europea también", subrayó Amorim.  ¿De qué modo? Concluyeron en la relevancia de preservar el Mercosur, la Unasur y la Celac y, a la vez, fortalecer el comercio intrarregional apostando a una integración con cadenas de valor. Taiana habló de la pequeña y mediana industria trabajando bajo una lógica reformada de la sustitución de importaciones que no solo mire "hacia adentro" de cada país sino con encuadre regional.

"Hay una trampa que se está imponiendo, una trampa que es la de la nueva Guerra Fría. No nos interesa una Guerra Fría. Tenemos que trabajar para fortalecer la multilateralidad"

Para el senador argentino, la pandemia puso en primer plano la relevancia de los Estados y la coordinación en clave de solidaridad frente a una etapa por venir con un mundo menos interconectado. "En el nuevo mundo, la esfera pública ocupará un espacio mucho mayor al de la esfera privada, por lo que los acuerdos de libre comercio no serán suficientes, habrá necesidad de participación de los Estados en grandes proyectos, incluso en áreas como la defensa y  la salud", comentó Taiana, en busca de un orden más justo y equilibrado.

Amorim coincidió en ponderar el mismo concepto de solidaridad. "La soberanía no es contradictoria con la amistad, con la cooperación. Es contradictoria con la sumisión a una potencia extranjera", refirió. "La integración tiene que tomar como base la solidaridad y una visión de la integración nacional que no es incompatible con la solidaridad, al contrario, que se alimenta de la solidaridad, porque la cooperación hace más fácil alcanzar algunos de los objetivos", cerró.