Los asentamientos porteños estuvieron en el ojo de la tormenta en las últimas semanas por ser el foco de contagios de dengue y coronavirus. Gracias a la llegada de las bajas temperaturas la primera enfermedad ya va quedando atrás, pero la preocupación por la COVID-19 se mantiene.
Según el último Boletín Epidemiológico porteño, que data del 29 de mayo, la mayor cantidad de casos de dengue en los asentamientos se encuentran en las Villas 20 (Lugano), 1-11-14 (Flores) y 21-24 (Barracas). Entre ellas acumulan el 67 por ciento de los contagios en estos barrios. No obstante, desde la Subsecretaría de Planificación Sanitaria remarcan que el período más complejo se dio en el mes de abril y hasta el 20 de mayo.
"En los diferentes barrios vulnerables hace un mes y medio que están bajando los casos de dengue y ahora ya no hay. Representan en un aproximado alrededor del 20-23 por ciento de todos los que registra la Ciudad, alrededor de 1500 sobre 7 mil. Se llevaron a cabo más de 1.700 acciones en un contexto de fuerte complejidad por el dengue en general y en particular por coincidir en el tiempo con la COVID-19 que obligó a la gente a permanecer en sus hogares, que es donde se encuentra el mosquito vector", explicó a PERFIL Julián Antman, a cargo de la Gerencia Operativa de Epidemiología.
El Gobierno porteño descarta una "cuarentena profunda" en las villas como se hizo en Provincia
"El sistema de salud abocado a dos grandes epidemias hizo que se hiciera más complejo el abordaje, pero se sabía que era un año crítico con el dengue y desde diciembre trabajamos mucho en diferentes acciones de prevención y control. Hoy podemos decir que pasó por el frío", agregó Antman.
El padre Lorenzo 'Toto' de Vedia, sacerdote de la Villa 21, contó a este medio que si bien ya no angustia tanto, no se puede dar el episodio de dengue por concluido: "Fue muy preocupante, no hubo fallecidos pero sí una complejidad en todo el contexto del coronavirus. Y eso fue una alarma en la gente. Creemos que eso va bajando pero no está desterrado del todo".
Fernando Maldonado pasó la mayor parte de su vida en la villa 21-24 de Barracas y si bien ya no vive ahí todavía está conectado con lo que sucede en este tipo de barrios: "En las últimas semanas fueron más de 400 casos de dengue, incluso al principio preocupaba más eso que el coronavirus. Esta enfermedad es como figurita repetida, todos los años pasa lo mismo. Si bien desde el Ministerio de Desarrollo hubo varias campañas, por ejemplo, en abril hicieron seis operativos de fumigación en el barrio, pero con eso no alcanza a veces".
El dengue es como figurita repetida, todos los años pasa lo mismo, dijo Maldonado
Ahora, la preocupación está enfocada en el brote del nuevo coronavirus y las consecuencias que tendrá en un futuro inmediato el aislamiento social, preventivo y obligatorio para la economía de los barrios vulnerables. La villa de Retiro es la más afectada: allí se detectaron 1.531 casos de COVID-19. Le siguen el barrio Padre Ricciardelli (ex villa 1-11-14) de Flores con 810, el barrio 21-24 de Barracas con 317, en el barrio 20 con 91 y en el barrio 15 (Ciudad Oculta) 63, estos dos últimos en Villa Lugano.
Según consignó este jueves 4 de junio el Gobierno porteño, el total de contagiados en los barrios vulnerables asciende a 4.286 y 36 los fallecidos, con una tasa de letalidad de 0,84%. Este último dato se explica por el hecho de que la edad promedio de la gente que reside en los asentamientos es menor, por lo que no se encuentra dentro de la población de riesgo, además de que muchos contagios son leves o asintomáticos.
Toto de Vedia expresó: "Fue positivo la concientización de la cuarentena desde el principio. Los vecinos están todos de acuerdo con el aislamiento pero también se tiene que tomar conciencia de lo dificultoso que es para ellos que no tienen trabajo, agua corriente, ni alimentos, ni dinero". Al crecer los casos de COVID.19, se dificulta llevar a cabo las acciones para asistir a los contagiados y se llevan adelante diferentes pedidos de solidaridad hacia empresas, particulares y también del Gobierno.
La imposibilidad de trabajar genera que haya una escasez de recursos. "Está todo parado. La gente se quedó sin trabajo y aquel que nunca fue a un comedor ahora lo está haciendo y cada día aumenta más la cantidad de personas que van. El tema del hambre está afectando un montón en las villas. La cuarentena hace que haya un panorama jodido pero cuando salgamos va a estar peor todavía", consideró Maldonado.
Además, el licenciado en periodismo remarcó la imposibilidad de implementar al completo el aislamiento por las condiciones de hacinamiento de los barrios populares: "Es complicado quedarse en casa, porque hay gente que viven seis en un lugar más chico que un monoambiente, por lo que la vereda es parte del hogar. Sacan las sillas y se sientan ahí. Hay respeto de la cuarentena pero obviamente que tenés de todo un poco. Hay mucha gente que usa barbijo y que solo sale para comprar cosas y lo indispensable".
Tal y como informó PERFIL, el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta lleva adelante una estrategia para frenar el brote de COVID-19 en estos barrios populosos, pero no se plantean llevar a cabo una "cuarentena profunda" como se propuso en Villa Azul.
Temor al contagio, hambre y hacinamiento: cómo se vive la cuarentena en las villas
La falta de agua es otro de los puntos críticos para los habitantes de los asentamientos, puesto que sin una vacuna la principal medida de prevención para evitar el contagio es el lavado frecuente de manos y de todos los elementos que ingresan al hogar, así como el distanciamiento físico, tal y como sostienen los epidemiólogos e infectólogos.
Por otro lado, se reclama que se incrementen los testeos en las villas debido a la gran cantidad de asintomáticos detectados. "Es la única forma de ver quién lo tiene y que no se crezcan los contagios", indicaron. El obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Gustavo Carrara, hizo un pedido en esa dirección en diálogo con Radio Grote: "No hay que esperar a que la persona esté enferma y que venga al hospital porque, sobre todo en los barrios populares, hay que salir a buscar dónde están los casos sospecjosos". El Gobierno porteño lleva adelante una campaña de pruebas masivas en los asentamientos que planea reforzar a medida que se logren más insumos con producción local de los tests, según indicó el Ministerio de de Desarrollo Humano y Hábitat a este medio.
Otro problema es la crisis sanitaria que causaron el dengue y, en particular la COVID-19. "Somos testigos y experimentamos el colapso del sistema sanitario. La gente que tiene otros problemas de salud, al margen del coronavirus, no se los atiende como debiera porque está muy limitada la cuestión tanto en personal como insumos", alertó el sacerdote.
Maldonado coincidió: "Faltan insumos y gente que dé una mano también en los CeSACs, que están desbordados. La gente tiene mucha desinformación, no sabe a dónde recurrir. Si bien se está haciendo un enorme trabajo las pruebas no llegan a todo el mundo, son más de 100 mil habitantes en un lugar no tan grande. Eso hace que el contagio sea mucho más rápido lastimosamente".
BDN/FF