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Mensaje papal

L'Osservatore Romano de esta semana: "Comunicar las personas como son"

En la última edición de enero, llega la palabra del papa Francisco sobre las comunicaciones y el periodismo.

L'Osservatore romano
L'Osservatore romano de esta semana | Cedoc

Este nuevo ejemplar del L ́Osservatore Romano en lengua española está encabezado por las palabras del Papa Francisco a los periodistas del mundo: “Comunicar encontrando a las personas donde están y como son”. Las mismas fueron elegidas por el Santo Padre como tema de su Mensaje para la 55º Jornada mundial de las Comunicaciones que se transcribe en forma completa y oficial en esta edición.

En este tradicional mensaje, el Papa Bergoglio expresó que: “Deseo, por lo tanto, dedicar el Mensaje de este año a la llamada a “ir y ver”, como sugerencia para toda expresión comunicativa que quiera ser límpida y honesta: en la redacción de un periódico como en el mundo de la web, en la predicación ordinaria de la Iglesia como en la comunicación política o social.

“Ven y lo verás” es el modo con el que se ha comunicado la fe cristiana, a partir de los primeros encuentros en las orillas del río Jordán y del lago de Galilea. Pensemos en el gran tema de la información. Opiniones atentas se lamentan desde hace tiempo del riesgo de un aplanamiento en los “periódicos fotocopia” o en los noticieros de radio y televisión y páginas web que son sustancialmente iguales, donde el género de la investigación y del reportaje pierden espacio y calidad en beneficio de una información pre confeccionada, “de palacio”, autorreferencial, que es cada vez menos capaz de interceptar la verdad de las cosas y la vida concreta de las personas, y ya no sabe recoger ni los fenómenos sociales más graves ni las energías positivas que emanan de las bases de la sociedad.

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La crisis del sector editorial puede llevar a una información construida en las redacciones, frente al ordenador, en los terminales de las agencias, en las redes sociales, sin salir nunca a la calle, sin “desgastar las suelas de los zapatos”, sin encontrar a las personas para buscar historias o verificar de visu ciertas situaciones. Si no nos abrimos al encuentro, permaneceremos como espectadores externos, a pesar de las innovaciones tecnológicas que tienen la capacidad de ponernos frente a una realidad aumentada en la que nos parece estar inmersos. Cada instrumento es útil y valioso sólo si nos empuja a ir y a ver la realidad que de otra manera no sabríamos, si pone en red conocimientos que de otro modo no circularían, si permite encuentros que de otra forma no se producirían”.

El diálogo entre las religiones que ocupa un lugar importantísimo en el pontificado del Papa Francisco, también lo hace en esta edición que incluye varios artículos sobre esta temática. Tal es el caso del escrito del argentino Claudio Epelman, comisionado para el Diálogo Interreligioso del Congreso Judía Mundial, “¿Soy el guardián de mi hermano?”. En su exposición Epelman menciona que: “Este 4 de febrero de 2021, por primera vez, se conmemora el “Día Mundial de la Fraternidad Humana” por decisión de la Organización de las Naciones Unidas, evocando aquel Documento firmado en Abu Dabi por el Papa Francisco y el Gran Imán de Al Azar, Ahmed Al Tayeb. Que esta fecha sirva de recordatorio para animarnos a construir y desarrollar fraternidad entre los hombres… el diálogo interreligioso ocupa un lugar central ya que es, mediante su ejercicio permanente, que lograremos conocer al otro, requisito indispensable para construir ese vínculo afectivo que supere y destruya al prejuicio. A pesar de que hasta un niño comprende esto como algo natural e intuitivo, somos a veces los adultos quienes no lo logramos y eso nos conduce a actuar como en la trágica historia de Caín y Abel.

Por ello, en un mundo convulsionado y enfermo y cuando el nombre de Dios es usado para justificar la violencia, un gesto como la suscripción, en un día como hoy, pero de hace ya dos años, de la Declaración de Abu Dabi entre el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azar, Ahmed Al Tayeb, toma un valor excepcional”. En un mismo sentido, se incluye en esta edición un editorial de Andrea Palmieri, subsecretario del Pontificio Consejo para la promoción de la unidad de los cristianos sobre las relaciones de la Santa Sede con las iglesias ortodoxos que lleva como título “La pandemia no ha interrumpido el diálogo”. Finalmente, en la misma página, el columnista estable Marcelo Figueroa, presbítero argentino de la iglesia evangélica presbiteriana, reflexiona a la luz de la Asamblea eclesial de América Latina y el Caribe, sobre “Una mirada ecuménica e interreligiosa”.

Como es habitual se incluye las dos homilías habituales del Sumo Pontífice en forma completa y oficial. En primer lugar, se trata del Ángelus dominical en donde el Papa recordó al nigeriano Edwin, encontrado sin vida el 20 de enero cerca de la plaza de San Pedro. En segundo término, se transcribe en la última página, la Catequesis en oportunidad de la audiencia general de los miércoles en la cual el Papa, siguiendo con el tema habitual de la oración, hizo énfasis en su relación con la palabra de Dios, dada su cercanía con la celebración del Domingo bíblico.