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Pluma de Honor

Germán de los Santos fue galardonado por la Academia Nacional de Periodismo

La Academia Nacional de Periodismo le entregó el premio al periodista de Rosario por sus investigaciones sobre el narcotráfico. La distinción se realizó en el salón Cortázar de la Biblioteca Nacional.

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De izquierda a derecha: Silvia Naishtat, Jorge Fontevecchia, Joaquín Morales Solá, Graciela Fernández Meijide y Germán de los Santos. | Pablo Cuarterolo

Germán de los Santos nació en Santa Fe en 1972. Estudió en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario y en TEA. En 1998 ingresó a El Ciudadano de Rosario, donde trabajó hasta 2008. En 2001 fue a Paquistán y Afganistán como enviado especial para cubrir la invasión de los Estados Unidos, por lo que obtuvo un premio de la Cruz Roja Internacional. A la par, fue corresponsal de El Litoral de Santa Fe, función que aún desempeña. También trabajó en Crítica de la Argentina, en la edición de un suplemento regional de Rosario. Actualmente es corresponsal de La Nación en esa ciudad. En 2015 fue distinguido con el premio Adepa a la mejor investigación periodística por un trabajo sobre narcotráfico

Es autor de Los Monos. Historia de la familia narco que convirtió a Rosario en un infierno. La investigación refleja la historia de la familia Cantero, la organización criminal que dominó el tráfico de drogas en Rosario con métodos de una violencia tan extrema que transformó la ciudad en un escenario de feroces enfrentamientos y que -aún hoy- hace temblar su sistema politico.

La decisión de crear la Pluma de Honor fue adoptada por la Academia Nacional de Periodismo con el fin de celebrar y destacar anualmente el esfuerzo y la creatividad de quienes contribuyen a dignificar y consolidar la misión de la prensa como institución social y cultural que complementa el sistema republicano y democrático.

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El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
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Desde su institución en 2008, recibieron el Premio Pluma de Honor: Julio María Sanguinetti, Joaquín Salvador Lavado (Quino), Santiago Kovadloff, Norma Morandini, Bartolomé Luis Mitre, Beatriz Sarlo, Carlos Fayt, Rodolfo Terragno, Natalio Botana, Guillermo Jaim Etcheverry, Santiago Senén González y Albino Gómez, Robert Cox, Elisabetta Piqué y Daniel Enz.

Por otro lado, en la ceremonia en la Biblioteca Nacional también hubo un reconocimiento especial para Graciela Fernández Meijide por su activismo por la defensa de los derechos humanos en la Argentina, y se difundirán los 20 principios permanentes para el periodismo que recomienda el organismo.

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Joaquín Morales Solá y Germán de los Santos.

El discurso completo de Germán de los Santos al recibir el premio Pluma de Honor

Este fue el discurso de Germán de los Santos al recibir el premio Pluma de Honor por parte de la Academia Nacional de Periodismo:

Hoy en Rosario, donde vivo y trabajo, todos estamos amenazados. Periodistas, jueces, fiscales, maestro, médico, curas, pastores. Empresarios. Parece exagerado. Pero no lo es. Todos amenazados por un poder que parece superior en fuerza y en acciones al Estado. Esto nunca había ocurrido en la Argentina en el periodo democrático. No estamos preparados en el país para enfrentar el crimen organizado. Y esto queda al descubierto en Rosario.

No tomamos dimensión de lo que ocurre, porque se cree que es un problema exclusivo de Rosario, como isla ciudad fuera una isla. Otros países dela región transitaron por ese mismo enfoque, se equivocaron y lo pagaron caro.

Hoy el crimen organizado y la violencia tienen un poder determinante hasta en lo electoral. Sucedió en las últimas entrevistas en Chile , ocurre con la crisis en Ecuador, iniciden en Perú, en Paraguay, Brasil y Uruguay. La democracia esta condicionada por estos poderes oscuros, y puntualmente el periodismo es uno de los más expuestos.

