El 17 de marzo de 1992, Buenos Aires se vio rodeada de humo. Eran las 14:50 cuando un estallido retumbó en toda la ciudad. La Embajada de Israel, ubicada en la esquina de las calles Arroyo y Suipacha, había desaparecido por completo y de ella solo quedaban escombros y cenizas.
Pocos minutos antes, una camioneta Ford F-100 impactaba contra la entonces sede. El vehículo estaba cargado de explosivos y explotó.
Las sirenas de las ambulancias se escuchaban a lo largo de Capital Federal, mientras iban hacia el lugar del atentado. En pocos segundos, Buenos Aires había vivido su primer ataque terrorista. Y la calle Arroyo al 916 ahora parecía el resultado de una batalla campal sin precedentes.
Se cumplen 30 años del atentado a la Embajada de Israel y sólo queda un gran vacío
La tragedia dejó 22 muertos y 242 heridos y también un gran vacío en la historia moderna argentina.
Nueve empleados y funcionarios de la Embajada, tres albañiles y dos plomeros, un taxista y tres peatones, un sacerdote de una iglesia vecina y tres ancianos alojados en una residencia a pocos metros. Todos ellos fueron víctimas de uno de los peores atentados ocurridos en el país.
La onda expansiva de la bomba también causó daños en la iglesia de Mater Admirabilis y los edificios vecinos.
”Era un escenario de guerra”, era los testimonios de varios rescatistas y testigos en la zona, sin poder comprender la magnitud del hecho. Tampoco sería el último ataque terrorista a la Argentina: dos años después, otra bomba acabaría con la sede de la AMIA, llevándose la vida de otras 85 personas.
Tres países (Argentina, Estados Unidos e Israel) investigaron quienes habían sido los responsables. La Corte Suprema de Justicia de la Nación fue la encargada de encontrar al culpable. Sospechosos, avances y retrocesos, en el medio gobiernos de diferentes banderas. Al día de hoy, la causa nunca se elevó a juicio. No hay culpables y la sensación de impunidad se profundiza en todos los familiares de las víctimas.
El lugar se transformó en la Plaza de la Memoria, inaugurada en el aniversario celebrado en el año 2000. De la construcción original se preservó un muro. Una placa recuerda los nombres de los fallecidos y hay un monumento al Estado de Israel y sus víctimas.
Allí, minutos antes de las 15 hs, se rendirá homenaje nuevamente a las víctimas del atentado de 1992. Un atentado que no termina de cicatrizar.
NM/FL