El Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, TDAH por sus siglas, es una de las condiciones más comunes que afectan el neurodesarrollo. En Argentina, según precisó la Universidad Favaloro, este trastorno tiene una prevalencia del 5% en menores de 18 años, es decir, se presenta en 2 de cada 20 niños, siendo este un porcentaje similar al que se presenta a nivel mundial.
Es por esto que cada 13 de julio se conmemora el Día Internacional de Concientización sobre el TDAH con el objetivo de visibilizar frente a la población este trastorno crónico del desarrollo neurocognitivo y derribar los mitos y falsas creencias que se presentan alrededor de dicha condición.
“El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo que implica que las personas que lo padecen presentan diferencias en el desarrollo del cerebro, lo que afecta a tres áreas fundamentales como son la atención, la capacidad de estar tranquilo y el autocontrol”, explicó la psicóloga Andrea Colina, especializada en psicología infanto-juvenil, a PERFIL.
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En este sentido, la profesional de la psicología señaló que quienes padecen TDAH “presentan dificultades para prestar atención, para concentrarse, presentan hiperactividad y se les dificulta el control de los impulsos”.
Al consultar sobre qué provoca el TDAH, Colina expresó que “no se determinó una única causa”. Sin embargo, explicó que “actualmente se conoce que puede estar relacionado con factores neurobiológicos, genéticos, psicosociales, prenatales y perinatales”. Al mismo tiempo, se ha revelado que el origen de la condición es neurobiológico y se refleja en una alteración de la corteza prefrontal del cerebro.
Señales de alerta y diagnóstico
En casos de TDAH es sumamente importante la realización de un diagnóstico temprano para evitar mayores complicaciones a futuro, es por esto que la psicóloga consultada detalló aquellos síntomas que podrían despertar las alarmas de un posible caso de este trastorno.
Colina aclaró que los síntomas corresponden a “tres áreas de afectación, la conducta desatenta, la conducta hiperactiva y la conducta compulsiva”, pudiendo encontrar una variedad de signos de alerta diferentes en cada una de estas áreas.
Si bien la lista de posibles síntomas por cada área es extensa, pueden destacarse algunos como el “no seguir instrucciones, no concentrarse o distraerse con cualquier cosa, no finalizar tareas, correr o saltar excesivamente, hablar en exceso, realizar movimientos constantes de pies y manos, responder preguntas precipitadamente e interrumpir juegos, actividades y conversaciones”.
De todas formas, cabe aclarar que, como mencionó la profesional, “no existe una única prueba, examen o estudio para el diagnóstico del TDAH”, y remarcó que “es necesaria la intervención de varios profesionales y la información de todos los entornos”, El diagnóstico puede ser brindado por un psiquiatra infantil, un psicopedagogo, un pediatra o un neurólogo.
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“Posterior al diagnóstico, resulta necesario elaborar un plan de intervención, el tratamiento, donde intervengan profesionales acordes para tratar las dificultades presentes en cada niño y proporcionar bienestar en las diferentes áreas”, añadió Colina.
¿Qué pasa si no se realiza el tratamiento? “No realizar un tratamiento puede llevar a que el niño con TDAH desarrolle baja autoestima, presente frustración en la escuela y dificultades sociales, las cuales durante la adolescencia pueden convertirse en dificultades conductuales, problemas con la ley y abandono escolar”, advirtió Colina.
En esta misma línea, agregó que “las consecuencias no solo avanzan hacia la adolescencia sino también hacia la adultez, momento donde se reflejan en la incapacidad de mantener un trabajo, por ejemplo, o incluso en la aparición de otros trastornos psiquiátricos”.
El rol clave de los padres y el entorno
“Los entornos en los que se desenvuelven los niños con TDAH son de suma importancia para acompañarlos en la adquisición de aprendizajes, rutinas y el desarrollo de un desenvolvimiento oportuno en lo social, escolar y emocional”, aseguró la psicóloga con basta experiencia trabajando con niños con TDAH.
Sobre esto señaló que los padres y la escuela deben apoyar a estos niños en cuanto a “la organización, la comprensión de pautas e instrucciones, el aprendizaje” y sugirió que se debe “fomentar la buena autoestima y el aprendizaje socio-emocional para lograr el autocontrol, el reconocimiento y la expresión emocional asertiva”.
“Los padres y el entorno deben ser un espacio de apoyo, contención y acompañamiento, tanto escuchando y observando como aplicando estrategias que les permitan a los niños alcanzar el éxito en sus entornos”, añadió Colina y enfatizó en que es algo “fundamental para la adaptación y desenvolvimiento de los niños con TDAH.
Finalmente, señaló que “los niños con TDAH tienen dificultades a nivel psicológico relacionadas con el reconocimiento, la expresión y la gestión emocional, lo que los lleva a tener dificultades en sus competencias sociales y, por ende, en su autoestima”.
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Al respecto, expresó: “Por desconocimiento se han proporcionado etiquetas como ‘vagos’, ‘inmaduros’, ‘desobedientes’, y estas sólo fomentan las dificultades y cierran las puertas para que los adultos vean más allá y se enfoquen en lo que el niño necesita”.
“Es a través de la información certera, la invitación a la reflexión y la concientización acerca del TDAH que podemos lograr que los adultos tengan apertura y una mirada más sensible hacia las dificultades que los niños manifiestan, para así realizar la intervención adecuada y prevenir dificultades a futuro”, concluyó la psicóloga.
AS.