Un 65 % de las mujeres con menores a su cargo recurre a algún tipo de financiamiento y lo que es peor: las tres cuartas partes de esas mujeres terminan en un espiral de endeudamiento del que no podrá salir. Los datos surgen del “Primer informe sobre endeudamiento, géneros y cuidados en la Argentina 2023” realizado por la CEPAL (ONU) y el Ministerio de Economía de Argentina.
A la situación de mayor endeudamiento de las mujeres se suma que en 3 de cada 5 no reciben la obligación alimentaria en tiempo y forma (UNICEF, 2022). Por debajo de estos datos se encuentra un mal silencioso: la falta de capacitación financiera de las mujeres.
“Se viene trabajando de manera sostenida en la incorporación de la perspectiva de género de forma transversal a todas las políticas económicas. Es por eso que existen políticas concretas para abordar tanto cuestiones de ingresos, como de inclusión financiera”, señalaron a PERFIL dese la Dirección de Economía, Igualdad y Género, dependiente del Ministerio de Economía. “Este último informe, que se realizó en conjunto con la CEPAL, es un insumo para afinar un diagnóstico preexistente a partir del cual se llevaron adelante muchas acciones”, anticiparon.
“Los derechos que hemos conquistado con la lucha y la movilización, como una ley para erradicar la violencia de género, la ley de interrupción voluntaria del embarazo, el matrimonio igualitario, etc., son importantes pasos por nuestras libertades democráticas y derechos más elementales, pero no transforman sustancialmente las brutales desigualdades materiales que vive la inmensa mayoría de las mujeres”, indicó a PERFIL Andrea D’Atri, fundadora de la organización feminista Pan y Rosas y precandidata a primera legisladora en CABA por el FITU.
“En Argentina, la brecha salarial, entre las mujeres que tienen un empleo formal y las que no, es inmensa: 62%”, agregó y enfatizó: “Cuando decimos que el ajuste dictado por el FMI recae doblemente sobre las espaldas de las mujeres, no estamos haciendo metáforas”.
El endeudamiento representa un espiral difícil de desarticular en situaciones en las que se usan medios de financiamiento para solventar las necesidades básicas, porque esto indica que el ingreso en ese hogar no es suficiente para subsistir, por lo que permite anticipar que si para pagar esa deuda se necesita un excedente, lo único que puede hacerlo posible es un ingreso extra.
Otro foco peligroso, es que la mayoría de las mujeres endeudadas es trabajadora informal y muchas acuden a financieras que ofrecen préstamos fáciles de adquirir y casi imposibles de saldar. “Las financieras son un veneno del sistema, tienen tasas altísimas y abusivas”, advirtió a Sabrina Castelli, fundadora de Mujer Financiera, en diálogo con PERFIL.
El gobierno tiene una serie de subsidios, como la Asignación Universal por Hijo (AUH), programas para emprendedoras, políticas que promueven el registro de trabajadoras de casa particulares, pero todavía los números presentan datos preocupantes.
El diagnóstico de la CEPAL: la feminización de los endeudamientos
El documento sobre la “feminización de los endeudamientos” fue elaborado por Celina Santellán, Ximena de la Fuente y Rosario Podestá, analistas del ministerio de Economía de la Argentina, Lucía Tumini, consultora de la comisión económica para Argentina, América Latina y el Caribe (CEPAL) en la Argentina con la coordinación de Sol Prieto, directora nacional de Economía, Igualdad y género del ministerio de Economía.
De una encuesta realizada entre octubre y noviembre de 2022, pudieron observar que el 54% de los hogares de Argentina recurrió al financiamiento y que de ellos el 60% pertenece a hogares encabezados por mujeres, de las cuales el 69% tiene trabajo informal.
De los hogares en los que hay niños, niñas y adolescentes, el 65% de los encabezados por mujeres recurre al financiamiento y de ellas el 73% lo usa para comprar alimento y medicamento.
Este estudio revela que:
• La dificultad para acceder a financiamiento formal genera, en muchos casos, la necesidad de recurrir a diversas fuentes informales, que suelen tener un costo financiero mayor o redundar en formas de dependencia personal improcedentes, que generan situaciones de elevada vulnerabilidad financiera.
• Esas situaciones se manifiestan, sobre todo, en los hogares con mayores demandas de cuidados bajo responsabilidad exclusiva de las mujeres.
Del analfabetismo financiero a la inclusión
Hay otro aspecto intangible en el mapa, que profundiza la desigualdad. La falta de educación financiera. Culturalmente, por razones determinadas socio históricamente, los hombres fueron capacitados para el mundo del dinero, mientras que las mujeres debían resolver los quehaceres de la casa. A pesar de que esa delimitación taxativa parece una pintura antigua, los datos numéricos vuelven a señalar que en lo material las mujeres son las que mayoritariamente se emplean en el servicio doméstico, también las que lidian con deudas para poder dar de comer a sus hijos y quienes, a la hora de las finanzas, se sienten desorientadas.
