Los hinchas de Boca ya saben de memoria que cuando su apellido suena en Brandsen 805, es porque la gestión de Juan Román Riquelme "está en el horno". Es algo así como "la ley del último recurso", el valiente al que Román apela para arrojarse sobre la granada, dirigir algunas prácticas y partidos cuando la crisis es seria, el que estaba se fue, y nadie, o casi nadie, quiere agarrar de manera interina inmolarse en un banco de lava hirviente.
En este "tercer ciclo" Herrón se encuentra con el Xeneize a punto de volver a quedarse sin Libertadores el año próximo (luego de no tener Libertadores en 2024), navega undécimo en la Liga Profesional y trata de asirse de manera desesperada a la tabla todavía a flote de la Copa Argentina, la única que podría darle un lugar en el máximo torneo continental el año que viene.
La semana que pasó fue letal para el "gigoló" Diego Martínez. Se fue de manera triste en la noche de Córdoba, hombre educado agradeció "al presidente, a los hinchas y a los jugadores por haberme dado esta oportunidad y apoyado desde el primer día", pero al margen de los formalismos, su gestión será recordada por la "impresión general" de que no pudo hacer su voluntad, lo manchará la sombra de que "le intervinieron" decisiones desde el Consejo de Fútbol (brazo ejecutor del riquelmismo: Cascini, Serna, Bermúdez y Delgado). Pero el DT ayudó a irse, con cambios incomprensibles, mantuvo nombres que estaban bajísimos domingo a domingo, no pasó de octavos de la Sudamericana y acertó poco en... todo. Es obvio que si no hubiera sido así, no lo habrían despedido con su equipo dando pena ante Belgrano en Córdoba.
Allí es donde vuelve al ruedo el hombre del cabello ralo, no lo confirmó Román de manera puntual, pero las páginas que ofician como "voceras" de la cocina xeneize anoche lo daban como seguro. Así con su gesto tipo esfinge, el hombre llamará como siempre a "seguir trabajando por el bien de Boca", dirá que "hay que sacar a Boca adelante", se bancará algún silbido y tal vez llegue al crucial choque por Copa Argentina de cuartos de final con el Lobo platense. Si el marcador allí vuelve a caer en contra, solo Dios puede saber cuál será la suerte del eterno amigo "tododesastre" de Riquelme...
El que arranca este lunes será el "tercer ciclo" de Mariano Herrón en Boca, donde habitualmente ha sido DT de la Reserva o ayudante de campo: en abril de 2023 dirigió el Barracas 0 - Boca 3, luego el 0-0 con Monagas, le ganó a Colón 2-1 y volvió en agosto en el empate con San Lorenzo 1-1, le ganó a Newell's 1-0 y perdió con Estudiantes 3-2.
Ahora lo esperan los flashes ante Argentinos Juniors el próximo domingo en la Bombonera, un ámbito que le tiene paciencia y rara vez lo ataca de manera directa, porque el hincha es el primero que sabe que "Herrón no tiene la culpa de nada". Es el iceberg de la crisis, hará lo que diga su amigo Riquelme y pondrá la cara por la crisis de otros. Saluden señores, Mariano Herrón está de vuelta.
HB