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Estados Unidos

Realizaron el primer doble transplante de pulmón por el coronavirus

Mayra Ramírez tiene 28 años y una vida saludable. Con síntomas de COVID-19, pasó un mes sedada y conectada a un respirador y tuvieron que transplantarla.

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Mayra Ramírez tenía una vida saludable. | CEDOC

A mediados de junio, Mayra Ramírez (28) se despertó luego de pasar más de 40 días conectada a un respirador y sedada. Cuando abrió los ojos, todavía no entendía qué había pasado. La mujer estaba en una cama de un hospital de Chicago, en Estados Unidos, conectada a decenas de cables, aparatos y monitores, una escena similar a la última que recordaba cuando comenzó su internación por un cuadro de coronavirus. La joven había llegado a la unidad sanitaria con falta de aire,  pero a las semanas sus pulmones parecían “un queso gruyere”, precisaron los médicos. Por eso, a Ramírez tuvieron que trasplantarle ambos pulmones, la primera intervención de este tipo a causa de la enfermedad que produjo la pandemia.

“No fue hasta semanas después de que desperté que me di cuenta de que me habían hecho un trasplante de pulmones el 5 de junio y de que era el primer caso en Estados Unidos que lo recibía como paciente de coronavirus”, contó la mujer en una entrevista con el medio británico BBC. “Mayra, más allá de la enfermedad, estaba saludable y también es joven, por lo que si éramos capaces de arreglar sus pulmones, todo lo demás debería estar bien”, detalló el cirujano Ankit Bharat, uno de los cirujanos encargados del procedimiento en Chicago' s Northwestern Memorial Hospital.

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Ramírez es originaria de Carolina del Norte, pero en 2014 se mudó a Chicago para trabajar como asistente legal. Ella mantenía una vida saludable: corría, viajaba y en su tiempo libre visitaba amigos o jugaba con perros. Como gran parte del planeta, desde que el COVID-19 comenzó a expandirse por el mundo, Ramírez tomó las precauciones de distanciamiento social y trabajó remotamente desde su casa, de la que afirma que apenas salía de ella. Pero a comienzos de abril empezó a sentirse mal por los síntomas del coronavirus. “Es la cosa más difícil por la que he pasado en mi vida. Estaba trabajando desde casa cuando empecé a perder el olfato y el sabor. Estaba muy cansada, me faltaba el aire y no podía caminar grandes distancias”, dijo Ramírez.

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“El 26 de abril ya no pude soportar más y fui a emergencias. Tomaron mis signos vitales y mi oxígeno en sangre estaba muy bajo. A los 10 minutos ya me estaban pidiendo que designara a alguien para que pudiera tomar decisiones médicas por mi”, recuerda. Este es su último recuerdo por un mes. La joven fue sedada y conectada inmediatamente a un respirador. “Estuve durante seis semanas en el respirador”, contó. “Durante esas semanas tuve pesadillas que todavía me afectan hoy, mientras todavía sigo tratando de recuperar algunas capacidades mentales y cognitivas”, detalló.

Luego de un mes, Ramírez no mostraba mejorías en su estado de salud. “Entonces fue cuando le dijeron a mis padres que yo tenía un daño pulmonar agudo y les pidieron que vinieran al hospital a decir adiós porque yo no pasaría de la noche”, contó. Entonces, el equipo médico decidió someterla a un trasplante para salvarle la vida. Este procedimiento se había probado previamente en Austria y China, pero no existía referencia en Estados Unidos.

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“Inmediatamente después del trasplante, su corazón comenzó a bombear sangre de forma correcta a todos los demás órganos. Cuatro semanas después estaba fuera del hospital. Ahora está en su casa, hablando bien y con níveles de oxígeno adecuados”, contaron los médicos. Para Ramírez, no solo comenzó un largo proceso de recuperación después de la operación, en la que ha tenido que aprender a respirar de nuevo. “Ahora me siento mucho mejor que cuando desperté tras el trasplante. Estuve durante tres semanas en un proceso de rehabilitación que me ha ayudado drásticamente a mejorar mis habilidades físicas, pero todavía estoy tratando de luchar con esto desde un punto de vista mental. Es un proceso lento, pero estoy mucho mejor”, concluyó.

SC CP