Desde que comenzó la pandemia de coronavirus a fines del 2019, los médicos han advertido que las infecciones podrían llegar en oleadas. Es justamente lo que está pasando en Estados Unidos.
El virus ahora está afectando a estados que evitaron en gran medida la primera ronda de infecciones. Florida y Texas están perdiendo muchos más residentes por día a causa del COVID-19 que en la primavera. Además, varios estados que sufrieron durante la primera ola, como California, Luisiana, Michigan y Washington, están viendo nuevamente un repunte en los casos, hospitalizaciones y muertes. Su primer contacto con el virus, tan traumático como parecía en ese momento, no estuvo ni cerca de darles el tipo de inmunidad colectiva que podría prevenir otro brote. Y faltan al menos meses para que haya una vacuna.
La economía de los Estados Unidos ahora se encuentra en un estado precario, ni completamente reabierta ni completamente cerrada, con funcionarios inseguros sobre cómo proceder. Instados por el presidente Donald Trump y sus propios votantes desempleados, los gobernadores han estado presionando para la reapertura de negocios y la preparación de las escuelas para el semestre de otoño. Pero las crecientes infecciones han cuestionado esos planes y han obligado a algunos estados como California a dar marcha atrás, cerrando algunos negocios por segunda vez. Un puñado de funcionarios públicos, en Houston y Los Ángeles, incluso han sugerido volver a imponer órdenes de permanecer en casa en un momento en que los estadounidenses anhelan que termine la crisis.
En cifras, son 133 el registro diario de muertes en Florida el 14 de julio. Hasta la fecha fallecieron 135.635, lo que representa 24% del total mundial
Sólo el 8,7% es la proporción de personas que realizaron la prueba en EE.UU. y dieron positivo para covid-19
La perspectiva de una nueva ola de sufrimiento sin un plan nacional unificado para abordarlo podría asustar a los inversionistas y deprimir un mercado de valores que ha sido relativamente inmune a las repercusiones económicas y médicas de la pandemia.
Un resurgimiento de la enfermedad a finales de este año podría complicar aun más la campaña presidencial, generando caos en el proceso de votación.
MM CP