dificultades

Divide: reinarás

. Foto: CEDOC PERFIL

Aún no he visto El Reino y me disculpo; urge saber qué es lo que Netflix propone para que nos inscribamos ficcionalmente en el mundo global de las ficciones por receta. Esta serie viene precedida, antecedida y acompasada por todo tipo de polémicas, lo cual la ubica en ese privilegiado lugar al que a veces (pocas) acceden las ficciones. Mi amigo Gabriel Guz, investigando en los subtítulos que la red ofrece para cada país, cada cultura, ha notado que una línea de diálogo de la serie, Da peronista, fue traducida al alemán como Wie Peronistisch, al italiano como É peronista, al francés como C’est du péronisme e incluso al rumano como E pentru peronisti. Sin embargo, en inglés la anotan como That’s for communists. Caramba.

Es un detalle muy irrelevante, pero da qué pensar. ¿Por qué en inglés el peronismo se explica (se traduce) en el comunismo, con la gracia que esto hará a uno y otro grupo político, y por qué esa misma explicación –que podría defenderse como básica para un público anglosajón poco interesado en los matices– no es necesaria para rumanos, griegos o israelíes? ¿Hay pueblos más cómodos, más inteligentes, más informados que otros? ¿Y quién traduce en nombre de esos pueblos?

La buena pésima noticia es que eso que creíamos un producto nacional, la famosa grieta, ocurre en simultáneo en todo el mundo, con pequeñas diferencias de fondo y un mismo motivo de base (fuertemente foucaultiana): divide y reinarás.

Sigo la polémica en torno a mi banda post punk alemana favorita, Einstürzende Neubauten. Han hecho un posteo llamando a vacunarse, con foto de banda bajo el hashtag #impfenschützt (que quiere decir “vacunados”, pero que contiene la idea de “protegidos mediante vacuna”) y, sin querer entrar en la polémica, dicen, “vacunarse es un gesto de solidaridad”, en principio para con los músicos que viven de tocar en presencia, y en segundo lugar (el orden de méritos está reñido) para con la humanidad toda. El debate que surgió es algo escalofriante. Sabíamos de los movimientos antivacunas en Europa, pero no de su petulante argumentación anclada en el cuasianalfabetismo. Dos grupos quieren convencerse mutuamente de dos certidumbres incompatibles; mientras que unos eligen (elegimos) los métodos prestados de las ciencias duras y también blandas (ciencias que no manejamos pero que sí manejan otros), el siguiente grupo, que aquí podría llamarse el de los libertarios y que en este debate alemán prefiere percibirse como el de escépticos, apenas sabe escribir en la lengua elegida. Son hilarantes las correcciones ortográficas que, siempre positivistas, sugiere el grupo de este lado de la grieta (de la Spaltung) para que el debate al menos resulte legible. Se leen cosas como Ihr seit Opfer, que, queriendo decir “ustedes son víctimas”, por un error muy común de ortografía causado por los homófonos seit y seid y la falta de lectura –que sanearía el error– termina por decir “ustedes desde víctimas”, que es, si no ya verdadero, al menos sí muy poético. 

Me sorprende (y no) ver que la grieta es la Spaltung y que los modos de control ciudadano ante cualquier tema que Natura proponga funcionan según un plan diseñado para el mundo entero y no sólo para nuestro pequeño gran país.

Otro asunto es acusar a una banda post punk de no contar con título de médicos, o despedirse como fans traicionados, que esperaban que la música antisistema no se aliara con el poder maligno de las farmacéuticas. Llaman libertad a elegir sobre el propio cuerpo, ignorando que Natura está eligiendo lo que se le canta por tu cuerpo y por el de tus vecinos y que las vacunas son tan experimentales como la música de Neubauten, o como las vacunas del sarampión y de la polio, que en otros momentos pueden haber sido igualmente cuestionadas. En suma: pese a que nos gustaría, cuesta encontrar argumentos bien escritos que defiendan la libertad de boicotear a las vacunas y al control de los rebaños o disipen otras dudas que legítimamente todos podemos tener aquí y ahora. Es como si la dificultad para expresarse por escrito fuera cómplice de una notable dificultad para pensar lo que es complejo.