En medio de la campaña electoral en Santa Fe estas bandas criminales buscan generar  una conmoción mayor, con acciones que algunos especialistas catalogan de terrorismo urbano. Se produjeron ataques contra comisarias, escuelas, edificios judiciales, centros de salud, parroquias y contra medios de comunicación. Un nene de 6 años fue baleado en la puerta de una escuela.

Hacer periodismo en ese contexto atravesado por la violencia extrema tiene un alto riesgo. Profesional  y personal. Por eso también valoro el compromiso de los medios que publican esas tramas que que se editan en el diario La Nación y en el Aire de Santa Fe. Nuestro rol  es revelar las historias que se quieren ocultar. Ponerlas al descubierto  y eso genera reacciones, algunas mas visibles que otras.

En octubre pasado un grupo narco colgó una especie de bandera en la puerta de un canal de tv que decía: "Vamos a matar periodistas", la firma era un sello que empezó a irradiar terror en Rosario: "Con la mafia no se jode", el problema es que las amenazas se cumplen. Más de 3000 homicidios durante la última década lo confirman.

Semanas después atentaron tres veces contra televisión del litoral de Rosario. Se descubrió que quien disparó contra el canal era un sicario al que habían ido a matar el 5 de marzo pasado cuando en esa acción se cruzó Máximo Gerez de 12 años. Ante la desolación de los familiares, gente de la comunidad Qom, saqueó  búnkeres de tranzas  del barrio llmado Los salteños. Uno de ellos había atentado contra  un medio de comunicación por orden de un narco más poderoso.

La imagen de vecinos rompiendo las paredes para vengarse era la imagen de la desolación. Ese Estado fuerte del que se habla todo el tiempo  no existía en ese lugar donde más los necesitaban. 

En este nuevo mundo del periodismo, atravesado por las ventajas delas nuevas tecnologías, la inteligencia artificial que amenaza comerse todo,  hbañia que estar en el barrio Los Pumitas para contar esa historia que nos desgarraba. Y eso no se puede hacer de otra manera que estando en el terreno. Pero tampoco alcanza. Porque para revelar las complicidades, que son la base de este problema , es necesario investigar esa convivencia que sostiene un negocio millonario.

Esas historias profundas guardan una paradoja que sirve para describir el fenómeno: pueden publicarse en cualquier sección del diario: en seguridad, en política, en economía o en sociedad y hasta en deportes. Esto muestra la complejidad de estas tramas que atraviesan todo. Porque necesitan mucho para seguir en las sombras.

Investigamos la banda de Los Monos cuando ninguno de los miembros de esta organización había sido condenando. Publicamos el libro junto a Hernán Lascano que nos llevo mucho esfuerzo y dedicación. Más de 300 entrevistas con fuentes que debíamos proteger porque corrían riesgo. Publicar esta historia  fue una decisión crucial en soledad.

La clase política nos enfrentaba y los narcos nos amenazaban. Pero estábamos convencidos de que iba a revelar una  historia que podía hacer visible un escenario que iba a empeorar. Hoy el líder de Los Monos enfrenta condenas por más de 100 años de prisión. Todo lo que publicamos fue ratificado con el tiempo en la justicia que tardo años en asumir el problema.

Exponerlo en Rosario es complicado. Yo estuve en dos guerras  en Afganistán y en Ucrania el año pasado. Los bandos están definidos. Son claros. Acá no. Las balas pueden venir de cualquier lado. Porque no son solo los narcos los que aprietan los gatillos.

Porque la violencia es un negocio. Por eso reitero que pensar que Rosario es una isla es un error conceptual. El problema expone la debilidad institucional que atraviesa la Argentina. Organizaciones criminales rusticas frente a un Estado aún más precario. La situación es límite en Rosario. El periodismo debe estar ahí para hacer una labor muy simple y maravillosa: contar lo que sucede y meterse en las profundidades de ese lado oscuro donde debemos darle luz. Claridad.