En medio de la búsqueda en curso de los orígenes del SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, un científico reconoce que, a pesar de los esfuerzos, es posible que el mundo nunca sepa qué fue exactamente lo que llevó a que se desatara la pandemia.
Linfa Wang (63), experto en murciélagos en Singapur, todavía están buscando la fuente de un coronavirus diferente, el SARS, que causa el síndrome respiratorio agudo severo y surgió en 2002 matando a casi 800 personas en todo el mundo.
Cree que la investigación sobre sus orígenes y otros virus mortales puede servir como un "ejemplo de advertencia" para aquellos que han aceptado el desafío de tratar de conocer cuáles fueron los inicios, según informó a The Wall Street Journal.
El SARS comenzó como un brote en China. En ese momento, el gobierno chino se vio criticado por no compartir información con la suficiente rapidez con el público y con la Organización Mundial de la Salud. Se sospechaba entonces de los murciélagos.
Impulsado por la búsqueda de una prueba definitiva de esta teoría, Wang fue miembro de la misión de la OMS de 2003 que investigaba el SARS y posteriormente colaboró con investigadores de virus en China durante más de una década.
La atención se centró en una población de estos mamíferos alados que ocupaba una cueva en la provincia de Yunnan. Se analizó la cueva en busca de virus, mientras que se tomaron muestras de sangre, saliva y orina de los murciélagos capturados.
Según el equipo, aquellos que poblaban la misma cueva se habían infectado entre sí con una sucesión de diferentes cepas virales. Después de que estos se mezclaron, crearon un virus similar al SARS que se transmitió a los humanos.
También emitieron una advertencia de que otros coronavirus similares a este último eran capaces de infectar a las personas circulaban entre los murciélagos en la región, lo que hacía que otra epidemia similar al SARS fuera una posibilidad real.
Sin embargo, a pesar de lo viable que era su investigación en ese momento, las conclusiones citadas fueron lo más cerca que pudieron llegar a encontrar el origen de la enfermedad. "Nunca hemos encontrado un murciélago que sea la fuente", dijo el experto.
Los obstáculos políticos en la investigación sobre el origen del virus
Wang reconoció también la búsqueda en curso de los orígenes del SARS-CoV-2 se ha atascado en la política, refiriéndose a que China fue criticada por retrasar la entrada a un equipo liderado por la OMS que viajó allí en enero de 2020 para investigar el brote,
"Nadie quiere que encuentres un virus en su país", dijo. En enero, expertos internacionales viajaron a Wuhan, donde examinaron un laboratorio, hospitales y mercados en busca de pistas sobre los orígenes del SARS-CoV-2.
La OMS luego compiló un informe, diciendo que una filtración del nuevo coronavirus de un laboratorio en Wuhan, el primer semillero de COVID-19, era muy poco probable. Agregó que es probable que el nuevo virus se transmita a los humanos de los murciélagos.
Sin embargo, recientemente, Estados Unidos y otros países pidieron una segunda fase de estudios para explorar las dos hipótesis principales: que el virus resultó de una fuga de laboratorio o saltó a los humanos desde animales infectados.
La administración Biden ordenó en mayo que las agencias de inteligencia estadounidenses informaran sobre los orígenes de COVID-19 en un plazo de 90 días. Sin embargo, y a pesar de las presiones, la mayoría de los científicos descartaron la teoría.
JFG