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Contra el dengue

Para que no piquen, cambian el sexo de los mosquitos

Los científicos saben que sólo las hembras embarazadas necesitan picar humanos para alimentar sus crías. Por eso, no buscan exterminar la especie sino cambiarle el sexo: los machos son vegetarianos.

Dengue: la epidemia silenciada
Dengue: la epidemia silenciada | cedoc

La vida sexual de los mosquitos es sorprendente. La hembra del mosquito Aedes aegypti es el mejor ejemplo de un eficaz touch and go: copula con un macho una sola vez en su vida, mientras vuela, y en segundos. Ese contacto sexual ultra fugaz es, sin embargo, altamente fecundo: le basta para recibir y almacenar miles de espermatozoides que en definitiva darán vida a unos 500 huevos, que la madre mosquito luego alimentará con sangre humana, por eso necesita picar. 
Cuando las hembras pican a sus víctimas, pueden transmitirles sus propios virus, como el del dengue, el zika, la malaria y el chikunguny. Los machos, en cambio, son vegetarianos, se alimentan de néctar de flores.

Por lo tanto, los científicos pensaron que, reduciendo la cantidad de mosquitos hembra Aedes aegypti, se podría combatir varias plagas e infecciones. Se realizó una prueba que consistía en insertar un solo gen masculino en hembras, para alterar su sexo. El resultado fue alentador, porque se logró transformar en machos todos los especímenes que habían nacido con sexo femenino. Lo sorprendente es que los mosquitos “transexuales” habían perdido la capacidad de volar. Pueden caminar, dan saltos, intentan trepar como hormigas, descienden, pero ya no vuelan. 


El resultado de algún modo imprevisto presentó a los científicos un nuevo desafío: convertir a las hembras originales en machos fértiles, pero voladores. Es decir, su propósito no es erradicar la especie sino evitar que vampiricen a los humanos para sobrevivir.

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Casi en paralelo, científicos de la Universidad Rockefeller de Nueva York trabajaban en otra dirección y descubrieron que durante el apareamiento el mosquito macho transmite a la hembra una proteína denominada HP-I, que consideraron la responsable de la necesidad femenina de picar humanos para alimentar a sus huevos. Esa molécula –creyeron- sólo mantenía sus principios activos durante dos horas. Sin embargo, otros estudios pusieron en jaque a los anteriores ya que decían justamente lo opuesto: que la proteína HP-I anestesiaba el impulso de las hembras a picar humanos. Ergo, es otro el elemento que las impulsa a picar humanos. Además de oírlos zumbar, ahuyentarlos y combatirlos de todas las maneras posibles, los mosquitos todavía darán mucho para hablar.