La incorporación de productos biológicos a la agricultura argentina crece a pasos agigantados y también el interés del productor de emplearlos dentro de un sistema de producción sustentable y que requiere un menor uso de químicos para fertilizar, potenciar la productividad y hacer un control efectivo de plagas. Sin embargo, especialistas admiten que el uso de estos productos pueden complementarse y suplementarse con el empleo de productos químicos, pero no suplirlos.
Así lo indicó en diálogo con el programa Nuestra Tierra, que se emite por radio Perfil, Federico Martin Elorza, coordinador Técnico Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe), quien aseguró que desde el sector se apreció que tanto los productos biológicos como los químicos “son totalmente complementarios: no vemos que vaya a haber un reemplazo de los biológicos por los químicos”.

“Sí hay un crecimiento de los insumos biológicos, y que en diez años puede llegar a ocupar un 30 o 40% del mercado, pero no va a haber un reemplazo firme. Si vemos en muchos casos que hay una complementariedad muy buena”, explicó Elorza, y agregó que “hay un desarrollo muy fuerte de los biológicos para el tratamiento de semillas”. En este sentido, agregó que “lo que vimos en el campo es que la cantidad de información que está buscando hoy el productor es muy grande porque quieren empezar a incorporar este tipo de productos”.
Sus efectos y modos de acción son muy variados. Pueden actuar mejorando la nutrición de las plantas mediante fijación de nitrógeno, solubilización de nutrientes como fósforo (P) o descomposición de residuos orgánicos (biofertilizantes), estimulando el crecimiento (bioestimulantes) o protegiendo al cultivo contra hongos, insectos, malezas y nematodos (biocontroladores).
Empleo de productos biológicos
Elorza aclaró que “las buenas prácticas son también para los productos de ciencia química como a los productos de ciencia biológica, ya que estos últimos no son inocuos, sino que tienen su toxicidad. Quizás son los de menor toxicidad de todos, pero hay que usarlos de manera responsable”.
Refirió también que “hoy los productos que existen en bioinsumos tienen una altísima especificidad y sirven para cuestiones específicas, en momentos específicos, con una eficiencia altísima”, y planteó además que “son diferentes” a los productos químicos. “La alta especificidad de estos productos hace que, si no entramos con nuestro bioinsumo en el momento adecuado para la plaga específica, no es tan eficaz”, aclaró.
“Hoy -dijo-, como estamos trabajando con organismos vivos, las formulaciones con las que vienen los productos, permiten que puedas tenerlo durante uno, dos o tres meses el producto en un estante, a temperatura ambiente, en un depósito y mantener vivos los microorganismos, que es quien termina haciendo el trabajo”.

Historia de los bioinsumos
Elorza recordó que “desde Casafe el empleo de bioinsumos lo venimos viendo desde hace cinco años, donde pudimos apreciar que había mucha demanda de información. Relevamos dentro de la cámara que había un porcentaje muy elevado de empresas que operaban dentro del mercado. Y allí vemos que las empresas de Casafe representaban un 80% del mercado local, con un crecimiento del 10 al 11% anual”.
Consideró que la evolución que exhibió el mercado de debió a “distintas cuestiones”, y fundamentalmente “la necesidad del productor de encontrar distintas herramientas frente a las problemáticas que tiene hoy, que tal vez con químicos no lo puede salvar, y allí tuvo la necesidad de buscar otros productos, como bioestimulantes o biofertilizantes, que prácticamente no se usaban”.
Allí, Elorza comentó que los bioestimulantes presentan una tasa de crecimiento de mercado que llega al 300%. Hecho que generó el interés de realizar dentro de Casafe varios programas de capacitación, con unas 300 jornadas realizadas, del que participaron unas 80 mil personas todos los años.
HM / Gi