Pasaron dos años "muy dolorosos" desde el crimen de Fernando Báez Sosa, según declaró su padre, Silvino.
El hombre, que se dispone esta semana a viajar a Villa Gesell, la ciudad donde su hijo fue asesinado el 18 de enero de 2020, afirmó que "no le desea a nadie" el haber perdido a un hijo de esa forma y que todavía se pregunta "por qué pasó" y "por qué nadie lo ayudó".
"Es muy doloroso y complicado para nuestra vida porque Fernando era todo para nosotros. Él era un chico muy bueno, muy tranquilo, servicial y además era un pibe de estatura grande pero de corazón muy cariñoso", dijo Silvino en declaraciones a Radio Mitre.
Fernando Báez Sosa fue atacado a golpes en la puerta del boliche Le Brique, de Villa Gesell. El joven de 18 años, estudiante en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), y dos amigos fueron golpeados por un grupo de adolescentes, presuntamente porque la víctima empujó sin querer a uno de ellos y le hizo derramar un vaso con bebida alcohólica en la camisa.
Por problemas de agenda, el juicio contra los ocho rugbiers pasó para 2023
Fernando Báez Sosa murió por traumatismo de cráneo y los acusados están imputados por homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso de dos o más personas. El delito por el que están acusados tiene prevista una pena de perpetua en caso de resultar condenados los acusados.
Si bien los ocho están imputados por el mismo delito, para la fiscalía, cinco de ellos fueron quienes agredieron a Fernando y los otros tres le pegaron a los amigos de aquel para evitar que ayudaran al joven cuando era brutalmente golpeado.
Según la acusación con la que fueron enviados a juicio, Máximo Pablo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Franco Benicelli, Blas Cinalli, Ayrton Michael Viollaz, Lucas Fidel Pertossi y Luciano Pertossi "acordaron darle muerte a Báez Sosa, para lo cual previamente distribuyeron funcionalmente sus roles comisivos con antelación a éste".
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El juicio contra los ocho acusados del brutal crimen se hará a partir del 2 de enero del 2023 en en la Sala de audiencias multifueros del Palacio de Tribunales de Dolores, a cargo del Tribunal Oral Federal, donde declararán más de 130 testigos.
"No me canso de preguntarme por qué pasó todo y la gente que estaba cerca no le dio una mano a mi hijo. Creo que con una trompada ya estaba, y le siguieron pegando, pateando la cabeza. Él tirado ahí en el suelo y yo viendo por video sin poder hacer nada es una tortura", dijo el padre de la víctima.
"No voy a poder entender jamás por qué lo hicieron", aseguró. "Lo único que me tiene en pie es creer que va a haber justicia, pero también tenemos ese miedo de que no llegue a pasar nada".
ds