El shopping Alto Avellaneda recreó uno los primeros desafíos abordados en la serie el "Juego del Calamar" e invitó a niños a jugarlo, convocatoria que generó repudio y concluyó en la prohibición de la actividad que aspiraba a ser "lúdica".
Dentro del paseo de compras, se había instalado una enorme muñeca de aspecto similar a la presentada en la producción coreana. Junto a ella, guardias vestidos con un mameluco rojo y máscaras con figuras geométricas vigilaban.
Los niños que por allí pasaban eran alentados a participar del desafío, conocido como "luz roja, luz verde" en alusión a un tradicional juego asiático. La dinámica de dicho juego es similar a la de otros como semáforo rojo, semáforo verde o “el cigarrillo 43″.
En la superproducción de Netflix, los jugadores parten de una línea de salida y deben caminar hacia el otro extremo del predio. Cuando la muñeca se da vuelta, deben permanecer inmóviles. Caso contrario, se les dispara. La recreación del shopping fue "similar".
La polémica fue inmediata y, tras el repudio que generó esta instalación, llovieron críticas y denuncias formales. La situación fue dada a conocer primeramente por la Agencia El Vigía, un diario zonal de Avellaneda, y generó una inmediata reacción.
El Defensor del Pueblo de Avellaneda, Daniel García, fue quien tomó la iniciativa. El miércoles 27 de octubre se presentó ante el departamento legal del centro comercial y presentó una nota cuestionando el juego dispuesto en el Alto Avellaneda.
Violencia social: el mundo como "El juego del calamar"
García fundamentó a través de un breve escrito: "La cuota de violencia que conlleva la serie, ya que presenta una estética e imágenes muy llamativas para los ojos de un niño, logra que estos pequeños normalicen la violencia".
Luego, añadió: "Recomiendo que, en pos de la salud de los niños y niñas que se acercan al patio de comidas a diario, ese juego sea reemplazado o adaptado a otro que no se identifique con la serie ya tantas veces mencionada".
También hicieron sus presentaciones una asociación civil contra el bullying y el defensor del Pueblo bonaerense Walter Martello. En el documento destacaron que “cuando el juego es planteado por los mismos niños podemos pensar que es saludable".
Sin embargo, aclararon: "Pero cuando el juego es propuesto o impuesto por el afuera, y además es sumamente violento, es grave. ¿Se le puede ofrecer “cualquier cosa” a los niños y niñas? ¿Todo es excusa para convocar a las familias a un patio de comidas?".
JFG / ED