Un nuevo aniversario del atentado a la Embajada del Estado de Israel en Argentina nos recuerda la necesidad de buscar justicia y respetar la vida humana por sobre todas las cosas.
¿Por qué alguien decide asesinar a otra persona? ¿Cómo es posible que un ser humano, motivado por una ideología, considere que tiene el deber moral de asesinar a otro ser humano? ¿Qué tan bajo se puede caer para tergiversar los valores morales hasta el punto de sentir que el asesino terrorista es un mártir o un héroe?
Elie Wiesel, escritor sobreviviente de los campos de concentración de Auschwitz y Buchenwald y ganador del Premio Nobel de la Paz, dedicó su vida a hacer memoria de los terribles sucesos ocurridos durante la Shoá. Su objetivo era evitar que vuelvan a ocurrir genocidios y masacres similares que, en nombre de una ideología que supuestamente busca la redención de la humanidad, desintegran y mancillan la dignidad inherente de todo ser humano.
Entre sus reflexiones, Elie Wiesel expresó una idea esencial para evitar nuevos atentados a la dignidad humana: “hay que actuar antes de que llegue el odio, porque cuando llega es demasiado tarde”.
Atentado a la Embajada de Israel
Nadie agrede al prójimo de un día para el otro. Primero se deja de dialogar, luego se deja de lado el respeto, luego se insulta, luego se discrimina, al final se agrede. Es un proceso de deshumanización del otro. Si dejamos que este proceso siga su curso natural, el resultado será siempre la violencia. A ello se refiere Elie Wiesel cuando dice que tenemos que actuar antes de que llegue el odio.
¿Cómo actuar antes de que llegue el odio? ¿Cómo evitarlo?
En primer lugar, las generalizaciones deliberadamente prejuiciosas instigan al odio. Nunca se debería identificar una criminalidad con grupo alguno. Buscar responsables y culpables del atentado no debería implicar que generalicemos hacia un grupo determinado, religioso, étnico o nacional.
Cómo está la causa que investiga el atentado a la embajada de Israel
En segundo lugar, tenemos que invertir el proceso de deshumanización. Tenemos que dialogar y respetarnos. Los líderes tenemos que generar espacios de diálogo y transmitir a la gente que las diferencias nos enriquecen.
Finalmente, tenemos que concientizarnos y entender que la batalla contra el terrorismo se gana invirtiendo en educación, no con armas. A corto plazo, una guerra puede ser un paliativo; pero, a largo plazo, la solución es la educación.
* Isaac Sacca. Gran Rabino de la Comunidad Sefardí de Buenos Aires. Presidente de Menora - Organización Judía Mundial para la Juventud.
