RÉPLICA

El verdadero alcance de la accesibilidad

Un artículo publicado en Perfil incluye un conjunto de errores, omisiones e imprecisiones respecto de un proyecto de consultoría realizado por BE4 Advisors, en el marco de las supuestas irregularidades en ANDIS.

Sergio Berensztein Foto: Cedoc/Perfil

El domingo 24 pasado, Pablo Varela publicó en Perfil un artículo sobre supuestas irregularidades en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) que incluye un conjunto de errores, omisiones e imprecisiones respecto de un proyecto de consultoría realizado por BE4 Advisors, empresa de la que soy el principal accionista.

En primer lugar, vale la pena aprovechar la visibilidad que está adquiriendo este escándalo en torno a ANDIS para enfatizar que la cuestión de la accesibilidad es de creciente importancia en las sociedades contemporáneas, sobre todo por el envejecimiento poblacional: al aumentar la proporción de adultos mayores en el conjunto de la población —gracias a los avances en la medicina y de la conciencia sobre la alimentación y la actividad física— se multiplican exponencialmente las demandas de bienes públicos.

Además, gracias a nuevas investigaciones y a experiencias de integración en instituciones educativas y en el mercado laboral, ha mejorado notablemente la comprensión en torno a problemas de salud mental, especialmente relacionados con la neurodiversidad. Esto plantea nuevos desafíos tanto para el sector público como para el privado.

Asimismo, los problemas de accesibilidad también se incrementan en sociedades que atraviesan situaciones extremas de violencia, ya sea por conflictos internos (de naturaleza étnica, religiosa o política), externos (guerras convencionales o híbridas), así como vinculados a redes globales o regionales de crimen organizado. En consecuencia, la accesibilidad se ha convertido en un tema de creciente relevancia, sin que hasta ahora se hayan logrado respuestas proporcionalmente adecuadas.

Desde BE4 Advisors aspiramos a contribuir no solo al debate sobre estas cuestiones, sino sobre todo al diseño e implementación de soluciones prácticas y probadas para responder a la creciente demanda en materia de accesibilidad. Esta es, además, una cuestión que debe encararse con una perspectiva interdisciplinaria, pues impacta en todos los aspectos de la vida humana.

El comienzo de un fin

Esto se puede resumir en tres grandes dimensiones de la accesibilidad:

  1. Accesibilidad edilicia: que el entorno construido y no construido (calles, veredas, edificios, transporte, espacios públicos) esté preparado para todas las personas y todos los tipos de discapacidad (visual, auditiva, cognitiva, motriz, emocional y adultos mayores).
  2. Accesibilidad en los servicios: la llamada “rampa humana”, que brinda a quienes interactúan con personas con discapacidad el conocimiento, la técnica y la capacidad de generar una atención inclusiva, respetuosa y efectiva.
  3. Accesibilidad digital y web: garantizar que existan páginas web accesibles, que permitan a todas las personas utilizar la información y los servicios en línea en igualdad de condiciones.

A esto debe sumarse un principio fundamental: cuando hablamos de accesibilidad universal, no hablamos solo de personas con discapacidad. En el futuro, toda la población en general necesitará entornos accesibles, ya sea por la edad, lesiones temporales o situaciones de la vida cotidiana.

En este contexto, el proyecto que venimos realizando para ANDIS contempla diversos objetivos. Por un lado, programas de “capacitación para capacitadores” en materia de accesibilidad, para entrenar a quienes tendrán la responsabilidad de diseminar el contenido curricular diseñado junto al BID (que financia esta iniciativa) y con entes nacionales y provinciales.

El proyecto también incluye el desarrollo de herramientas tecnológicas para administrar y controlar estos programas, con sistemas de seguimiento, evaluación y certificación de participantes. Además, se creó un sistema tecnológico de reporte urbano para resolver con prioridad problemas edilicios como rampas dañadas. Finalmente, se elaboraron protocolos específicos (por ejemplo, para espectáculos masivos o para las fuerzas de seguridad) y programas de capacitación complementarios.

La factura publicada por Perfil hasta ahora no fue abonada 

Lamentablemente, el artículo de referencia sólo menciona los cursos desarrollados. Peor aún, ignora su alcance, impacto e importancia. Los programas estuvieron basados en un desarrollo curricular actualizado y riguroso, en línea con estándares internacionales, y de ninguna manera se redujeron a experiencias personales de capacitadores.

En total, se llevaron a cabo más de 15 jornadas presenciales, organizadas en módulos teóricos y talleres experimentales. Se abordó la introducción a la accesibilidad universal utilizando el modelo de “rampa humana”, reconocido como caso de estudio internacional, y se exploraron todos los tipos de discapacidad: auditiva, visual, motriz, cognitiva, emocional y adultos mayores.

Tanto en Tucumán como en San Luis, los equipos locales entrenados valoraron lo aprendido y lo están aplicando en nuevos esfuerzos a nivel local.

Las manos en el fuego de la coima

Cabe aclarar, además, que la factura mencionada en el artículo hasta ahora no fue abonada. Nosotros nos hicimos cargo de todos los gastos administrativos y de logística, incluyendo las retenciones impositivas y el IVA.

Quiero agradecer el espacio y la oportunidad que me brinda Perfil para hacer estas correcciones y aclaraciones. Soy lector y fui columnista de este medio, que respeto y valoro muchísimo.

Más aún, ofrezco de forma gratuita un curso inicial sobre accesibilidad para integrantes de la Editorial Perfil. Espero que Pablo Varela sea uno de ellos y, de ese modo, pueda finalmente obtener una visión mucho más completa y precisa de las actividades que realizamos.