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Feria del libro

Ceferino Reato presenta "Padre Mugica" en la última semana de la Feria del Libro

En su nuevo libro, el periodista argentino investiga el asesinato de Carlos Mugica en 1974 y los usos políticos que se hicieron del crimen posteriormente. La presentación del libro es esta tarde a las 16 y en coincidencia con el aniversario del asesinato del religioso.

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El padre Mugica salía apurado de dar misa en San Francisco Solano lo esperaban en un asado en la villa de Retiro. | Cedoc / Archivo General de la Nación

En su nuevo libro, Ceferino Reato indaga en la vida del cura villero Carlos Mugica y se pregunta una vez más quién fue el autor de su asesinato, en un libro que publica Planeta. Este sábado 11 de mayo a las 16 y en coincidencia con el aniversario del asesinato del religioso, el periodista, escritor y panelista, presenta Padre Mugica en la sala José Hernández en la Feria del Libro.

A medio siglo de su asesinato, dos cosas sobre el padre Carlos Mugica se mantienen inalterables: su condición de protagonista central de la convulsión social y política de los años setenta y el desacuerdo acerca de quién ordenó su homicidio, si Montoneros o la Triple A. Con el rigor que lo caracteriza, Ceferino Reato explora a fondo la vida, la muerte, los usos políticos y hasta los hilos que mueven la leyenda del primer cura villero, en un libro caleidoscópico e imposible de abandonar. 

Carlos Mugica fue un personaje al que el término “fascinante” le queda chico. De la elite porteña a la villa de Retiro, del antiperonismo al peronismo, del orden conservador a la revolución guerrillera, del capitalismo al socialismo. Cincuenta años después de aquel atentado terrible que se cobró su vida —fue acribillado, indefenso, a la salida de la parroquia en la que terminaba de celebrar la santa misa—, Mugica sigue siendo un personaje tan moderno, seductor y polémico como lo fue en la época en la que le tocó vivir y morir.

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El padre Mujica

Fragmento de “Padre Mugica”

Ya era noche cerrada en la ciudad de Buenos Aires y una llovizna fría mojaba el cabello rubio del padre Carlos Mugica mientras caminaba con paso apurado por el pasillo de la casa parroquial de San Francisco Solano, en Villa Luro, un tranquilo barrio porteño de casas bajas. Había oficiado la misa vespertina de los sábados y se dirigía a la salida para cruzar la calle Zelada, subirse a su traqueteado Renault 4S verde oliva metalizado y llegar lo más rápido posible a la casilla de su amigo «Drácula» Serrano, que lo esperaba con un asado en la villa miseria de Retiro, el lugar elegido por el cura como centro de su tarea pastoral en favor de los pobres.

A pesar de todo, la industria sigue invirtiendo

Mugica tenía cuarenta y tres años y, como era habitual, vestía de negro, siempre elegante: campera de fibra sintética, polera de algodón, pantalón de corderoy, un cinturón marca George y mocasines marrón oscuro; nunca usaba sotana y rara vez, clergyman o cuello clerical, la camisa especial de los curas que termina en un cuello redondo y blanco. Otras dos personas acompañaban a Mugica aquel lúgubre 11 de mayo de 1974 a las ocho y cuarto de la noche: Carmen Judith Artero de Jurkiewicz, más conocida como «María del Carmen», treinta y nueve años, separada, y Ricardo Rubens Capelli, treinta y siete, soltero. Ambos colaboraban con él en la villa de Retiro en sus ratos libres.

Para bien y para mal, blanco de elogios desmesurados y críticas furibundas, el padre Mugica era una de las personas más conocidas de la Argentina; simpático, hablador, articulado, mordaz, daba bien en cámara, como dicen los productores y conductores de los programas de televisión, que lo convocaban seguido porque despertaba pasiones, a favor y en contra.

Su pertenencia al patriciado porteño, retoño rebelde pero no tanto de una familia conservadora y adinerada, con amigos poderosos con los que seguía relacionado a pesar de sus posturas combativas, no hacía más que alimentar la atracción de la gente y los medios de comunicación. Para colmo, en los últimos meses se había peleado no solo con la derecha armada del peronismo encarnada por el influyente José López Rega, recién ascendido por decreto de cabo primero retirado a comisario general retirado en una promoción de catorce grados sin precedentes en la Policía Federal, sino también con sus antiguos amigos de la izquierda guerrillera, con sus exdiscípulos de Montoneros, en especial con Mario Eduardo Firmenich, jefe del grupo.

Padre Mugica

Además, era cura y buen mozo: rubio y con un mechón que le caía sobre la frente, ojos celestes, facciones varoniles y un cuerpo atlético al que cuidaba y entrenaba como un deportista profesional. El fútbol era su gran pasión, pero también nadaba y jugaba al tenis, deporte que en los años setenta era mucho más elitista que ahora. Por esos motivos, siempre andaba rodeado de mujeres jóvenes y lindas, muchas de ellas de su misma clase social, que llenaban sus misas y lo ayudaban generosamente en sus actividades pastorales y sociales en el asentamiento de Retiro.

De la elite a la villa: vida, pasión y muerte del padre Mugica

Aquel sábado fatal, apenas atravesaron la puerta de Zelada 4771, el cura permaneció unos instantes en la vereda con Carmen Artero mientras Capelli se acercaba a su Fiat 600 blanco, chapa patente C 186.622, estacionado unos doce metros a la derecha, donde esperaba otro de los ayudantes del cura en la villa, Nicolás Zacarías Marmouget, un escritor desocupado de cuarenta y tres años, soltero, con el que se había distanciado, pero al que estaba dispuesto a darle una nueva oportunidad. Algunos pocos feligreses seguían conversando en la vereda, frente a la iglesia.

Padre Mugica

Ceferino Reato (1961, Crespo, Entre Ríos) es licenciado en Ciencia Política con una amplia carrera periodística que incluye tareas en los diarios Clarín y Perfil, la agencia de noticias ANSA, la revista Fortuna, las radios Rivadavia y FM Cultura y los canales de televisión Telefé, América y La Nación+, entre otros medios.

En 2008 publicó Operación Traviata, un libro de investigación periodística que consiguió reabrir la causa judicial sobre el asesinato del sindicalista José Ignacio Rucci. A este le siguieron las investigaciones Operación Primicia, Disposición final, ¡Viva la sangre!, Doce noches, Salvo que me muera antes, Los 70. La década que siempre vuelve y Masacre en el comedor, su último libro a la fecha, de 2022, otra investigación que tuvo alto impacto en el ámbito judicial. A partir del libro la Cámara Federal ordenó reabrir una investigación para que se analizaran las responsabilidades de la agrupación Montoneros en el atentado a una repartición de la Policía Federal ocurrida en julio de 1976. En 2017 Reato fue distinguido por la Fundación Konex como uno de los cinco mejores periodistas de la última década en el rubro “Investigación”.

Padre Mugica

RM CP