Jesús Gorgone fue vendedor ambulante, zapatero, carpintero, repartidor de hielo, ayudante de cocina, parquizador, pintor, peón de albañil, ayudante de electricista…, pero su motor siempre fue la danza. Y no cualquier danza, sino las folklóricas. Hizo todo eso para pagarse los estudios en su Córdoba capital natal y graduarse como profesor de folklore. Y el baile lo llevó desde patria chica hasta La Plata, Buenos Aires e incluso México.
En el año 2018, también lo llevó hasta Moscú, cuando Olegvona Lizunova, una moscovita profesora de tango, lo invitó a participar en el Festival de Folklore Argentino que ella misma organizaba en la capital de Rusia, desde el 2016.
Hoy para él, Olegvona es “Vika”, “Bikula”, “Vikoshka” o un confianzudo “Victoria”, ya que las barreras idiomáticas se derribaron muy pronto y ambos se casaron dos años más tarde, en el verano cordobés del 2020. Y hubo fiesta en el patio de casa en Alto Alberdi, con asado de vaquillona con cuero para 150 invitados, incluidos los 15 rusos que viajaron para estar en la ceremonia.
Desde entonces, la rubia arrabalera se convirtió en su amor, su princesa rusa, sencillamente en todo, y ya son mucho más que dos. Pensaron que vivirían seis meses en cada país, pero la pandemia los tomó por sorpresa en Moscú, el 17 de marzo, y nunca más salieron de allí. Se compraron una casa y repensaron su futuro desde los vecindarios del Kremlin.
Folklore argentino en auge
Jesús da seminarios de danzas folklóricas y zapateo argentinas en la Escuela Planetango de Moscú y en varias otras ciudades rusas –parte de la entrevista que sostiene este artículo se realizó mientras regresaba en tren desde el interior-. Mientras tanto, Victoria trabaja en una empresa, dicta clases de tango, se recibió de profesora de danzas folklóricas, es partenaire e intérprete de Jesús y organiza el festival anual AdentroFest.
Durante tres días con sus noches, los rusos profundizan con varios profesores rusos o argentinos –invitados especiales- sobre la historia de nuestro folklore nacional. De noche, le sacan lustre al piso taconeando al ritmo de un malambo, de una cueca o de lo que suene.
Y un Jesús argentino logró lo que hasta hace unos años parecía imposible: revolucionar con Ariel Ramírez, Mercedes Sosa o Los Chalchaleros la tierra de Tolstoi, Stalin y Stravinsky. Casi un milagro dialéctico.
Argentinos enseñando tango ya había unos cuantos, pero revoleando boleadoras, y dejando boquiabiertos al auditorio con un malambo descalzo (o “con botas de potro”), casi nadie. Entonces Jesús dejó que su perfil profesional lo llevara “tierra adentro” y se dedicó de lleno a enseñar folklore; fue un imperativo de las reglas del mercado. Otro milagro dialéctico.
“Yo acá enseño todo tipo de folklore, y de todas las regiones, hasta malambo! ¡Los rusos te bailan todo! Este año, en AdentroFest hubo clases de danza contemporánea y de flamenco aplicados al folklore argentino”, detalla Jesús.
“Antes se enseñaba chacarera (doble o de seis compases) y zamba, pero yo abrí un poco el panorama y ahora mis alumnos están muy avanzados y ya distinguen por regiones, entre un chamamé del litoral, una cueca cuyana y la diferencian de un huayno, un tinku, un carnavalito, una huella del sur, prado, media caña. Y también distinguen las danzas centrales como gato, chacarera, escondido, zamba, remedio atamisqueño, arunguita, marote chaqueño… saben mucho y cada vez lo estudian más y eso nos compromete a nosotros, los profesores", detalla.
AdentroFest se organiza siempre en mayo, en las afueras de Moscú. Es habitual que en las veladas en que los participantes bailan, Victoria se ocupe de la barra. ¿El trago estrella? Coca con fernet “pero a la cordobesa”, se ufana Victoria.
Tango en Rusia
“¿Cómo ven al tango en Moscú? Como una disciplina y un arte, un baile social, pero algo muy aceptado. Acá el acercamiento al tango no es a través de lo pasional, porque ellos son muy disciplinados, estudiosos, responsables… son comprometidos, puntuales, honestos... Es genial trabajar acá. En general, ellos no lo toman como un hobby, mucho menos como una rareza. Para ellos es una disciplina. Es algo que no se puede explicar, “si te lo tengo que explicar, para qué lo voy a bailar”, decía la maestra Isadora Duncan.
La demanda tanguera es tan alta que, Victoria y otra amiga rusa, Olga, comenzaron a organizar cada martes la milonga Rendez-vous (entrada 500 rublos), con dj y, en las grandes ocasiones, con orquesta de contrabajo, piano, bandoneón y violín en vivo.
“¿Sos de Argentina? Maradona, Che Guevara, asado y Cuba libre!”, repite Jesús Gorgone la frase que para él resume todo lo que los rusos saben de Argentina. Sin embargo, agrega que no es tan difícil encontrar alguno que chapucé algo en español y que incluso haya viajado más de una vez a nuestro país.
“Los fanáticos del tango hasta entienden las letras! Juan D’Arienzo, Pedro Laurenz, Aníbal Troilo, Carlos Di Sardi son los que más piden para bailar en las milongas y por supuesto, Osvaldo Pugliese…¡ ni hablar!”, resume Jesús Gorgone.
“El tango yo lo dejé para las milongas; lo mío acá es el folklore”, resume Jesús, antes de entrar a su casa, ya promediando la medianoche. “El folklore para mí es un arte para recuperar y transmitir disciplina y respeto, puntualidad, compromiso, algo que en general se está perdiendo aquí y en todas partes, también en Argentina”.