Martín Balza visitó la Escuela de Comunicación para participar del Ciclo de Entrevistas de Perfil Educación. El ex Jefe del Ejército opinó sobre la situación actual de Venezuela y les pidió a los organismos internacionales que intervengan para “frenar el baño de sangre”. Además, el veterano de la guerra de Malvinas negó que con Mauricio Macri se esté viviendo una “dictadura” y brindó su postura sobre el pedido de documentos en el transporte público. Por otra parte, el ex embajador afirmó frente a los estudiantes de Periodismo de Editorial Perfil que “cuando el gen de la política se mete en las fuerzas armadas se descompone todo”.
—Estela de Carlotto afirmó que con Mauricio Macri se está viviendo una situación parecida a una dictadura, ¿coincide?
—No, no estoy de acuerdo. Le tengo mucho respeto a la señora de Carlotto, pero el Gobierno llegó electoralmente al poder. En el año 2015 la sociedad argentina fue a votar. Dos años después, se expresó en las elecciones Legislativas y volvieron a ganar. Dictadura fue la de 1976 y nadie puede comparar a Massera, Díaz, Bessone y Menéndez con el actual presidente.
—¿Cómo ve la situación de Venezuela?
—En Venezuela hoy está mandando el Ejército y sobre todo un teniente retirado que es el vicepresidente Diosdado Cabello. Es una situación dramática desde todo punto de vista y creo que hay organizaciones regionales, el Mercado Común del Sur, Mercosur, una alicaída y prácticamente inexistente, lamentablemente, Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR, la Comunidad Latinoamericana y del Caribe, la Organización de Estados Americanos, OEA. Si todos esos organismos no sirven para impedir un baño de sangre es que todos estos organismos van a pasar a la historia como ser más inútiles que un libro de quejas. Hay que encontrar una solución negociada porque si hay una intervención militar va a haber muchas muertes de inocentes también.
—Las Policía ahora puede pedir documento en el transporte público, ¿qué opina?
—Desconozco los elementos de juicio para responder así, pero pedir el documento es una facultad democrática. Cuando voy a tomar un café, aunque gaste 200 pesos, me piden el documento para poder pagar con la tarjeta de débito y se lo tengo que dar, no me puedo enojar con eso. Sin embargo, con lo único que no estoy de acuerdo con la ministra Patricia Bullrich es cuando dijo que había que insertar a los militares en la democracia ya que es desconocer la historia reciente de Argentina. Eso es un disparate, las fuerzas armadas deben estar al margen de la política porque cuando ese gen entra, se descompone todo y pasa lo que pasó acá en las dictaduras cívico-militares.
—En el transcurso de su carrera militar, ¿hubo órdenes que no cumplió?
—Nunca me vi enfrentado a una orden ilegal o inmoral pero sí desobedecí algunas órdenes. En la Guerra de Malvinas, tenía la obligación de no cambiar de posición sin autorización sin embargo, decidí hacerlo y se salvaron todas las vidas. Durante la democracia, recibí el llamado del ministro de Defensa para que durante un apagón convocado por organizaciones sociales ilumine el edificio como si fuera el 25 de mayo. Le dije que no, porque no iba a permitir que la política se meta en el Ejército.
—Horacio González pidió reivindicar la guerrilla, ¿está de acuerdo?
—En los años 70, no hay ninguna duda de que hubo un terrorismo contra el Estado por parte de organizaciones irregulares armadas, que tienen distintos nombres como Montoneros o Fuerzas Armadas del Pueblo. Hubo ataques que no se detuvieron, ni siquiera, en el breve interregno constitucional democrático de 1973 a 1976. Ahí hubo muertos, atentados contra civiles, jóvenes y niños. En ese entonces, se tendría que haberles contestado con todo el orden jurídico vigente. Sin embargo, se requirió al sexto golpe cívico-militar del siglo, la obra maestra del terror. Se perdió toda la legitimidad constitucional y se instaló un terrorismo de Estado, donde la autoridad se convirtió en criminal. También pienso que las fuerzas irregulares estaban equivocadas porque creían que iban a realizar una Revolución como en Vietnam, y que 3.000 hombres iban a vencer a las fuerzas armadas argentinas, eso es un disparate.
—Si las Fuerzas Armadas deben estar al margen de la política, ¿le cree a César Milani cuando afirmó que vivió una persecución judicial por su participación en el Gobierno?
—No tengo que creerle ni no creerle, es un problema que lo tiene que resolver la Justicia. Lo que estoy totalmente en desacuerdo es, no solamente de Milani, de cualquier oficial que participe políticamente estando en actividad. Reitero, cuando el germen de la política entra en una Fuerza Armada, descompone esa fuerza armada y eso lo he vivido, por eso fue el 1955, el derrocamiento de un gran presidente como fue Frondizi, el derrocamiento de otro gran presidente como fue Illia y la última la dictadura militar.
Por Pilar Padula, Jerónimo Fiorani Barbini, Liliana Chimenti, Patricia Manni.
(Alumnos de Primer Año de la Escuela de Comunicación de Editorial Perfil)
Producción: Telma Romero (Alumna de Segundo Año - Escuela de Comunicación)