La licenciada en administración de empresas, Sabrina Castelli, a raíz de una situación personal, se dedicó a analizar la brecha entre hombres y mujeres a la hora de bancarizarse, lidiar con deudas y de aventurarse al mundo de las inversiones. Con esto en mente decidió lanzar Mujer financiera.
“Mujer Financiera es la primera startup en desarrollar productos de educación financiera e inversión para las mujeres de Latinoamérica con la misión de reducir la brecha de género en inclusión financiera y construir un mejor futuro para todos”, detalló su creadora a este medio. “Educa a las mujeres en finanzas personales para ayudarlas a tomar mejores decisiones en la vida, como empezar a ahorrar, aprender a invertir y administrar correctamente sus finanzas personales”.
Desde su surgimiento más de 300 mil mujeres de más de 12 países pasaron por la academia de Mujer Financiera para aprender cómo aumentar sus ahorros y atreverse dar sus primeros pasos en el mundo de las inversiones a través de sus cursos online.
Si bien Mujer Financiera es un proyecto comercial que incluye servicios pagos, también ofrece herramientas gratuitas, incluso libera contenido en fechas especiales como lo hizo el pasado 8 de marzo, en el que cualquiera podía realizar los cursos de la App.
“Hace 50 años las mujeres no podían acceder a una cuenta bancaria sin el permiso de su marido, hace 40 años no podían tener una tarjeta de crédito a su nombre. Y aún al día de hoy en Latinoamérica sólo el 51% de las mujeres tiene una cuenta bancaria el 12% ahorra y el 20% accede a créditos”, detalló Castelli.
“Además las mujeres se enfrentan a mayores desafíos para generar ingresos a lo largo de su vida, como la brecha salarial, que en Latinoamérica esta se ubica en torno a 17%, de acuerdo con el informe Brechas de género en América Latina elaborado por CAF, o la necesidad de flexibilidad horaria por la maternidad y/o cuidados de algún familiar, que deriva en menores ingresos. Sumado a ello, las mujeres tienen una expectativa de vida de 5 años por encima de los hombres”, enfatizó.
Es que la educación financiera es el respaldo que garantiza que otros programas bien intencionados no caigan en saco roto.
Políticas públicas vigentes y propuestas alternativas
Desde el ministerio de Economía destacaron que la AUH y las Asignación Universal por Embarazo, la prestación Alimentar, así como el Programa Potenciar Trabajo, se enfocan en los sectores más vulnerables. “Puntualmente, durante el último Gobierno se creó el Programa Registradas, orientado a Trabajadoras de Casas Particulares, quienes presentan altos niveles de informalidad laboral, lo que impacta de manera negativa sobre sus salarios”, señalaron desde la Dirección de Economía, igualdad y género del ministerio de Economía.
La medida nació a fines de 2021 y “entre septiembre 2021 y diciembre 2022 hubo un total de 235.226 de altas de relaciones laborales en el sector de trabajadoras de casas particulares, por encima de los niveles alcanzados antes de la creación del programa”.
Además, se crearon las cuentas a sueldo en el Banco Nación para trabajadoras de casas particulares, estén registradas o no. “Estas cuentas sueldos les permiten a las trabajadoras acceder a una tarjeta de crédito, así como a créditos personales a tasas más sanas que las que otorgan las financieras y aplicaciones”, explicaron desde la Dirección.
En cuanto a la posibilidad de acceso a créditos específicas que tienen en cuenta la situación desigual a la que se enfrentan las mujeres se crearon los microcréditos provistos por el Fondo de Capital Social (FONCAP), líneas de crédito especiales para mujeres emprendedoras previstas en el programa Emprender Mujeres, de la Subsecretaría de Desarrollo Emprendedor del Ministerio de Economía, la línea de crédito “40 Nación Democracia” del Banco Nación (BNA) otorgó préstamos de hasta $1.000.000 para personas trabajadoras y jubiladas, microempresas y MiPyMEs, a tasa fija de 40% durante el primer año.
Las capacitaciones son parte de la apuesta de este sector del ministerio y se realizaron diferentes talleres virtuales y territoriales, hubo encuentros de diferentes temáticas y, además el Banco Nación desarrolló una política de facilitadores y facilitadoras financieras, capacitando a trabajadores y trabajadoras del Banco para hacerlo más accesible a la gente, en especial a las mujeres, que son quienes encuentran más barreras a la hora de pedir un préstamo.
Para Andrea D’Atri hay medidas radicales que cambiarían esta realidad que aparece una y otra vez en los diagnósticos. “El destino que nos reserva el capitalismo en crisis es la competencia entre personas sin empleo -en su mayoría, mujeres obligadas a trabajar por muchísimo menos que un salario promedio en tareas comunitarias de cuidado, para recibir asistencia social- con otras trabajadoras y trabajadores del sector formal”, evaluó.
Para la precandidata del FITU “no se puede aceptar la generación de un ejército de desocupados crónicos e indigentes, que las empresas usan como extorsión para que los que sí tienen empleo se vean obligados a agachar la cabeza frente a los recortes salariales, jornadas extenuantes, mayor intensidad en el ritmo de producción u otros cambios regresivos en las condiciones laborales”.
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