guías

Reino del psicoanálisis

. Foto: Cedoc Perfil

De visita en cualquier lugar que no sea el propio, es difícil resistir la tentación de lanzar sentencias apuradas sobre lo que vemos. Sin distinguir demasiado entre gente de las ciudades y gente del interior, ni conocer en profundidad casi nada, ni manejar al dedillo ningún código interno, teorizamos sobre algo que tiene mucho de enigma. 

Aunque hace varios años que vengo a Francia a pasar algunos meses, las bases endebles sobre las que monto la especulación acerca de lo que me rodea no se fortalecieron del todo. Observaciones probablemente inexactas por depender más de la experiencia fragmentaria, que de la que sostiene alguien que vive acá, y por arrastrar algunos prejuicios disfrazados de intuiciones, aparecen en cada lugar al que asisto. 

Solamente en la última semana llegué a decir “Los franceses son demasiado franceses” y “En el fondo son monárquicos” mientras me encontraba en un hermoso pueblito medieval a unos cien kilómetros de París, y “Los franceses están totalmente norteamericanizados” y “Están obsesionados con ser modernos” en la vernissage de la feria Drawing Now, sin avergonzarme por la evidente falta de rigor antropológico. Y así con casi todo. Una tarde me fasciné con la civilidad de una marcha organizada por la CGT, para escandalizarme a la noche por la violencia suscitada en la misma marcha, al verla por televisión. Juicios hechos a partir de las superficies y las máscaras que muestra un ámbito ajeno en el que se está momentáneamente incluido. 

A la inversa, la cuestión es más interesante. En una mesa de saldos, di con Le Routard, una guía para turistas franceses que quieren viajar a Argentina, editada en 2016 por Hachette; 450 páginas dedicadas a informar sobre nuestra geografía, costumbres, gustos e historia, similar a esos espejos deformantes que engordan, adelgazan, estiran o achaparran, devolviéndonos una versión inesperada de nosotros mismos. 

“Cómo nos ven en el exterior” dicen frecuentemente algunos exponentes de nuestra política, quizás haciéndose eco de la preocupación de algunos sectores por el qué dirán. Tal vez Le Routard sea la lectura ideal para ellos, porque constata que lo que digan nunca será del todo mentira, ni del todo verdad, de modo que es inútil preocuparse. 

Como el espacio es limitado, rescato solo una de las tantas generalizaciones escritas allí, entre fotos de La Boca, el Cerro Catedral y Purmamarca, que, creo, prueba el punto de este texto, además de darle un lindo final: “La Argentina es el reino del psicoanálisis: inmigrantes y, por lo tanto, habiendo conocido el desarraigo y el exilio, los argentinos son a menudo melancólicos; cultivan una nostalgia que se encuentra presente en el tango. En Buenos Aires, una parte del barrio de Palermo concentra tantos psicoanalistas como para haber sido apodada Villa Freud”. 

Sólo nosotros sabemos si afirmaciones como éstas nos engordan, adelgazan, nos hacen más altos, más bajos o dan en la tecla reflejándonos tal cual somos.