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Economía y madurez política

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El “reperfilamiento” de Lacunza no solo fue un trending topic en el país; también catapultó al hashtag “#novuelvenmás” como TT a escala mundial. Foto: CEDOC PERFIL

Las transiciones de poder en Argentina son complicadas dada la tradicional volatilidad económica de nuestro país. Recordemos el pasaje de Videla a Viola, la asunción adelantada de Menem en 1989 y la traumática experiencia del fin de la Alianza en 2001. Este año no será la excepción, aunque es más sólida la situación.

En esta realidad compleja, el ganador de las elecciones primarias PASO, Alberto Fernández, no puede hablar como presidente, aunque todos lo miran a él. No es una transición clásica.  

Hacia principios de 2018 el Gobierno sorprendió con que no era viable endeudarnos, pero luego se estableció un programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y, recientemente, se llamó a un “reperfilamiento” de la deuda que sorprendió también.

El Poder Ejecutivo decidió “reperfilar” los vencimientos de deuda; hubiese sido mejor un control de cambios a los efectos de enfrentar los problemas de liquidez.

La reperfilación fue un sinceramiento, los plazos se fueron achicando. Se resguardan por el reperfilamiento más dólares que sirven para moderación del tipo de cambio y para devolver a ahorristas

Sorprende que después de haber recibido tantos recursos y soporte del FMI se haya llegado a esta situación. No obstante, es una característica de nuestro país relacionada con los déficits de consenso político e impericia en la gestión. Las dificultades económicas necesitan de acuerdos que atraviesen todos los signos políticos. Faltó al Gobierno un programa integral, da una sensación de cierta precariedad. Hay que reconocer el volumen político de Lacunza.

Alberto Fernández está generando señales confusas sobre su eventual gobierno, de ganar en las elecciones generales. Especialmente dada su historia en el kirchnerismo; tras sus declaraciones los mercados sobrerreaccionaron con saltos del tipo de cambio y aumentos en la prima de riesgo país.

Se dispone de dólares para enfrentar esta tensión financiera y cambiaria. La oposición desearía que el stock de reservas netas no se reduzca sustancialmente, como sucedió en el inicio de mandato de Menem.       

Argentina enfrenta una crisis de liquidez, no de solvencia. Viene de hacer un marcado ajuste externo, fiscal, de precios relativos e institucional.

Toda esta situación afecta al sector real vía el canal de tasa de interés sumado a la desconfianza. El presidente Macri llegará a las elecciones con una economía más recesiva que la de las elecciones PASO del 12 de agosto pasado.  Una vez más, no se dará un mejor segundo semestre.

El gran interrogante en 2020 es si Cristina Fernández se hará cargo de la economía. Si se genera un retorno a ese enfoque es probable comenzar otra década perdida como la que finaliza en diciembre. En cambio, si Alberto Fernández fuese el responsable de la gestión económica con una figura como Redrado o Nielsen, se tendrá una mejor previsibilidad. No se dispone de billetera para hacer nuevamente populismo, y queda poco margen de maniobra. Cristina no cambió de propósitos, sí de táctica, y con buenos resultados en la elección

Es esperable que, a partir del próximo 11 de diciembre, el peronismo gestione un acuerdo sistémico de precios y salarios como lo sucedido en la gestión Cámpora-Gelbard de 1973, acompañado con un impulso al consumo, cierto grado de control de capitales sin cepo cambiario, retenciones a las exportaciones y mayor protección comercial.

El gobierno actual debe terminar bien. No le conviene a la gestión entrante un dólar que siga creciendo. Según las estimaciones de Marina Dal Poggetto, con PASO adversas a Macri el dólar se situaría en 70 pesos. En 2020, con ese dólar la economía seguirá en recesión.

El fantasma asociado a que desde el presidente Alvear un gobierno no peronista no finaliza su mandato está presente. Es clave afianzar la institucionalidad, idealmente el canal del diálogo es esperable. Alberto Fernández moderado y constructivo, es necesario. El alto poder de creación de incendios que ya demostró poseer con las declaraciones sobre las Leliq, el rol del FMI y otros temas equivalentes es preocupante.    

*Director del Area de Economía del IAE Business School.