Cuestión de aire

¡Hagan algo!

Diario. Vemos venhículos combustionando mal, tirando humo negro. Foto: xinhua

Antes, lo primero que uno hacía cuando se levantaba era abrir la ventana y respirar el aire puro de la mañana. Ya no se puede hacer. Hoy el aire de la Ciudad es irrespirable y está contaminado. Sus niveles de contaminación hacen que AQI (sistema de medición de Estados Unidos) lo califique como “no saludable”. Respirar aire “no saludable” es como beber a diario agua contaminada. Con una diferencia: uno puede dejar de beber (agua contaminada), pero uno no puede dejar de respirar.

Hoy salimos a la calle y los camiones y autos contaminan de tal modo que no se puede transitar libremente. Nos tiran el humo en la cara, lo mismo que las obras que cortan azulejos o baldosas. Es más sano ir en auto que a pie, porque el aire en la calle ya no es respirable.

La calidad del aire en Buenos Aires fue “no saludable” según todos los indicadores en varios tramos de abril. Esto es un fenómeno de salud pública urgente. Más que un bache: es el aire que respiramos y que respiran nuestros hijos lo que está sucio, contaminado. No hay controles. Las obras de construcción tiran a diario el polvo sin cortinas sobre los autos y paseantes. Los autos están muchos mal mantenidos, vemos a diario camiones muy viejos, en muy mal estado, combustionando mal, tirando humo negro en la calle, en la cara de la gente. Nadie hace nada. No hay control.

Madrid, Berlín, Nueva York, tiene AQI entre 25 y 50: “bueno”. Buenos Aires tuvo esta semana un registro AQI en Belgrano, de 148, en Recoleta y Palermo, de 147, “no saludable”. Es el mismo número de Nueva Delhi.

El aire que respiramos es “no saludable” y nadie hace nada. Es como muchas otras cuestiones, algo “difícil de ver”, no perceptible, pero urgente. Respirar aire sucio es tan malo como beber agua contaminada. Los autos rotos, los motores gastados, la nafta de mala calidad, la falta de controles urbanos, hacen que la calle se esté volviendo irrespirable. La pésima calidad del aire de Buenos Aires no es el común denominador: Córdoba tenía en el mismo instante 42 (Bueno) y Mar del Plata 30 (Bueno). Es el aire de “buenos” aires el que está más contaminado con partículas PM2.5, derivadas principalmente del tráfico de autos y las obras en construcción sin control, tanto como de incendios forestales o polvo desértico, que Buenos Aires no tiene. Es el descontrol vehicular el que causa la concentración tóxica del aire de “buenos” aires.

Diversos estudios muestran que la mala calidad del aire influye en muchas enfermedades, sobre todo cardíacas. No es un juego. Cuidar el aire es cuidar la salud de los porteños. Es hacer de “buenos” aires una realidad. Hoy Buenos Aires es una contradicción desde el nombre. El peronismo porteño no puede ser un juego de cambiar colores. El peronismo y el FMI no pueden ir de la mano. Santoro votó el acuerdo del FMI, levantó la mano, como Lousteau levantó discretamente la mano, para subirse la dieta de senador. Ninguno de los dos nos representa. Cambiar las caras de la política en serio para cambiar el “aire” de verdad. Si la calidad del aire que respiramos es “no saludable”, es como tomar agua contaminada todos los días. ¡Hagan algo!

La gente cortando azulejos en la calle, sin recaudo alguno, muestran lo lejos que estamos de ser una ciudad limpia o “verde”. Un shopping de Recoleta (donde estaba el viejo Buenos Aires Design, ¡OH!) se promociona diciendo “un lugar donde vas a poder pasear, comprar y respirar”. Hay que caminar adentro del shopping para poder respirar, en la calle no se puede estar. No se puede respirar. Tal vez este es el objetivo: que el espacio público desaparezca.

*Director Instituto Latinoamericano de Criminología y Desarrollo Social.